El matrimonio de Axel y Delfina Lauría llegó a su fin tras dieciséis años compartidos, tiempo en el que formaron una familia y hasta se mudaron a Traslasierra, en Córdoba, persiguiendo un estilo de vida más sustentable para ellos y sus cuatro hijos: Águeda (14), Aurelia (11), Fermín (9) y Gregorio (4).
Tras este hecho bisagra en su vida, el artista se pone reflexivo y le asegura a GENTE que sigue amando a la madre de sus hijos, pero "ya no como novios", como le supo explicar a su segunda hija más grande.
Sobre esa línea, el cantante argentino también habló de cómo transita él y sus hijos este radical cambio en la dinámica familiar a la que estaban acostumbrados: "Es difícil de comprender, y también es doloroso".
-¿Cómo es la dinámica con Delfi ahora que están divorciados?
-Delfi es una gran madre, muy presente y abrazadora de sus hijos. Ella viene de una familia cuyo papá era manager, por lo que se acostumbró a ver a una madre que acompañaba y seguía al padre. En ese sentido, ella continúa siendo funcional a mi laburo, yo proveo el cien por ciento de todo lo que necesitan y Delfi sigue siendo una mamá funcional para la familia.
-¿Se dividen los días para estar con los chicos?
-Cuando voy a Córdoba, nos dividimos. Si estoy de gira, se quedan con ella.
-¿Seguís creyendo en el amor para toda la vida o cambió tu percepción?
-Cualquier persona que se enamora y comienza un proyecto serio piensa que es para toda la vida, sino para qué empezarlo.
Sigo sintiendo mucho amor por Delfi. Eso es lo más difícil de comprender" (Axel sobre su estado anímico y cómo transita la separación)
-¿Qué pensás del desamor?
-Creo que somos seres humanos, individuos, independientes, y que la vida, como dice mi tema Te voy a amar, repite aquello de "cada día yo te vuelvo a elegir". Hasta que por ahí un día quizá no se elige a la otra persona. Veo muchos blogs de gente que dice que el amor es una construcción del día a día, y eso me cuesta creerlo. Creo que no se puede construir amor, un sentimiento. No creo que se pueda forzar: el amor se siente o no se siente. Igual, ojo, yo sigo sintiendo mucho amor por Delfi, y capaz eso es lo más difícil de comprender.
-¿Y cómo se lo explicaron a sus hijos?
-Bueno, mi hija Aurelia un día me preguntó de qué se había perdido. Porque en dieciséis años nunca habíamos tenido una pelea con Delfi y de repente nos separábamos. Pero bueno, en la vida adulta uno habita cosas que los niños no tienen porque enterarse.
-¿Qué le dijiste?
-Que el amor sigue estando pero hoy no alcanza para que con su mamá seamos novios o compartamos un techo. Que familia vamos a ser toda la vida, que eso no va a cambiar: es lo que más le preocupa a los niños.
-¿Y cómo transitás vos ese proceso de asimilación?
-Es triste cuando te separás desde el amor, porque no fue que te separaste porque te hicieron algo. Eso no existió de parte de ninguno de los dos. De hecho, en principio nosotros nos reíamos, porque decidimos encarar este ejercicio un par de meses para ver qué nos pasaba, y de repente nos dimos cuenta de que ambos no estábamos tan felices en la relación. Y ahí nos dimos cuenta de que capaz estábamos subidos a la vorágine de tener cuatro hijos, que las vacaciones y que la familia, sin detenernos a sentir o analizar nuestros sentimientos. Es difícil de comprender, y también es doloroso.
Estamos en el proceso de aprender sobre esta dinámica de ser una familia en dos casas" (Axel sobre cómo transitan sus hijos la separación)
-¿Creés que lo movilizante de la pandemia tuvo que ver con el distanciamiento que decidieron tomarse?
-Lo loco fue que la pandemia resultó buenísima. A diferencia de otras parejas, nosotros nos llevamos recontra bien. En realidad yo siento que de repente hay cosas que te desconectan y por ahí no se vuelven a conectar. Parece simple y difícil de explicar a la vez. Hoy estamos en el proceso de buscar aprender esta dinámica de ser una familia en dos casas y de ver cómo viven los chicos tal proceso.
-¿Y cómo lo viven ellos?
-Todos a su manera. Mientras el más chico está en una fiesta, pregunta a qué casa le toca ir, por ahí la mayor, con sus 14 años y su adolescencia, realmente no se siente en una fiesta, porque ahora debe acostumbrarse a vivir de otra manera.
-¿Tratás de estar especialmente presente en esta transición?
-Los cuatro son re paperos. Hablo todos los días con ellos, desde siempre. Debido a las giras, siempre tome esta medida para poder estar cerca a la distancia. De hecho, mi psicólogo me dijo que cuando hable con ellos tenía que ser por video, para que vean que su papá está bien.
-Axel, ¿seguís creyendo en el amor?
-Por supuesto: yo escribo sobre el amor y no puedo dejar de hacerlo. El amor mueve al mundo
Así describe Axel, uno a uno, sus hijos Águeda, Aurelia, Fermín y Gregorio
Tras siete años sin lanzar un nuevo álbum, Axel volvió a la escena musical con Vuelve, su más reciente disco, y ya se encuentra planeando su gira internacional. Con fechas próximas en Rosario (29 de nov.) y Córdoba (30 de nov.), el cantante se mostró alegre por volver a la vorágine de las giras, aunque reconoce que la época de la pandemia fue una etapa donde pudo abocarse a sus hijos.
En ese sentido, se toma un tiempo con revista GENTE para dedicarles unas palabras y describir cada uno de sus pequeños.
Sobre la mayor, Águeda, quien es la que más le manifiesta su interés por ser cantante: "Es muy intelectual, muy sensible y reservada. Opuesta a mí en cuanto al canto, ya que yo no cantaba en frente de mis padres, con ella sucede al revés: no tiene drama en contar frente a nosotros pero sí ante los demás".
En cuanto a su segunda hija, Aurelia, con quien más se identifica, describe: "Es una chispita, luminosa, creativa, te sobreactúa todo. Le encanta la cocina, le gusta jugar al futbol, es muy cinética y dinámica. Yo le digo que es Andrea Del Boca, aunque ni la conoce".
De Fermín, el penúltimo, señala: "Muy meticuloso, detallista, sensible, es un nene de gran motricidad fina. Puede estar tres o cuatro horas armando sus Legos. Yo llego y le preguntó si quiere jugar conmigo y me contesta: 'No papi, estoy jugando solo'. Es muy de su habitación y su orden, muy ritualístico".
Finalmente del más chiquito, Gregorio, destaca: "Es un personaje, un pícaro. Cuarto hijo, ¡imaginate!, el que peor come, porque conoce dónde encontrar los dulces. Las hermanas lo malcrían, mientras él sabe cómo ganarse a cada persona, porque es muy demostrativo. Taurino, le gusta hacer todo y te manda: 'Yo puedo’. Un amor. Últimamente tiene la costumbre de decirme de la nada: "Papi, sos hermoso".
Fotos: Chris Beliera y redes sociales
Estilismo: Segundo Etchebehere
Make up y pelo: Jeremías Cicero