A cuatro años del grave accidente que la dejó al borde de la muerte, Pata Villanueva está viva, consciente y rodeada de amor. Su hijo, Robertino Tarantini, habla por primera vez a fondo sobre los duros tiempos que vivieron como familia y cómo es el presente luminoso, aunque con algunas secuelas físicas (de las que se está rehabilitando), de la exvedette argentina.
"Después de haber estado tan cerca de perderla, verla así hoy es un milagro", dice sereno Robertino, el hijo más chico de los herederos de Pata Villanueva, a Revista GENTE.
Y suma: "Está perfecta. Habla, se acuerda de todo, es la de siempre, solo más tranquila". También asegura que no era su momento y que hay que vivir cada día como una celebración porque estuvo "muy pero muy cerca de la muerte".
Además, el empresario gastronómico de 41 años recuerda cómo se dieron los hechos y revela que Pata en ningún momento sufrió. También que uno de los aprendizajes que les trajo esta experiencia fue el tipo de familia que son. "Somos muy unidos y eso es gracias a ella", sostiene.
Robertino, quien también es músico y supo ser mediático en los tiempos de la telerrealidad (defendió a su padre, el Conejo Tarantini, cuando fue implicado en el famoso caso de tráfico de drogas que llevaba adelante el juez Bernasconi), destaca el magnetismo de su madre y su forma de llevar la fama de una manera más sutil.
Robertino Tarantini cuenta en primera persona el día que cambió todo

El incidente ocurrió en Punta del Este, mientras Pata tramitaba su ciudadanía uruguaya para poder entrar y salir con mayor libertad durante el cierre de fronteras en plena pandemia del coronavirus. Fue un accidente doméstico: una caída que terminó en fractura de cráneo, coma y una operación de altísimo riesgo. “Estuvo al borde de la muerte, muy muy cerca”, recuerda su hijo.
Y suma: "Después del nivel de extremo peligro que pasó, está increíble. Se está recuperando. Es lento, pero está muy bien". Al tiempo que destaca el trabajo de los médicos que la atendieron: "Los neurólogos de Uruguay son increíbles. Ellos le salvaron la vida".
Durante una semana entera, la familia vivió con el alma en vilo, sin saber si Pata iba a despertar. Lo hizo. Después vinieron otras pruebas: operaciones intestinales, una infección intrahospitalaria, más rehabilitación. "Cuando nos habíamos enamorado de vuelta de su vida, otra vez. Yo pasé los peores momentos de mi vida. Hoy la tengo viva, espectacular. No hay que llorar por lo que no está pasando", reflexiona él.
Y cuenta que por el impacto tuvieron que cortarle un pedazo de cráneo. "Había sangre y el cerebro estaba inflamado. Necesitaba espacio para descomprimir", revela. Aunque la idea era volver a colocárselo, por lo que lo conservaron, cuando quisieron hacerlo el mismo cuerpo lo rechazó.
Así que le tuvieron que poner una prótesis que le hicieron en un escáner. "Muy de ciencia ficción", bromea Robertino hoy relajado sabiendo que su mamá está viviendo una nueva oportunidad.
En ese proceso, Robertino también descubrió la fuerza de su madre. "No sufrió. Nunca perdió la conciencia del todo. Cuando despertó, estaba. Era ella". Lo dice con admiración.
El presente de Pata: secuelas físicas y una memoria intacta

Hoy, Pata Villanueva está lúcida, conversa, recibe amigas, ríe, recuerda anécdotas. "Está perfecta. Lo único que tiene es una dificultad en el brazo y la pierna derecha, que viene rehabilitando de a poco. Pero es la de siempre, tiene la memoria intacta. Solo está más tranquila", cuenta Robertino.
La familia se turna para acompañarla y hay un equipo de cuidadores que la asiste las 24 horas. "Gracias a Dios, no quedaron secuelas cognitivas. Para alguien que se partió el cráneo, es increíble. Solo tiene este tema motriz”, señala.
Y, si bien aún no camina, aclara Robertino, con rehabilitación lo va a poder volver a hacer. "Ahora está en la casa, y cuando van a visitarla las amigas se arma algo increíble. Hablan de cosas de hace años y ella las corrige. Tiene muy buena memoria", cuenta el empresario gastronómico y dice que está "reuniendo energía para cuando vuelva".
Aunque hoy él no vive con Pata, mantienen contacto constante. “Hablo dos veces por día con mi vieja. El vínculo es muy cercano. Estuve ocho meses afuera en España, armando un proyecto, y cuando volví la vi mejor”, asegura.
También revela que su idea es estar algunos meses allá y otros en Buenos Aires para no pasar mucho tiempo separado de su madre.
Una vida intensa: la carrera de Pata y el amor de su familia

Pata fue una de las figuras más icónicas de los años dorados del espectáculo argentino: supo brillar en revistas, cine y televisión.
Hablamos de una mujer libre, deslumbrante, con romances que ocuparon titulares y una presencia que siempre marcó estilo. "Seguro que tuvo más romances de los que se habla. A mí me cuesta cuando sale con tipos muy jóvenes pero nunca fui celoso", revala Tarantini.
Pero más allá de su carrera artística, el mayor legado de su madre, según Robertino, está en lo íntimo: “Nos dimos cuenta de que somos una linda familia. Todo eso viene del cariño de mamá”.
Hoy, la exvedette de 73 años transita una nueva etapa. Le colocaron una prótesis de cráneo tras un rechazo óseo, superó complicaciones médicas severas y sigue con un tratamiento motriz. El resto, dice su hijo: “Está perfecto”.
Con un presente sereno y una familia unida a su alrededor, Pata Villanueva se recupera llena de amor. "Mi mamá nunca sufrió. No tuvo dolores. Creo que los que más sufrimos fuimos nosotros viéndola así. Por suerte, ya pasó", concluye Robertino.