Una pasión que lo acompaña desde niño, un deseo postergado en pandemia, la ilusión por explorar un mundo desconocido y su enorme vocación por la música son quizá las cuatro premisas que por estas horas concluyen en el viaje soñado que Ramiro Bueno, el hijo del Potro Rodrigo, hizo a Japón con amigos.
En diálogo con Revista GENTE desde el otro lado del mundo, y con una diferencia horaria de medio día, el joven cordobés que aspira seguir los pasos de su padre, aunque no el cuarteto, recuerda cómo nació su interés por la cultura japonesa que lo llevó a emprender esta travesía.
-¿Cómo surgió el viaje?
-Iba a viajar en 2020 por los Juegos Olímpicos de Tokio a hacer coberturas ya que en esa época también estaba metido en mi carrera de periodista deportivo pero lastimosamente no se pudo dar por la pandemia… pasaron los años y finalmente este año pudimos viajar con mis amigos.
-Sin las coberturas, ¿qué cosas tuvieron en cuenta a la hora de reprogramar este viaje?
-Al no tener un evento deportivo masivo como tal, ahora el viaje además de ser unas vacaciones también lo utilizo para conocer más la cultura japonesa que desde niño amo tanto. De pequeño me hicieron bullying y uno de los motivos era por mi gusto hacia el animé. Y ahora que estoy bien con mi carrera musical y próximo a estrenar dos temas nuevos, me traje una grabadora vieja que me regaló mi tío Pablo (hermano de su madre) en la que guardo momentos para después llegar a Buenos Aires y editar mis videos.
-Todo muy bien pensado.
-Y todo trabajo autogestionado: grabación y edición de videos. Ojo, tampoco me pierdo la parte de seguir disfrutando y conociendo el país.
-Imagino que deber ser un flash conocer una cultura tan distinta.
-Sin dudas. Además es la primera vez que voy a pasar el cumpleaños de mi viejo estando lejos de mi casa… y mirá, me paso algo muy loco: ayer (por este miércoles) por la mañana hablé con un colega rapero y estamos próximos a confirmar ¡mi primera presentación en Córdoba! Muy loco todo… sobre todo porque del otro lado del mundo sigo haciendo llamadas y hablando con amigos para volver a trabajar con la música ni bien vuelva a Argentina.
-¿Tenés muchos proyectos en marcha?
-Tengo ya programados dos shows para junio en Buenos Aires y este tercero que cerré ahora en Córdoba, creo que para julio. Todo se dio estando en Japón y estoy seguro que lo de Córdoba tiene que ver con ese loco lindo que me cuida desde el cielo. Así que es un viaje muy especial para mí, por descanso, por compartir con mis amigos con quienes comparto el mismo fanatismo por la cultura japonesa, por trabajar para mis próximos videos, por mi inspiración y por todo lo que se viene.
Este viaje a Japón representa para Ramiro un cúmulo de sueños realizados que hasta hace no mucho él creía muy difícil de alcanzar. “Y lo más reconfortante de todo es que lo pude lograr gracias a mi trabajo de administrativo de lunes a viernes sumado a lo que pude ir ganando con mi música”, sostiene orgulloso del camino recorrido.
“Cuando las cosas nacen del sudor de uno siempre tienen un gusto muy especial. De hecho, tengo que volver a Buenos Aires porque se me terminan las vacaciones de la oficina, si no, me quedaría un tiempo más”, concluye entre risas el hijo de uno de los máximos ídolos del cuarteto, el heredero del recordadísimo Potro Cordobés.