En enero de 2020, cuando la relación ya marchaba por buen camino, el músico sacó a relucir su romanticismo de una forma y en un lugar muy especial.
Mientras su compromiso se multiplica en las redes sociales como flores en primavera y Ricky Montaner (29) y Stefi Roitman (26) siguen emocionándose una y otra vez en cada repetición que recrea uno de los momentos más trascendentes de su breve vida juntos, un joven recuerdo que le contaron a GENTE revive la primera declaración de amor entre el músico y la modelo.
Sucedió a la antigua, de noche y en las calles de Miami, La Florida. El caballero y la dama iban paseando y escuchando música a todo volumen en el Chevrolet Corvette Stingray 1971 convertible: un auto deportivo producido entre 1967 y 1982 por Chevrolet, que hoy uno de los dos integrantes del dúo pop del momento en Latinoamérica conserva como su joyita.
Lo cierto es que dentro de él, entre chistes, caricias y anécdotas, de repente Ricky se puso serio, enfocó sus ojos y le preguntó: “Stef, ¿quieres ser mi novia?”, y no hubo más que decir. “El amor ya fluía”, aceptaban. Aquel lunes 13 de enero de 2020 “le dimos inicio formal a una relación que ya era tal. Pasa que yo necesitaba preguntárselo”, explicaba Ricardo Andrés Montaner.
“En realidad le pusimos fecha a un proceso que habíamos iniciado en julio de 2019, el día que él me mandó por Instagram un corazoncito y yo le contesté con una carita feliz”, detalló Stefanía Roitman, iniciando un relato de a dos tan espontáneo y abarcativo que no requerirá la intervención del periodista.
“El puntapié inicial”, rebobinaba Ricky, “lo dio mi hermano Mau, quien me había mandado unas fotos de Stef, apuntándome: ‘Man, ¡observa qué guapa!’. Entonces a ella le escribí desde la cuenta de Mau y Ricky… ¡para que me contestara!”. Pronto, en el relato,tomaba la posta Roitman: “…Y lo consiguió. Si bien conocía los temas que cantaban y hasta bailaba en los boliches sus éxitos La boca o Desconocidos, me puse a buscar sobre Mau y Ricky. ‘¿Son mellizos?’, ‘¿Ricky será el soltero?’”.
Continuó Montaner: “En octubre viajamos a Buenos Aires para presentarnos dos fechas en Niceto. La invité. Fue con una amiga y tras el recital le vino el hambre y decidieron irse a comer. Al día siguiente, un viernes, aceptó acompañarnos en una reunión de amigos posterior al segundo concierto, en un boliche. Como por los problemas sociales en Chile se había cancelado el show del sábado bajé el boleto de avión, me quedé, nos fuimos de joda y nos conocimos más. Algo fuerte había prendido entre nosotros”.
“A partir de allí –compartió detalles Stefi– comenzamos a llamarnos vía WhatsApp, videoconferencia, nota de voz, al punto de extrañarnos las horas en que no nos comunicábamos. Iba creciendo un vínculo. En diciembre empezamos a encontrarnos en tres, cuatro días libres que íbamos teniendo, y conocimos a nuestras familias”.
“Hasta que, a fines de 2019, cuando se vino a pasar la Navidad con mi gente en nuestra casa de Samaná, República Dominicana, la relación en cierta forma se confirmó”, admitía Ricky. “Sin embargo, aunque pronto compartimos mi departamento en la zona de Wynwood, yo debía preguntarle si quería ser mi novia”, detalló, volviendo al inicio de la anécdota.
“Y yo necesitaba contestarle que sí”, completaba Stefi el círculo iniciado en aquel vehículo de casi medio siglo de antigüedad.
Fotos: Archivo Grupo Atlántida.
Agradecemos a Armando Lozano (ZZinc Group), Mariela Croci (The Sello), Sony Music Argentina y Guadalupe Casigno.