Renato Rossini, el segundo eliminado de Gran Hermano (Telefe), marcó un hito al convertirse en el participante más rechazado en la historia del reality con un 92,3 % de los votos. Aunque su paso por el reality fue breve, el joven asegura que cada experiencia le deja una enseñanza para seguir creciendo personal y profesionalmente.
Además, habla sobre la nueva vida que está iniciando lejos de Perú, país del que es oriundo, y los sueños que quiere cumplir a corto plazo. "Argentina no es mi segunda casa, es mi casa", afirma con convicción al referirse al lugar que ocupa esta nación en su vida.
Su salida de "Gran Hermano" y la conexión con Argentina
—¿Cómo fueron tus primeros días fuera?
—Lo digo en todos lados, pero para mí es un sueño hecho realidad estar en la televisión argentina. Mi historia en este país empezó porque conocí a una chica en Estados Unidos trabajando. Tuvimos una relación a distancia durante dos años. En ese tiempo pude venir dos veces acá. Ella y su familia me presentaron a varios personajes de la televisión de acá. En Perú conozco a varias personas mediáticas porque mi papá es actor... Como salí a las 2 semanas no sabía qué era lo que me esperaba afuera. Todos me recibieron en el set con el corazón abierto y me trataron como si estuviese en casa. Yo digo que Argentina no es mi segunda casa, sino que es mi casa. Lo siento así.
—¿Tenés planes de volver a Perú?
—Por el momento no tengo planes de volver más que de vacaciones. De ahora en más esta es mi base. Quiero hacer una carrera en la televisión y ojalá se me den las oportunidades. Quiero aprovechar al máximo.
—Te fuiste con el porcentaje más alto en votos en contra de la historia de Gran Hermano, ¿cómo te sentís con eso?
—Trato de sacar una lección de lo malo. Lo importante es que mi familia y yo estemos bien. Los comentarios no me van a hacer daño. Mi papá me dijo: "Échate una botella de aceite y que te resbale todo".
—¿Cómo creés que van a ser los próximos meses en Buenos Aires?
—Ojalá mucho trabajo. Lo estoy dando todo y si por alguna razón no me llega a ir bien me voy a poder decir que al menos lo intenté. No me quiero arrepentir de nada.
Su pasión por la televisión
—¿Esto lo tenías planeado desde antes de entrar a Gran Hermano?
—Independientemente de si entraba o no a la casa. Me apasiona esto y no lo siento como un trabajo.
—En Perú ya habías estado en realities, ¿eso te motivó a entrar?
—A los 20 años entré a Esto es Guerra, que es como Combate. Es el reality show más visto de Perú. Estuve tres semanas y no volví a tener otra oportunidad en la tele hasta seis años después. Me juré que en la próxima oportunidad iba a mejorar todas mis competencias. Es por eso que en el interín mientras estudiaba administración y marketing me metí en cursos de actuación, improvisación y talleres de oratoria. Me preparé porque buscaba culpables. El productor de ese show me dijo: "Mira, acá no hay amigos. Tienes que dar rating y mostrarte en cámara con seguridad. Yo creo que a tí te falta". Hice esto y en el medio me recibí. Las oportunidades se fueron dando, pero había que estar preparado.
Renato Rossini y la influencia de su familia
—¿Tu papá te fue aconsejando mientras tanto?
—Sí, él me dijo que aprenda de sus errores.
—¿Cuáles fueron sus errores?
—Él se tomaba a título personal muchas cosas que decían en la prensa. En Perú se hace leña del árbol caído. Hay que estar preparado para la vida real. Mi viejo me dijo que tenía que ser una buena persona y valorar el trabajo de todos.
—¿Tuviste miedo de las comparaciones con tu papá cuando comenzaste tu carrera?
—He vivido atormentado con eso desde chico. Yo estoy orgulloso de la carrera de mi papá y son unos zapatos grandes que hay que llenar. Me gustaría estar a ese nivel. Él me puso su nombre, tiene mucho peso y hay que honrarlo. Ahora estoy pensando en que tengo que poner de mi parte para volver a entrar en el repechaje. Hay que aprovechar.
—¿Tus papás te apoyaron en esta elección?
—Mi papá y mi mamá saben que sueño en grande. Por lo general las personas quieren pincharme el globo... Yo creo que tengo que creer en mí. Los sueños están para hacerlos realidad.
Una historia de sacrificio y superación
—¿Hablaste con tu familia después de salir?
—Sí, la primera fue con mi mamá. Le pregunté cómo estaba y ella me dijo que quería saber cómo estaba yo. Mi madre es el amor de mi vida. Es todo lo que está bien y si soy así es porque mi mamá creció siendo madre soltera. Cuando estaba en la universidad llegaba justo a fin de mes porque tenía que pagar las cosas. Yo le dije a mi mamá: "Te juro que la plata no va a ser nunca un problema".
—¿Recibías ayuda económica de tu papá?
—Bueno, cada uno puede ser lo mejor que puede ser. Era un poco intermitente en ese aspecto. Yo estudiaba en un colegio que era caro y más la alimentación y la casa era un presupuesto. Mi mamá quiso darme la mejor educación para tener un buen futuro.
—Antes de venir a la Argentina trabajaste en marketing...
—Sí, trabajé en E-Commerce. También trabajando en una empresa tenía que hacer recorridas por locales y muchos me preguntaban qué era lo que hacía trabajando ahí ya que me reconocían. Y yo les explicaba que todo trabajo es honrado y que no estoy para andar pidiéndole plata a mi papá. La gente juzga antes de saber a fondo...
Renato Rossini y la relación con su padre
—Habías dicho que con tu papá tenías una relación más de amigos que de padre e hijo.
—Mi papá es una persona muy graciosa. Es muy raro porque todo lo que tengo de gracioso viene de ahí. Nos gusta la misma música, los mismos carros y la misma ropa. Veo fotos de él a mi edad y somos iguales. Ojo porque no compartíamos mucho nosotros. Amo a mi papá y siempre lo voy a amar. Me quedo con lo más lindo. En Perú todo el mundo lo conoce. Ahora pudimos hacer bastante publicidad juntos en redes. Lo trasladé ahora al mundo digital y está todo el día subiendo cosas.
—¿Él es tu referente a seguir?
—Sí y no por lo que él me dijo que corregiría de su pasado. Vamos bien. Con mucho respeto y quiero deberme a mi gente. Acá muchas personas ya me pidieron fotos y siento que estoy soñando porque están viendo al verdadero Renato Rossini con lo bueno y lo malo. Espero que me quieran y voy a tratar de corregir lo malo haciendo terapia. Hay que hacerse cargo de lo que hacemos.
Fotos: Chris Beliera