Este martes 5 de noviembre Ricardo Fort cumpliría 56 años. En este contexto, Revista GENTE se comunicó con Leo Travaglio, el dueño del recordado Esperanto, el lugar que era como la segunda casa del mediático. Durante la charla, el empresario contó detalles de cómo eran las noches de Ricardo.
A su vez, Leo reveló detalles de su presente como director de Gorriti Art Center, donde se llevan a cabo diferentes propuestas artísticas, como Sex, viví tu experiencia, La Cena Secreta o Fiesta Forever. Así como también su carrera musical, en la que días atrás lanzó un nuevo tema y tendrá importantes presentaciones en los próximos días.
-¿Cómo surgió Esperanto?
-Arrancó primero en una primera versión en los 90’, en el barrio de las Cañitas, con un concepto de un restaurante con una pista de baile. A partir de que fue creciendo, se fue transformando en un lugar elegido por grupos que querían festejar cosas. El lugar se empezó a transformar en algo muy divertido.
-¿Y después?
-Tuvo su primera versión hasta Cromañón, y después de este lamentable suceso nos mudamos de locación, a un espacio que reúna las características que se necesitaban a partir de esa nueva legislación. Ahí surgió el Esperanto más mediático, el de Juan B. Justo, donde Ricardo hizo su segundo hogar durante tantos años. Esperanto fue el lugar que eligió Ricardo como trampolín hacia su fama, porque en Esperanto estaban todos los famosos, venía la farándula. Yo siempre decía que el mediático se graduaba en famoso cuando ya entraba al VIP de Esperanto.
-¿Cómo llegó Ricardo Fort a Esperanto?
-Dato de color, yo había sido profe de gimnasia de Ricardo. Pero bueno, a principios de los noventa, él abrió su primer boliche, que se llamaba The Probe, en un lugar que era la fábrica de Felfort, pero no duró mucho. Ahí Ricardo se pelea con el padre y se va a Miami, donde se instala durante muchos años.
-Entonces...
-Cuando el papá fallece, él regresa a Buenos Aires y sin la barrera que le generaba a su papá, viene a ser famoso. Entonces, en esa estrategia de empezar a construir su fama, quiere venir a Esperanto. Bueno, él empieza a generar sus contactos, se dan muchas casualidades, como que yo en ese momento empiezo con el programa de Esperanto, llamado El Código, y le propongo a Ricardo ser un corresponsal en Miami. A él le encanta la idea, pero bueno, muy Ricardo, a los dos días me llama y me dice, "decidí hacer mi propio programa’", y ahí él arranca con el reality de su vida.
-¿Y qué pasó?
-Simultáneamente, empiezan los contactos de la prensa de Esperanto para que él vaya a los programas de televisión, y empieza a funcionar su personaje. Se hace cada vez más mediático también a partir de sus noches excéntricas en Esperanto y todo lo que sucedía ahí.
- ¿Cómo eran esas noches? ¿Desde un principio era todo excéntrico, y gastaba aunque todavía no era tan famoso?
-Sí, Ricardo fue siempre Ricardo en todo sentido. Por ahí, cuando se encendía una cámara era más Ricardo, pero en la vida privada era el mismo. Yo siempre le decía "te autopercibís Madonna", y se lo decía en joda, pero también se lo decía en serio porque era un nivel de ego, que por momentos era divertido, pero también se hacía muy difícil tener un ida y vuelta armónico y natural. Era muy difícil llegarle a él en determinados momentos. Él tenía momentos donde conectaba y la mayoría de los momentos no conectaba. Estaba en un limbo donde se le confundía la realidad con la fama, y creo que se le fue de las manos al punto que se le fue la vida.
-De Esperanto se convirtió en un clásico y lo popularizó, ¿no?
-Él fue primero ganarse su lugar, porque una mesa en Esperanto no era fácil, pero él se la ganó, y después empezó a hacer de Esperanto su propio espacio y a sobreexponerlo también. Él en su sobreexposición personal sobreexponía todo lo que sucedía en su vida y también sobreexpuso a Esperanto. Sumó hasta que sumar tanto empezó a restar, porque su fama traccionaba a un público que no era compatible con el público que venía a Esperanto. Era el show de Ricardo todas las noches y ya un poco se desvirtuó el concepto de club exclusivo, que era lo que hacía que otras figuras se sintieran cómodas.
-¿Eso fue un problema?
-Empezó un conflicto que terminó en una pelea conmigo, donde yo tuve que decirle "Richard, no vengas más por un tiempo". A partir de ahí fue un año mediático de peleas conmigo. En algún momento todos nos peleamos con Ricardo porque él tenía una necesidad de generar un conflicto todo el tiempo. Me tocó ser el enemigo un tiempo.
- Pero en un principio generaba una buena relación. O sea, al principio cuando él todavía no era tan famoso y tan expuesto…
-Sí, siempre tuvimos una buena relación, hasta ese momento en que él necesitó pelearse. Para mí no fue una pelea que me hizo mal en lo personal, a mí lo único que me generó como conflicto, no la pelea con él, porque yo sabía que tarde o temprano esa pelea se iba a terminar, pero sí me sobre expuso también a mí. Entonces sobre expuso Esperanto, me sobre expuso a mí a nivel personal. Me obligó a tener que ir a hablar de cosas que no me interesaban a la televisión, me llevó a un terreno que era donde él se sentía cómodo y a mí no me sumaba. Entonces, ese año fue bastante turbio en ese punto.
-¿Cuándo se reconciliaron?
-Nos volvimos a acomodar el verano siguiente, que él volvió a Esperanto y ahí fue cuando empezó ya con un desmoronamiento de salud. En ese proceso donde él se empezó a sentir más vulnerable, conectó mucho más con su entorno. Ahí tuve las primeras charlas lindas de ir a almorzar, de hablar de igual como dos personas normales, despojado él de todo ese personaje. Él era su amo y esclavo de su propio personaje.
-¿Creés que en los últimos años pudo separar ese personaje, vos sentís que lo dejó un poco para la televisión?
-Sí, en los últimos meses él pudo separarse de ese personaje, creo que empezó a amigarse con él mismo. Ya empezó a presentar un novio, a aceptar su sexualidad, a mostrarse más vulnerable, permitió emocionarse… Empezaron a pasar cosas que evidentemente tenían una base muy profunda, de mucha frustración de cosas familiares, de su entorno íntimo, que empezaron a aparecer lamentablemente al final de su vida. Y un desenlace de mierda, que la verdad que nadie se lo esperaba, pero después que sucedió dijimos, "sí, lógico". Porque se escapaba del postoperatorio y venía con la sonda a Esperanto. ¿Qué se puede esperar de eso? Lo que pasa es que uno no puede pensar "se va a morir", pero sí era "Ricardo, no seas boludo, recuperate".
-Decís que en el último tiempo empezó a aceptarse un poco más, a poder tener charlas, ¿hubo un momento en el que ustedes pudieron tener una charla de "perdón por todo lo que pasó", o simplemente bajó la guardia?
-Mirá, él decretó la pelea conmigo por algo de los límites que yo necesité ponerle y él no los aceptó, así como nunca aceptó ningún límite. Me acuerdo perfecto, temporada a Mar del Plata, yo le había puesto en el Esperanto a Mar del Plata un VIP sólo para él, pero cuando él no venía, obviamente se usaba. Yo había consensuado con su agente de prensa, que los días que Ricardo venía me tenía que avisar el mismo día hasta las 10 de la noche, entonces yo ya sabía cómo organizarlo.
-¿No cumplió?
-Un año, Ricardo desapareció en plena temporada y se fue a Miami, dejó colgado todo. Estuvo como dos semanas en Miami. Para mitad de febrero, yo tenía la costumbre de hacer un evento, en el Esperanto a Mar del Plata, donde venían todos los elencos que estaban haciendo temporada y hacía como una fiesta de cierre de temporada. Se ve que él se entera de este evento y no se lo quería perder, vuelve de Miami, y me llama a las 2 de la mañana, y me dice, "hola amigo, ¿cómo estás? Acá Richard, escuchame, voy para allá, estoy en Mar del Plata". "Pará, boludo, ¿no estabas en Miami? Son las 2 de la mañana y hoy vienen todos los elencos, ningún problema, venite, pero vas a compartir el VIP con un montón de gente". "No, el VIP es mío y no quiero que entre nadie". No va a suceder, entonces le doy otra opción, "te doy otro espacio exclusivo para vos".
-¿Y qué pasó?
-Se negó y me metió presión, "yo voy igual y vos encargate de que mi VIP esté". Entonces, le dije "no, Ricardo, no estás entendiendo. Hagamos una cosa, prefiero que no vengas y vení mañana". Ahí me cortó, se enojó, después me llamó muy caliente, y yo le dije, "listo Ricardo, olvidate de Esperanto, buscate otro lugar". A partir de ahí, él se enoja conmigo y se agarra de cualquier cosita que pudo para empezar una guerra mediática. Dentro de la guerra mediática, se puso el novio con mi ex, empezó arreglos comerciales para que hablen tonterías de mí y cosas que me ponían en un lugar que yo no había elegido.
- ¿Cuándo se amigaron?
A fin de año, cuando viene la nueva temporada, yo estaba con mi programa de tele y dentro del contenido del programa yo cubría todas las obras de teatro. Entonces, no quise hacer una diferencia con Ricardo, porque más allá de mi problema con él, la obra de él estaba en cartelera y yo tenía que ir. Compré una entrada, ni siquiera pedí que me inviten, y el día que fui, me recibió el chico de prensa y me dijo "Ricardo te espera en el camarín".
-Fuiste y...
-Fui al camarín pensando, me iba a decir "disculpame, terminemos con esta boludez", o algo que un ser humano normal de barrio le diría a otro, ¿no? Pero él no era un ser humano normal de barrio, entonces él me recibió, me abrazó, me dijo, "qué bueno que viniste, sos un boludo que no me avisaste que venías, después de la función quiero tu opinión, me importa mucho tu opinión". Yo lo tomé como una disculpa, sin haberlo dicho. En la función me mencionó 10 veces.
-¿Le diste tu devolución?
-Después fui al camarín a darle mi devolución del show y él lo único que quería es que yo le dijera es "venite a Esperanto". Yo le doy mi devolución y me dice "hoy todos a Esperanto". Yo ahí le volví a poner el freno, le dije, "no, Richard, no es así, no es que después de todo lo que pasó hacemos como que no pasó nada. Nos debemos una charla, porque vos dijiste muchas cosas de mí. Si vos querés volver a Esperanto y que esté todo súper bien, yo necesito tener una charla".
-¿Cómo reaccionó?
-Me puso una cara de puchero, de nene. Ahí yo dije, "bueno, Richard, dale, nos vemos en Esperanto". Ahí me di cuenta que él tenía otra manera, él era un nene que hacía berrinches, era un chico de 45 años, y era volver a abrirle la puerta de los juegos, que la tenía vetada. A partir de ahí reconstruimos la relación, y fue una cosa mucho más fluida. Se bajó un poco del pedestal donde él estaba.
-¿Vos lo pudiste acompañar durante el último tiempo?
-El último tiempo, él ya no podía ni subir la escalera de Esperanto. Lo que él hacía era dejar su Rolls Royce en la puerta, y se iba a comer a un lugar ahí cerquita. Un par de veces yo me pegaba una vuelta, y me sumaba a su mesa, que ya no eran mesas de 30 personas, sino un poquito más íntimas. Ahí sentí que hubo más un ida y vuelta.
-¿Mejoró todo?
-Con Ricardo nunca pude tomar un café y hablar de la vida, no sé si alguien ha podido alguna vez, pero yo nunca pude. Entonces, vos me decís, ¿fuiste amigo de Ricardo? No, fue una persona con la que compartí un montón de situaciones, en algún momento yo sentí que estaban dadas las condiciones para tener una relación un poco más personal, porque parecía que te abría una puerta, pero esa puerta se volvía a cerrar.
-Como cliente, ¿cómo era?
-Bueno, él empieza como cliente, y después se transforma en celebridad. Hubo un momento de transición, donde él pasó de ser el que venía, que tenía que hacerse el lugar a fuerza de demostrar que era un buen cliente y que pagaba, y después transicionó en una celebridad que no pagaba con publicidad. Ahí tuve que llegar un acuerdo con él, porque le decía "yo no puedo darte una mesa abierta para 30 personas, por más que vos hables de Esperanto 24/7 en los medios, porque no me sirve".
-¿Y qué pasó?
-A partir de ahí acordábamos y nunca tuvimos ningún problema. Pero realmente durante un tiempo, él llegaba a Esperanto y transformaba la energía del lugar, todos lo amaban. Él tenía sus momentos, le poníamos I Know You Want Me, le dábamos el micrófono y se paraba arriba de la mesa y cantaba. Pero después llegaba Ariel Pucheta de Ráfaga y tenía su momento, después venía otra persona, otro famoso y tenía su momento. Él era un famoso más.
-¿Él entendía su lugar? ¿Se ubicaba cuando venía otro famoso?
-Sí, en ese sentido, en algunos casos puntuales no tanto, pero en general sí. El problema de él era si alguien quería disputarle su rol de rey, que fui yo quién decidí darle ese lugar, entre comillas. Porque, durante el tiempo que él fue la estrella de Esperanto, yo me bajé de ese lugar porque tampoco quería una competencia. Pero fue muy divertido, fue muy intenso y fue una época que voy a atesorar toda mi vida. Quedó como un lindo recuerdo, porque Esperanto estuvo 20 años, Ricardo Fort estuvo en 4 de esos 20 años.
-¿Recordás alguna anécdota sobre Ricardo Fort en las noches de Esperanto?
-Te cuento esto para terminar de entender cómo era el personaje de él. En una etapa venía siempre con una novia, antes de empezar a hacerse cargo de que en realidad a él le gustaban chicos. Pero le gustaba un perfil de chico que no necesariamente era gay, entonces, si él trataba de seducir y si no se sentía correspondido, él me decía, "ese no quiero que entre más al VIP, porque está hablando mal de mí". Pero el que él no quería que entrara más era parte de la casa y era injusto decirle que no podía entrar más.
-¿Y vos cómo lo tomabas?
-Uno no puede decirle a una persona, "no podés entrar porque sí", porque eso es discriminar. Y era negociar con él, sin decirle, "vos no querés que entre en realidad porque te gusta y no te dio bola". Sin entrar en eso, porque era generar un tsunami, porque él reaccionaba y era guerra para él. Había que ser muy equilibrista y había que estar todo el tiempo muy atento a cómo manejar esas energías. Pero el saldo siempre es súper positivo y yo lo recuerdo con alegría, lo recuerdo con cariño y con nostalgia también.
La carrera musical de Leo Travaglio
Durante los últimos años, Leo decidió dedicarse a la música, y luego de sacar varios temas de su álbum, en los próximos días estará presentando su disco. “Busco que las canciones te dejen algo también desde el mensaje”, explicó Travaglio sobre su carrera musical.
-¿Cómo surgió la idea de hacer tu propia música?
-Desde toda la vida yo estoy con mi proyecto musical, y ya en ese momento empecé a tener ganas de trabajar sobre eso. Pero como Ricardo también cantaba, yo dije ‘si yo empiezo también a cantar ahora, es como, querés hacer lo mismo que hace Ricardo’. Entonces, en ese momento tomé la decisión de frisar mi proyecto musical porque no quería que sucediera esto.
.-¿Qué es la música para vos?
Para mí, mi música es lo más serio que hago. De verdad lo hago porque amo, porque lo siento, porque me surge, lo hago convencido y lo hago sin ningún tipo de expectativa comercial. A medida que fui construyendo este álbum, grabando y componiendo, me empecé a dar cuenta que es por donde quiero ir.
-¿Compones y escribís vos las canciones?
-Sí, son canciones escritas por mí, música y letra. Después trabajo con Anael Cantilo, que es el disco de Miguel Cantilo, que es mi productor, con él armamos los arreglos. A partir de esos arreglos grabamos y quedan las versiones definitivas.
-¿El álbum lo estás sacando canción por canción?
-Estoy en esa disyuntiva… Ahora estoy subiendo canción por canción, y creo que esa va a ser la dinámica durante las primeras cuatro o cinco canciones. Después voy a empezar a acompañar cada canción con dos o tres temas que a lo mejor no son tan instagrameables, pero que son canciones que son más para escuchar la letra, para darle tiempo, algo que no está pasando mucho con la música.
-¿En qué te inspirás al escribir las canciones?
-En general las canciones son bastante autorreferenciales, con algo de ficción. Hablan bastante de amor. La mayoría están escritas para alguna relación que tuve y generalmente cuentan una historia.
-¿Qué tipo de música hacés?
-Los estilos de las canciones son bastante diferentes. Lo que hace distinto o por lo menos no tan frecuente, lo que estoy intentando hacer es que te vas a encontrar un tema folk y atrás vas a escuchar una balada que podría ser perfectamente la apertura (16:02) de una telenovela de la tarde. Y hay temas pop con bases electrónicas que suenan muy actuales y hay algún reguetón lento. Así que, creo que hay un poco de todo.
-¿Qué buscás con las canciones?
-Busco algo que contar, que las canciones te dejen algo también desde el mensaje. Darle mucha bola de letra, para mí es muy importante y que transmitan algo que me pasó. Sobre todo un tema que se llama Tóxica, que es el primer tema que subí hace cuatro años, que habla concretamente de una relación tóxica y describe perfectamente todo lo que le pasa a un tipo que tiene que atravesar una relación así. Creo que eso hizo que mucha gente lo escuchara, porque se siente identificado. Cuando uno cuenta una historia desde la honestidad, a alguien seguro le pasó algo parecido.
-¿Estilo Arjona?
-No, no hacerlo tan Arjona, decir"‘le voy a escribir una canción a las de 40, porque seguro hay un montón de mujeres de 40 que se van a sentir identificadas", y entonces escribo para eso. Yo hago al revés, a mí me baja algo en el momento de componer y empiezo a contar cosas que de verdad me pasaron. Y cuando termina la canción uno siempre dice, "esto me pasó a mí, pero seguro que a otra gente le pasa algo parecido". En definitiva creo que la música tiene que ver con eso.
-¿Tenés alguna canción con alguna figura?
-Sí, grabé una canción con Adabel Guerrero… Ella canta muy bien y muy poca gente lo sabe. Venimos con esta idea de grabar algo juntos ya hace como un año y se alinearon los planetas. Hay una canción, Un poco más, que es una canción muy romántica, que a ella le gustó mucho cuando se la mandé y la grabamos juntos. Ya me la mandaron y estoy fascinado. Esta va a ser la próxima canción que voy a subir a las plataformas.
-El 6 de noviembre presentás un nuevo tema La Kermesse de la Vida y lo tocás con tu banda completa en el Gorriti Art Center…
-Sí, La Kermesse de la Vida es una canción que apareció en las plataformas el 2 de noviembre. Y con ese anclaje hacemos la presentación de la canción y el videoclip el miércoles 6, con toda la banda y vamos a tocar todo el disco.
-¿De qué se trata este nuevo tema?
-Es una canción que cuenta una pequeña historia, en primera persona, la mía en este caso. Después de pasar un tiempo en una relación donde fuiste el damnificado, donde alguien jugó con tus tiempos, con tu energía y se aprovechó de ese sentimiento que vos tenías; sentís que se dieron vuelta las cartas. La canción lo que dice es ‘qué se siente ahora que el tiempo se dio vuelta como en ajedrez y que ahora te tocó perder’. Básicamente es ese concepto, y así es la vida, es una kermesse, te toca ganar, te toca perder. Ahora, que yo vine perdiendo, ahora soy el que empieza a ganar. Eso cantado con un tema muy pop, muy movidito, muy playero, con muy buenos arreglos. Creo que es una linda canción.
-Después el 9 de diciembre vas a estar en el Festival de la Canción Argentina en la Ballena Azul del Palacio Libertad, ¿ahí también vas a presentar todo el disco?
-No, ahí solamente voy a cantar una canción, La Kermesse de la Vida, porque el formato de este festival es que cada artista canta una canción.
- ¿Cómo te preparás para estas presentaciones ante público?
-Mirá, en alguien que no está tan acostumbrado, no deja de ser súper movilizante. Tengo ganas, ansiedad, tengo claro que lo quiero disfrutar. La ventaja es que lo hago en mi casa y que no me pongo mucha presión. El año pasado ya hice la primera fecha y salió muy bien, la gente se fue muy contenta. Así que bueno, yo lo tomo como un recorrido, tengo claro dónde quiero ir y quiero disfrutar el proceso.
-¿Cuál es tu sueño?
-Quiero que la mayor cantidad de gente posible escuche mis canciones, quiero saber qué le pasa a la gente con mis canciones y me da mucha ilusión poder tocar en un lugar como el Palacio de Libertad, que parece que es un montón. Más allá de que es dentro de un contexto, no deja de ser un lugar donde va a haber mucha gente que no tiene ni idea ni quién soy ni qué hago ahí y es un desafío fuerte que me lo voy a tomar muy en serio y va a ser lindo. Yo creo que va a ser una muy linda experiencia.