La actriz habló del compromiso del Colectivo de Actrices Argentinas con Thelma Fardin y recordó las "situaciones de malos tratos y violencia" de parte del actor hacia ella.
–Abro link con la que es, desde hace unos días, una gran novedad: el pedido de captura internacional de Darthés.
–¡No pensé que podría pasar! Todas (el Colectivo de Actrices Argentinas) sabíamos que teníamos las estadísticas en contra. Pero en Nicaragua investigaron el caso con pruebas clave, porque sé que Thelma (Fardin) se sometió a muchos más tests de los que contó públicamente. Fue un paso enorme, que sienta precedente en cuestiones de desnaturalización, aunque también somos conscientes de que sólo uno de cada cien casos recibe condena.
Respecto de cierta sensación de triunfo, Griselda dice: “Nosotras fuimos la parte popular de la visualización del caso, en un tramo del largo camino que muchas feministas hacen en silencio desde añares”. De todos modos, reconoce el “orgullo por la fuerza, por la unión que mantuvimos, la reflexión que planteamos y la responsabilidad que pedimos, aspirando al gran cambio cultural”. Y subraya “responsabilidad” al señalar que muchas veces la comunicación masiva confunde. “Hablábamos de un hombre de 46 años que violó a una menor de edad. Y tal vez se iguala al caso de un adolescente que le robó un beso a su compañera de curso en alguna secundaria. Debemos ser responsables de hacer la diferencia, de no demonizar ni perseguir. Porque eso es peligroso”.
El compromiso de Griselda con la causa de Thelma fue visceral. “Compartimos camarín durante todo 2006 (en Sos mi vida, eltrece), un año antes de Patito Feo (eltrece, 2007). Era una niña”, cuenta. “Me conmovió íntimamente, porque todo se dio en el mismo ámbito diario de las dos, y con la persona con la que yo había tenido serias situaciones de malos tratos y violencia, sin saber que además sería un violador”.
–¿A qué te referís precisamente con situaciones de malos tratos y violencia?
–Se trataba de mi primer protagónico. Tenía 28 años y venía del teatro: no era una “chica de tele”. Le molestaba mi modo de trabajar, de hacer humor. Quería que fuese más de telenovela. Eran pavadas, pero me gritaba violentamente. Claramente era abuso de poder. Al principio me defendí dejando de hablarle. Pero el corrillo interno fue que le hacía “desplantes”: “Ahí viene la conflictiva”; “¡Uff, esta loca es una intratable!”. Cuando en realidad yo estaba sufriendo, porque no tenía quién me escuchase o pudiese entenderme.
–¿Ni siquiera los productores?
–Estaban de su lado y el destrato, muy naturalizado. Tomé una actitud combativa: “¿Me maltratás? Yo te declaro la guerra”. Y eso me perjudicó: seguiría siendo la “desquiciada”. Llegó un punto en el que tuve que volver a saludarlo, porque ya estaba cansada del “ay, vos también... siempre diciendo que es violento, ¡qué pesada!”. Tanto que hasta comencé a dudar: “¿Seré yo?”. Cuando se expuso el caso de Thelma, muchas personas de aquel equipo me llamaron, de alguna forma para disculparse por haber pensado así de mí. Yo me corrí, salí de plano. Creyendo que era yo quien estaba en peligro si iba a la gira (de Patito Feo, durante la que ocurrió la violación a Fardin). Y nunca creí que serían los chicos...
–En el tiempo que trabajaron juntos, ¿nunca detectaste intentos de abuso sexual?
–No. Pero mucho después, analizando el tema con profesionales, me di cuenta de que, de algún modo, la violencia era sexual. Tal vez mi negativa inicial detonó sus malos tratos. No había forma de parar su agresividad. Hasta que una vez, un chico con quien salía entró al set y lo increpó. Le puso el cuerpo y él se cagó todo. No le quedó otra. Hizo falta la intervención de un hombre para que se calmase.
Fotos: Gabriel Machado.