Hace poco más de un año -exactamente el 2 de febrero del 2022- se cumpliieron 20 años del casamiento de Máxima Zorreguieta y Guillermo Alejandro de los Países Bajos. La historia de amor de la pareja fue, desde el comienzo, un cuento de hadas en el que, por casualidades de la vida, una joven argentina plebeya asistió a una fiesta en Sevilla y con su sensual baile enamoró perdidamente a un príncipe.
En tan solo dos años de noviazgo el príncipe y su amada descubrieron que serían inseparables y a pesar de todas las miradas críticas decidieron dar un gran paso en sus vidas, unirse en matrimonio.
La fiesta se celebró al interior de la aristocracia y en todas las calles de Holanda, que veían con simpatía a la nueva princesa de 31 años de edad. La ceremonia religiosa fue en la iglesia Nieuwe Kerk de Ámsterdam y el acto civil fue en el mismo día presidido por el alcalde de la ciudad, Job Cohen.
Al retirarse como en un final de cuento ambos subieron a una carroza y fueron acompañados por la custodia real que debía controlar a las más de 70 mil personas que se habían acercado al lugar vestidos de color naranja.
Pero la felicidad que se respiraba en el aire tuvo un final abrupto cuando los reporteros del mundo entero notaron que un grupo de manifestantes lanzó una bolsa de pintura blanca y protagonizó una pequeña cacerolada para mostrar su repudio contra el padre de la novia.
Fue entonces que el mundo entero quiso saber por qué Jorge Zorreguieta, en aquel momento de 74 años de edad, se la había prohibido asistir al día más importante en la vida de su hija y cuál era su relación con la última dictadura cívico militar desarrollada en la República Argentina.
El padre de la futura reina de Holanda había sido Secretario de Agricultura y Ganadería durante la dictadura militar que tuvo la Argentina -desde 1976 hasta 1982- y, precisamente por ese vínculo y siendo Holanda uno de los países que refugió más exiliados argentinos desde 1976, no le concedió el permiso para ingresar al país. Titulares de la época demuestran que incluso el casamiento entre Máxima y Guillermo fue tema de tratativa del Parlamento por la gran adhesión del país a la promoción de los derechos humanos.
Tiempo después Máxima de los Países Bajos reconocería que la decisión fue muy dolorosa para ella, "Era evidente que mi padre no vendría. Se cerraron acuerdos y éste es un evento constitucional donde mi marido se convertirá en rey y mi padre no podía estar", explicó ella.
A pesar de que durante toda la jornada de la boda real estuvieron autorizadas las protestas antimonárquicas, la violencia infundada por algunos de sus impulsores hicieron que hubiesen 16 arrestos.
La vida de Máxima antes de ser reina
En más de una oportunidad, quienes la conocieron desde niña la definieron por su feliz infancia. Máxima siempre fue aficionada al esquí, a la serie “La casa de la pradera” y se desempañaba muy bien en la cocina conquistando paladares de la mano de sus conocimientos en repostería.
Luego de culminar sus estudios secundarios, Máxima pasó a la Universidad Católica Argentina en donde cursó la carrera de Economía, egresándose en 1988. Al mismo tiempo, combinó todo para poder continuar con un trabajo de investigación en materia de software destinado al mercado financiero en la empresa Mercado Abierto S.A. Cómo si esto no le alcanzara, trabajaba part time dando clases particulares de inglés a niños y adultos.
Las hijas de Máxima y Guillermo
Máxima y Guillermo tienen tres hijas mujeres: Amalia, Alexia y Ariane y los medios internacionales definen a Amalia de Orange como la “heredera del trono que está rompiendo las tradiciones de la monarquía” de los Países Bajos. Y parece que así lo es. Desde que el 7 de diciembre de 2021 cumplió 18 años, el peso de ser la sucesora en el trono empezó a sentirse cada vez más sobre sus espaldas.
A la hermana de Alexia (17) y de Ariane (15) le tocará, en un futuro, tomar el mismo rol protagónico de sus padres, Guillermo Alejandro (55) y Máxima Zorreguieta (51). Dos personas que han marcado un antes y un después a la hora de relacionarse con la sociedad local.
Aseguran allegados a la Corona que Amalia tiene una fuerte personalidad. Cuando tenía apenas nueve años tomó real conciencia de lo que iba a ser su vida. Fue justo en el momento en el que se realizó la ceremonia de entronización de su padre debido a que su abuela, Beatriz, había abdicado.
“Fue como un golpe en la cara, pero a la vez un empujón. Quería ayudar a mis padres, y en lugar de un peso empecé a verlo como un honor”, reza uno de los párrafos más crudos de la biografía que escribió la comediante Claudia de Breij.
Si hay que hablar de gestos que parece que la mantienen en el llano, la lista es larga. Se puede mencionar lo que ocurrió a principios de 2021, cuando le pidió al primer ministro Mark Rutte que deje de abonarle la asignación personal de 300 mil euros anuales.
Las razones que dio fueron que ella considera que no era necesario recibir ese dinero hasta que no pueda ofrecer algo significativo a la sociedad de los Países Bajos y que podría destinarse a gente que realmente lo necesitaba.