Gastón Cocchiarale señala que tras poco más de una década y con una carrera artística "un poco más sólida" al fin se pudo hacer con los derechos de La Fiaca de Ricardo Talesnik, y que, hoy, junto a Lisandro Fiks presentan la versión libre de la obra: La gran renuncia.
"La trama original toca una temática con la que cualquiera se puede identificar, que son estas pocas ganas de ir a trabajar. Tenía 18-19 años cuando la leí y muy atrevidamente le pedí los derechos a Gustavo Talesnik, y con mucha lógica él me dijo que no me los iba a dar", le revela a GENTE el actor de 31 años, quien a su vez justifica la negativa: "Era una de sus grandes obras y no se la quería dar a un actor amateur. Era entendible".
En cuanto a la génesis de su nuevo proyecto, Cocchiarale, conocido por haber trabajado en cine en El Clan o en televisión en ATAV, comenta esta idea de trasladar el no querer trabajar a no querer atender más el teléfono, surge debido a que hoy el mundo laboral está muy intervenido por la tecnología, por el teléfono, el mail, la compu y el home office.
Tras ser consultado sobre si él podría aplicar tal "revolución" en su vida, el joven actor y productor que viene de compartir trabajos con eminencias actorales como lo son Robert De Niro, Luis Brandoni o Guillermo Francella, remarca que no podría renunciar al teléfono o permanecer desconectado por más de un par de horas.
"Creo que en mi caso yo sería un desastre. Al ser artista no me lo puedo permitir, uno trabaja demasiado con las redes. El teléfono es una herramienta maravillosa porque te permite acortar tiempos y darle un ritmo a la producción o generación de cosas que de otra manera sería más difícil", argumenta el protagonista y productor de la obra que se puede ver cada viernes a las 22 en la cartelera de El Picadero.
Asimismo, aclara que no quiere "demonizar" la tecnología pero que tampoco busca "endiosarla", que el tema es el "mal uso" que le damos a estas herramientas que brinda la tecnología.
-Si bien es una versión libre de “La Fiaca” de Talesnik, pero respetando el espíritu original, en qué aspectos modernizan la trama.
-Bueno, este tipo que se despertaba a la mañana y lo primero que decía es: ‘No tengo ganas de ir a trabajar’. Y cuando le preguntan por qué, él decía: ‘Porque tengo fiaca’. Y nadie lo entendía. En esta versión de Lisandro Fiks, lo llevó a esto del home office, los horarios que no hay horarios, la demanda laboral permanente a través de la tecnología.
-¿Existe para un artista la fiaca para ir a trabajar?
-Para mí la fiaca no existe en el teatro. De hecho es un problema porque dedico mucho tiempo en el trabajo. Me apasiona mucho y descuido mi tiempo personal de ocio. No encuentro esa línea de diferenciar trabajo y el placer o el hobbie.
-¿Cómo es un día desconectado del trabajo para vos? ¿Llegás a desconectar del todo?
-La verdad que del todo nunca (risas). En este momento estoy en un bar tomando un café y ya estoy viendo una mesa donde veo una situación que podría ser una obra. Igual, cuando trato de desconectar me gusta mucho leer, ir a comer con amigos o mi novia, agarrar el auto e irme al campo...
¿Qué contradicciones ves en la utilidad que presentan hoy estas herramientas que nos mantienen conectados?
-Por una parte, gracias al desarrollo de internet, sus herramientas permiten estar cerca de todo tipo de contenido, estar cerca de nuestros afectos. Sin embargo, el tema está en el mal uso que le damos. Porque así como nos acerca cosas o a personas que queremos, a su vez, nos aleja de ellas o de la realidad. Estás pero no estás, es una contradicción muy linda.
-¿Cómo surge esta idea de convocar a Luís Brandoni a tu obra? ¿Cómo es tu relación con él?
-Primero que nos parecía interesante mostrar este lado positiva de la tecnología que te comentaba. Por lo que surge esta idea de hacer una escena virtual en el que el abuelo del personaje podía ser el protagonista. Yo en ese entonces estaba filmando una serie con Luis Brandoni y Robert De Niro -Nada-, que estrena a fin de año, y pegué muy buena onda con Beto. Nos llevamos muy bien en el rodaje. Los dos somos hombres de teatro y en los baches que habían entre cada toma nos poníamos a hablar de teatro. Él es una persona que yo admiro y respeto por toda su vocación y por el amor que tiene por el oficio. Le comenté de este proyecto, nos juntamos a tomar varios cafés cerca de su casa y le mostré la nueva versión de la obra y después me dijó que sí. Ensayamos un par de veces y filmamos su participación. Ya en la obra yo me adapto al video y a los tiempos, y a esa virtualidad.
-Me comentabas que venís de compartir set con Robert de Niro y Luis Brandoni. ¿Cómo es filmar con ídolos o referentes que admirás?
-Bueno, en cuanto a De Niro, la verdad no tuve tanto diálogo con él, ni me tomé un café. Simplemente me crucé en una escena filmando y me pareció muy agradable, muy tranquilo, relajado y ni hablar de su profesionalismo. La verdad que es un lujo y ni hablar de lo soñado que fue compartir escena con él, al igual que con Beto Brandoni. A quien siempre fui a ver al teatro y todos sus trabajos. Igual te digo que me parecía como utópico poder trabajar con ellos. Personas con quien crecí viendo sus películas o grandes actores de los que mis maestros me hablaban.
-Trabajaste con otro grande como lo es Guillermo Francella en 'El encargado', serie que está por sacar su tercera temporada. ¿Tenés algún otro ídolo o referente con el que te gustaría trabajar?
-Sí. Arrancamos a filmar la tercera temporada de 'El encargado' a finales de septiembre. También me gustaría mucho trabajar con Ricardo Darín, Leo Sbaraglia, Natalia Oreiro, hay un montón de artistas argentinos que estimula como actor y dan deseos. Que me dirija Damián Szifron por ejemplo.
-Hay alguna historia que te gustaría traer y reversionarla o alguna temática que te gustaría tocar?
-Tengo muchas ganas de ser mi propio productor. De poder producir mis series, mis películas, mis obras. Generar los contenidos que quiero hacer. Obviamente que estoy abierto a recibir los llamados y propuestas de otros directores, pero estoy muy enfocado en esto de encontrar un nicho creativo. Series y obras tengo miles que me gustaría hacer. Asimismo tengo mi escuela de teatro que tiene como 180 alumnos y ahí también realizamos cosas, teatro independiente. Me gusta generar equipos y lugares donde la gente pueda animarse a hacer y la autogestión. Es un mundo que me atrae.
-En un momento difícil para la ficción o la industria del entretenimiento ¿Cómo te atraviesa esta nueva vuelta de la obra? ¿Cómo ves el panorama desde tu lado como productor?
-Es un panorama muy difícil. 'La gran renuncia la estoy produciendo con mis ahorros. Arranqué a producirla con un dólar a 500 pesos y ahora a 750. Es muy difícil la coyuntura política y económica que están atravesando todos los sectores, especialmente las industrias culturales. Si bien se está haciendo mucho teatro, la industria audiovisual está muerta. Hay muy pocos rodajes y filmaciones.
-¿Qué te llama más: hacer teatro o ficción?
-Sin duda el teatro. El teatro me enamora, me estimula un montón. Sobretodo porque es como el hábito del actor, es un lugar donde la historia arranca y termina esa noche, está la gente en vivo, hay una repercusión inmediata con el público. Hay algo muy cálido. El cine o la ficción también tiene su encanto pero es más frío, más técnico.
-¿Es verdad eso que dicen de que un actor siempre siente nervios antes de salir a función?
-Obviamente nervios se tiene, porque es un trabajo de mucha exposición, así que nervios hay siempre, pero a mí me genera también una cosa de fiesta. Para mí actuar es fiesta, es una alegría, una celebración, y por lo general eso siempre le gana a los nervios. Porque nervioso estoy siempre, soy muy intenso.
-En un mundo donde siempre algo pasa y que los problemas nunca faltan. ¿cómo haces para abstraerte de todo eso antes de salir a escena?
-No soy de cábalas. Me gusta llegar temprano, charlar con mis compañeros, tomar un café o unos mates, pasar letra. Generar un ambiente como de calma y abstraerme de mis quilombos personales y todo lo externo.
Agradecemos a Tommy Pashkus