-Y vos demostraste que se puede hacer todo lo contrario y estar presente.
-Claro. Quiero que me vea fuerte, realizada y no frustrada viviendo una vida que no deseo vivir. Ella nació sabiendo que su madre es cantante y se adapta muy bien a esa vida. Mi familia y el padre me aguantan, me esperan, la contienen y están con ella.
Es que los horarios de un artista van en contramano de los del grueso de la gente. Me imagino que debe ser doloroso a veces perderse un lindo momento de su crecimiento, ¿no?
-Yo abandoné muchas cosas de la infancia de Ema y lo tengo en claro. Es algo que me duele. Pero lo hago con muchas más ganas que antes porque se que ella va a disfrutar tanto de mi carrera como lo hago yo. Cuando entienda que su madre es feliz haciendo lo que le gusta y que ella puede hacer lo que quiere. Quiero que esté conmigo en los viajes, en los escenarios y que sea partícipe. Ser madre me multiplicó las ganas de ser artista.-¿Cuál fue ese momento que más te dolió perderte?
-Un día estábamos grabando La Voz Argentina y yo había salido de casa a eso de las siete de la mañana y llegué un rato antes de las doce de la noche. Era el día de su cumpleaños número dos. Todo el día estuve tranquila y enfocada en lo que tenía que hacer, pero cuando salí del canal me lloré todo. Cuando llegué, la vi tan feliz con su familia y sus abuelos disfrutando… me dijo ‘¡Hola, mami!’ como si nada hubiera pasado. Me quedé con la tranquilidad de que me espera y sabe que su mamá está trabajando.