Axel: de la lucha contra la depresión en tiempos de pandemia y su renacimiento musical tras separarse, a aceptar que "mis cuatro hijos tengan una familia de dos casas" – GENTE Online
 

Axel: de la lucha contra la depresión en tiempos de pandemia y su renacimiento musical tras separarse, a aceptar que "mis cuatro hijos tengan una familia de dos casas"

En una entrevista a corazón abierto con Revista GENTE, el compositor y baladista argentino habla de su nuevo álbum, Vuelve, lanzado siete años después del anterior, del amor en todas sus concepciones y del futuro de sus hijos.
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Siete años pasaron desde que Axel (Axel Patricio Fernando Witteveen, 47) lanzase su último álbum. Entre ellos, una pandemia que aunque dice que lo "ayudó mucho" y "volvería a transitar", significó un momento bisagra con el retorno a la normalidad: se divorció y dio origen a su nuevo y más reciente álbum, Vuelve.

En cuanto a su regreso a la escena musical, arranca analizando el baladista argentino: "Soy una persona que lee y estudia mucho. El número 7 es un número mágico, 7 son los colores del arcoíris, 7 veces mide tu cuerpo lo que mide tu cabeza en cualquier ser humano, 7 son las notas musicales. No es casualidad que después de 7 años sacamos un disco", explica al ser consultado sobre qué lo hizo querer volver ahora.

Y admite a Revista GENTE: "Estaba listo para sacarlo un tiempo antes, pero siento que era apurar un nacimiento. Yo venía grabando, hice programas de TV fuera del país (Yo me llamó, un reality de canto e imitación en Ecuador), hasta que todo se fue acomodando todo para que lo saque. Celebro haber sacado un disco justamente siete años después del anterior, cuando antes lo hacía cada dos", explica luego de arribar al estudio de Grupo Atlántida en un día gris, de llovizna, para entregarse a una producción que busca reflejar las turbulencias y emociones de los últimos años de su vida.

Axel, sobre cómo vivió la depresión: "De repente llegaba un día en que me sentía saludable, con una familia hermosa... pero desganado"

Es que tras revelar sus problemas de depresión a través de su primer tema, El motivo, el cantante afrontó un difícil anuncio: el último 23 de enero comunicó el fin de su matrimonio de dieciséis años con Delfina Lauría, a quien asegura sigue "amando" pero de otra manera más compleja de entender.

"De repente llegaba un día en que me sentía saludable, con una familia hermosa... pero desganado"

-Visibilizaste tu lucha contra la depresión. ¿Qué dirías que refleja en su totalidad Vuelve, tu nuevo álbum?

-Madurez, esto de reconocerse como el yin y el yang. Con el tiempo te vas dando cuenta de que la felicidad es un promedio. Que la vida tiene todos los colores y todos los matices. Bueno, el disco refleja ese Axel actual que sigue creyendo que todo es posible, que sigue teniendo su niño interior despierto, aunque haya crecido mucho.

-¿En qué sentido decís que creciste mucho?

-Soy un Axel mucho más realista, no tan idealista, un poco más despojado del querer encajar todo el tiempo y ser querido por todo el mundo. El ser humano tiene eso de querer ser aceptado por todo el mundo, y después vas entendiendo que no, que no vas a gustarle a todo el mundo. En un tiempo solía esforzarme para que eso sucediera, y hasta me ponía mal si veía que alguna persona no me quería y no podía revertir eso. Hasta que entendí que a veces es cuestión de piel y que no se trata de nada personal.

-¿Cómo te llevás con el hate?

-Mirá, creo que antes el hate era por ahí a través de los medios, con entrevistas que no te gustaban o comentarios maliciosos, no como hoy que es desde las redes sociales y todo sale desde el anonimato. Suelo creer que el hate en general representa más a quien lo escribe que a quien está atacando. Siento que esa persona debe estar atravesado por fracasos o frustraciones, por un montón de cosas que no se animó a hacer, así que suelo pensar que es normal que deposite ahí las broncas. Es algo que no tiene profundidad real, como una catarsis que la gente hace a través de las redes, y que la gente expuesta somos como los amortiguadores de ese descargo. Por eso tiendo a pensar que hay que darle poca bola a eso.

-Más allá de omitir el hate, puede que un día te afecte repentinamente…

-Sí, seguro. A veces hay mil comentarios buenos y ves dos que te tocan algo y les respondés o das entidad… Considero que hay que relajarse. Obvio que eso se consigue con el paso del tiempo, con la madurez, con la seguridad en uno mismo y el autoconocimiento

"Siempre fui un tipo muy feliz, de hacer de todo y ver el vaso medio lleno", destaca Axel sobre su filosofía de vida.

-Vos contás con ayuda profesional, ¿no?

-Tradicional, no hace mucho, pero yo he experimentado un montón de terapias diferentes. Por ejemplo, medité en Tepoztlán, un increíble lugar de México, donde dicen que hay una energía especial que ha hecho que bajen ovnis a este lugar montañoso. Ahí iba con amigos a cursos, meditábamos. Son terapias que hacía para sanar nuestro niño interior.

-Te noto espiritual y perceptivo de las energías. En tu última canción, El motivo, hablás de temas profundos como la depresión. ¿Cómo fue tu primer contacto con ella? ¿cuándo y cómo identificaste que la estabas transitándola?

-Me podría haber ocurrido antes, de no haber sido por las giras, porque como estás en continuo movimiento, mucha algarabía, andás muy feliz viajando y pasa medio inadvertida, o que no tenés tiempo para detenerte a reflexionar: "Che, debería ver qué está pasando en mí" Pero creo que el momento de la pandemia fue clave. Me ayudó, y te digo que la volvería a atravesar.

-¿Cómo te sentías?

-Yo siempre fui un tipo muy feliz, de hacer de todo. De mis amigos siempre era el que arengaba, el que proponía hacer viajes, encuentros, comidas, y de repente llegaba un día en que me sentía saludable, con una familia hermosa... pero desganado. Me acuerdo que hablé con mi psicólogo, Pablo, y me remarcó: "Permitítelo, atravesalo, porque eso es parte de que vos crezcas, y si no lo hacés ahora, en algún momento va a volver’.

-Supongo que te lo permitiste, ¿cómo fue ese proceso?

-Sí, me lo permití. Hubo un par de días que no podía levantarme de la cama, o días que lloraba… El público para mí es importante y de repente, durante la pandemia, no poder encontrarme con él público y cantar me afectó. Porque la virtualidad está bien pero no es lo mismo. Fui atravesándolo con la música a mi lado. Me ayudó mucho escribir.

-¿Tú álbum fue una experiencia catártica en ese sentido?

-Absolutamente, aunque te digo que yo soy una persona que siempre ve el vaso medio lleno, mi actitud siempre es optimista. Por lo que este disco va a mostrar un Axel mucho más maduro, profundo, con tristezas y momentos difíciles, pero siempre desde el lugar de la esperanza y el optimismo.

El cantante argentino señala a revista GENTE que durante su tránsito por la depresión lo agobiaba no tener el contacto con el público.

-¿Qué es lo que más te agobiaba?

-La falta de contacto con el público, porque con la familia o tus más amigos el tiempo o la distancia no suelen afectar tu vínculo. Pero con el público es distinto, porque el público crece, cambia, se renueva, como dice Mirtha (Legrand). Entonces esa necesidad del aplauso y de conectar con el público, y porque no, de llegar a nuevas generaciones, que no se podía, me ponía mal.

-Los padres suelen evitar mostrarse débiles frente a sus hijos ¿Cómo hiciste vos con cuatro?

-La vida es bella, digamos. El rol de una madre o un padre es fundamental en una familia. Si me preguntás, para nosotros como familia la pandemia fue maravillosa. Ese tiempo que me tocó vivir un momento difícil, igual trataba de que todo fuera hermoso en casa o para mis hijos. A mí me encanta cocinar, entonces inventábamos comidas, postres, cocinábamos algo todo el tiempo. Me aboqué de lleno a compartir con ellos. Empezamos a encontrar ritmos: los sábados era pizza, los domingos pasta, de repente hacíamos un spa y andábamos todos con máscaras de barro. Fue una etapa de mucha conexión como familia.

-Ahora que volvés a los escenarios, ¿no extrañan aquella dinámica?

-En realidad ya hace un año que retomé y vengo haciendo uno o dos shows por mes. Igual ahora con el álbum se va a maximizar todo. Los chicos me llaman y me dicen que me vieron en tal lugar, porque hacía mucho que no hacía prensa. Pero bueno, para mí es normal porque yo siempre tuve mucha exposición. Antes siempre hacía algo en programas de TV, ficciones, realities, estaba muy metido en la casa de la gente.

-¿Y qué dicen tus hijos, ahora que ya no te ven tanto?

-(Risas) Bueno, Aurelia que es la más ocurrente de todos, me preguntó: "Papi, ¿cuándo vuelve la pandemia’?" Ella quería que la pandemia volviera, porque tenía todo y encima yo estaba todo el día en casa. En realidad era un sueño para ellos, una situación ideal porque no iban a la escuela y en casa tampoco existía una situación de encierro.

-¿Cómo fue esa reencuentro con el público post pandemia?

-Para ser que hace siete años que no estaba tan expuesto o activo, me sorprendió sentir el cariño del público, que me siga parando y haciendo sentir su amor, algo muy importante para un artista.

Entre su rol de padre que estimula y el futuro ¿artístico? de sus hijos

Sobre su infancia, Axel se describió como "un chico muy sensible, muy conectado con la música".

-¿Podrías describirme a cada uno de tus hijos en una palabra o con una frase?

-Sí, por supuesto. La más grande, Águeda, es muy intelectual, muy sensible y reservada. Aurelia, una chispita, luminosa, creativa, te sobreactúa todo. Le encanta la cocina, le gusta jugar al futbol, es muy cinética y dinámica. Después Fermín: muy meticuloso, detallista, sensible, es un nene de gran motricidad fina. Puede estar tres cuatro horas armando sus Legos, llego y preguntarle si quiere jugar conmigo y responderme: "No papi, estoy jugando solo". Es muy de su habitación y su orden, es muy ritualístico. Y Gregorio, el más chiquitito, un personaje, un pícaro. Cuarto hijo, ¡imaginate!, el que peor come, porque sabe dónde encontrar los dulces. Las hermanas lo malcrían, mientras el sabe cómo ganarse a cada persona, porque es muy demostrativo. Taurino, le gusta hacer todo y te manda: "Yo puedo solo’". Pero es un amor. Últimamente tiene la costumbre de decirtme de la nada: "Papi, sos hermoso".

-¿Y vos cómo eras de chico?

-Yo tuve una infancia muy particular, con un yin y un yang muy marcado en casa: una madre muy protectora con un padre muy explosivo. Creo que era un chico muy sensible, muy conectado con la música. Empecé tocando el piano a los cinco años y siempre la música fue mi cable a tierra y mi sanación.

-¿Qué te ha forjado hoy de tu infancia?

-Bueno, en casa siempre hubo mucha exigencia, había poco espacio de tiempo libre. Por ejemplo, mi papá nunca podía verte sin hacer nada. Yo tenía 12 años y si me sentaba a ver una peli, de repente mi papá me preguntaba qué estaba haciendo. Contestabas "nada" y te mandaba a hacer algo. Eso nos generó con mis hermanos una especie de culposidad ante el tiempo de ocio.

-¿Seguís sin poder estar tirado en el sillón?

-Ahora no, pero hace un tiempo capaz que mis amigos venían a jugar a la play, y a la mitad del partido ya me sentía culpable. Hasta que entendí la importancia del tiempo de ocio: ahí nace lo creativo.

-¿Qué otros tenés marcado de tu infancia?

-Una infancia linda, donde la Pascua era mágica, porque se escondían huevitos por todo el parque. También los momentos que cocinábamos y se prendía el horno de barro…

"En casa siempre hubo mucha exigencia, había poco espacio de tiempo libre", contó Axel sobre algo que lo marcó de su infancia.

-Costumbres que retomaste en pandemia con tus hijos...

-Sí, aunque cocinar era algo que hacía desde antes. A mí amasar pan me gusta mucho. Hubo una época en la que lo hacía como regalo de cumpleaños a mis amigos y afectos: el día anterior les hacía un pan especial y se los regalaba. Dedicaba cinco horas de mi vida a hacerlo, se trataba de algo mucho más especial que cualquier cosa que pudiese comprarte.

-Me contabas de cómo la música estuvo muy presente en tu casa cuando eras niño: en el caso de tus hijos debe ser igual. ¿Cómo es su vínculo con la música?

-Sí, todo desde lo más lúdico porque pensá qué son infantes. En casa hay piano, guitarra, bombos, charangos… Gozan del combo perfecto: estímulo y facilidad. La más grande baila clásico hace siete años, canta, va a teatro, pero no significa que el día de mañana se dedique a algo artístico.

-¿En algún momento te expresó querer ser cantante o artista?

-Hace dos años estábamos comiendo los dos solos y me preguntó si todos tenían que terminar el secundario y la universidad, y me di cuenta por dónde venía la cosa. Le dije que "no", pero le sugerí que si encontraba lo que más le gustara, tenía que profundizarlo y prepararse.

-Juntos grabaron una canción para una novela de Telefe, ¿cómo se dio?

-Fue todo mucha coincidencia. Ese día me acompañó al estudio, yo tenía que grabar la canción para la novela de Telefé, y fue el productor que le preguntó si no quería cantar conmigo. Yo la arengué y ni lo pensó. Si lo hubiese pensado dos veces no lo hacía. Lo hizo y cuando salió la canción sintió la exposición y ya no quiso hacer el video. Y ahí apareció la segunda, que es chispita, diciéndome que ella podía hacerlo, que cuente con ella. En ese sentido es igual a mí.

Sobre sus hijos y sus ganas por seguir los pasos de su padre, Axel aseguró que por ahora la más grande es la que manifestó mayor interés.

-¿Con Aurelia te identificás más?

-Sí, yo siempre fui muy para adelante, muy cara dura, como ella.

-¿Y manifiesta interés por hacer algo mas profesional?

-Por ahora Águeda, la más grande, es la que más lo manifiesta.

-Pero es más cauta o no le gusta exponerse tanto…

-(Piensa) Sí, pero déjame decirte que yo de chico tampoco cantaba delante de mis padres, les tenía vergüenza. Esperaba que se vayan, cantaba con mis primos y me pedían canciones, aunque si estaban mis padres sólo tocaba el piano. En cambio mi hija es al revés: con nosotros no tiene problema, pero sí frente a los demás, no se expone tanto. Pero bueno, en líneas generales los cuatro cantan y muestran interés.

-Si siguen por este camino, dentro de poco vas a poder formar una banda.

-Me encantaría que alguno siguiera mis pasos, siempre lo digo, pero al final de todo lo que más quiero es que sean felices sea cual fuera la actividad que deseen hacer.

"El amor sigue estando pero hoy no alcanza para compartir un techo"

El matrimonio de Axel y Delfina Lauría llegó a su fin tras dieciséis años compartidos, tiempo en el que formaron una familia y hasta se mudaron a Traslasierra, en Córdoba, persiguiendo un estilo de vida más sustentable para ellos y para Águeda, Aurelia, Fermín y Gregorio. Ante este tema tan caro a su corazón, el artista se pone reflexivo y le asegura a GENTE que sigue amando a la madre de sus hijos, pero "ya no como novios", como le explicó a su segunda hija más grande.

-¿Cómo es la dinámica con Delfi ahora que están divorciados?

-Delfi es una gran madre, muy presente y abrazadora de sus hijos. Ella viene de una familia donde el padre era manager, por lo que se acostumbró a ver a una madre que acompañaba y seguía al padre. En ese sentido, ella sigue siendo funcional a mi laburo, yo proveo el 100 por ciento de todo lo que necesitan y Delfi sigue siendo una mamá funcional para la familia.

En cuanto al vínculo con su ex Delfina, el cantante aseguró que la sigue queriendo.

-¿Se dividen los días para estar con los chicos?

-Cuando voy a Córdoba, nos dividimos. Si estoy de gira ellos se quedan con ella.

-¿Seguís creyendo en el amor para toda la vida o cambió tu percepción?

-Cualquier persona que se enamora y comienza un proyecto serio piensa que es para toda la vida, sino para qué empezarlo.

-¿Qué pensás del desamor?

-Creo que somos seres humanos, individuos, independientes, y que la vida, como dice mi tema Te voy a amar, repite aquello de "cada día yo te vuelvo a elegir". Hasta que por ahí un día quizá no se elige a la otra persona. Veo muchos blogs de gente que dice que el amor es una construcción del día a día, y eso me cuesta creerlo. Creo que no se puede construir amor, un sentimiento. No creo que se pueda forzar: el amor se siente o no se siente. Igual, ojo, yo sigo sintiendo mucho amor por Delfi, y capaz eso es lo más difícil de comprender.

-¿Y cómo se lo explicaron a sus hijos?

-Bueno, mi hija Aurelia un día me preguntó de qué se había perdido. Porque en 16 años nunca habíamos tenido una pelea con Delfi y de repente nos separábamos. Pero bueno, en la vida adulta uno habita cosas que los niños no tienen porque enterarse.

-¿Y qué le dijiste?

-Que el amor sigue estando pero hoy no alcanza para que con su mamá seamos novios o compartamos un techo. Que familia vamos a ser toda la vida, que eso no va a cambiar: es lo que más le preocupa a los niños.

"Es difícil y también doloroso", señala Axel sobre cómo transita su divorcio.

-¿Y cómo transitás tu proceso de asimilación?

-Es triste cuando te separás desde el amor, porque no fue que te separaste porque te hicieron algo. Eso no existió de parte de ninguno de los dos. De hecho, en principio nosotros nos reíamos, porque decidimos encarar este ejercicio un par de meses para ver qué nos pasaba, y de repente nos dimos cuenta de que ambos no estábamos tan felices en la relación. Y ahí nos dimos cuenta de que capaz estábamos subidos a la vorágine de tener cuatro hijos, que las vacaciones y que la familia, sin detenernos a sentir o analizar nuestros sentimientos. Es difícil de comprender, y también es doloroso.

-¿Creés que lo movilizante de la pandemia tuvo que ver con el distanciamiento que decidieron tomarse?

-Lo loco fue que la pandemia resultó buenísima. A diferencia de otras parejas, nosotros nos llevamos recontra bien. En realidad yo siento que de repente hay cosas que te desconectan y por ahí no se vuelven a conectar. Parece simple y difícil de explicar a la vez. Hoy estamos en el proceso de buscar aprender esta dinámica de ser una familia en dos casas y de ver cómo viven los chicos tal procesos.

-¿Y cómo lo viven ellos?

-Todos a su manera. Mientras el más chico está en una fiesta, pregunta a qué casa le toca ir, por ahí la mayor, con sus 14 años y su adolescencia, realmente no se siente en una fiesta, porque ahora debe acostumbrarse a vivir de otra manera.

-¿Tratás de estar especialmente presente en esta transición?

-Los cuatro son re paperos. Hablo todos los días con ellos, desde siempre. Debido a las giras, siempre tome esta medida, para poder estar cerca a la distancia. De hecho, mi psicólogo me dijo que cuando hable con ellos tenía que ser por video, para que vean que su papá está bien.

-Axel, ¿seguís creyendo en el amor?

-Por supuesto: yo escribo sobre el amor y no puedo dejar de hacerlo. El amor mueve al mundo

Fotos: Chris Beliera
Estilismo:
Segundo Etchebehere
Dirección creativa: Sebastian Vaca Mur

Make Up y Pelo: Jeremías Cicero (@jeremias.cic)

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