Tiene 64 años y lleva 37 de carrera, pero Benito Fernández siente que este 2024 tiene un condimento muy especial. “Es un año bisagra en mi vida”, afirma en tono reflexivo. Después de superar una dura internación por un tratamiento antidepresivo, el diseñador comenzó a dar vuelta de página de la mano de una seguidilla de proyectos: dio a conocer su última colección en un desfile acompañado por sus históricas musas, está por lanzar una cápsula con una marca deportiva y este lunes 23 de septiembre tendrá su debut en el Cantando 2024, ciclo que conducirá Flor Peña por América TV.
“Está bueno que dejemos de tener miedos y prejuicios con las cuestiones mentales”, afirma al recibir a Revista GENTE en la intimidad de su hogar. “Después de mi internación era un misterio cómo iba a reaccionar todo lo relacionado a lo laboral. Pero la realidad es que se me abrieron un montón de puertas. Temía por la reacción que pudiera tener la gente en estas cuestiones relacionadas con las enfermedades mentales, y que hubiera cierto prejuicio. Pero no... Igual trato de mechar la cosa, porque estoy muy sensible, ya sea para lo bueno como para lo mal: el día antes del desfile apagué el teléfono a las tres de la tarde. Intento preservarme porque aún tengo que resguardar un montón de cosas”, confía.
-Es interesante, porque parte del folclore del Cantando es la confrontación y la polémica...
-Mi idea es ir a pasarla bien y divertirme. No me voy a enroscar en situaciones que me hagan mal. Yo he conocido la pista como espectador, y la energía es muy fuerte. Trataré de organizarme para estar el tiempo necesario e irme.
-¿Antes de aceptar le consultaste a tu psiquiatra e hijos la propuesta?
-Mis amigos me decían que no lo hiciera, y mi psicóloga y psiquiatra, como no ven tele, no sabían de lo que les estaba hablando (risas). Esto va a ser prueba y error. Cuando me hicieron la propuesta los productores Chato Prada y Gabriel Fernández les dije que no cantaba y que me tenía que cuidar después de la internación. No podía estar en el estudio esperando tres días para cantar. Me entendieron, me aceptaron y acá estoy.
-¿Esa fue una condición?
-Sí, porque la idea es estar trabajando el tiempo justo y que no se dilate mi participación como le ha pasado a otros concursantes en ediciones anteriores. No es que exigí, pero también pedí tener buena onda con quien iba a conducir. Cuando me dijeron que era Flor Peña terminé de aceptar. El jurado no me importa. Que me pongan un uno o un cero me da igual, pero sí necesitaba el apoyo y la contención de quien de quien iba a conducir. Para mí que tengamos el mismo humor y energía es clave. Entrar sensible y no contar con cierta química con el conductor, se me iba a hacer difícil. Tené en cuenta que soy disléxico y cuento con la imposibilidad de aprender las letras… Era mucho. Necesitaba sentirme cómodo en eso.
-¿Por qué?
-Porque venía de tocar fondo. Cuando vos estás en una situación, ves todo negativo. Algo así te afecta en la parte personal e incluso en las relaciones con amigos o familia. A mí me angustiaba ver a mi nieto, que es lo que más quiero en el mundo. Nunca me había pasado algo así. Llegué a un lugar muy oscuro, y mira que he tenido muchos bajones en la vida. Esta segunda vuelta que me toca es muy importante.
-¿Y qué es lo primero que se te viene a la mente de esos tiempos difíciles?
-Yo me encerraba los fines de semana en mi casa, vivía a oscuras y con las persianas bajas. Cuando venían mis hijos, hacía que estaba viendo tele. Careteaba una cosa que no era. No les decía nada para no cargarlos. Me daba culpa. Pero te das cuenta de que es un error y hay que hablar las cosas. Por eso siempre que doy una nota ahora recomiendo que en caso así se hable con quien sea y a no tener prejuicio en pedir ayuda a un médico. Yo me interné voluntariamente. Cuando me dijeron en el Otamendi que debía hacerlo, acepté enseguida. Sabía que necesitaba adquirir las herramientas porque, cuando me dieran el alta, tenía que enfrentar muchas cosas. La internación justamente me brindó esas herramientas.
El mensaje de Máxima Zorreguieta para Benito Fernández
“Después de la internación voluntaria, necesitaba un paso intermedio: no estar solo. Entonces me aconsejaron ir a la casa de alguien con quien yo me sintiera cómodo”, cuenta.
-¿Y quién te ayudó?
-Llamé a mi amigo Diego Impagliazzo y no le di mucha opción (risas). Le dije que me sentía cómodo estando con él y que sabía que me iba a apoyar y a contener. Así que permanecía diez días en su casa. Me malcrió, me cocinaba a la noche... Fue un paso muy importante dentro del proceso y la curación de todo lo que me había pasado. Le agradezco con el alma que me haya recibido y de la manera que lo hizo. ¡Hasta me dejó su cuarto! No sólo es el recibimiento o cómo te atienden, sino también la contención que uno necesita en ese momento.
-¿Alguien que no te esperabas y te brindó su apoyo?
-Máxima (Zorreguieta) me mandó un mensaje.
-¿Qué te dijo?
-Se enteró ahora, cuando vino a Argentina por el cumpleaños 80 de la madre, y decidió ponerse en contacto conmigo. Me dijo que me deseaba lo mejor. Fue un mensaje súper cálido. Es increíble que la Reina se haya tomado el tiempo para mandarme un WhatsApp. Ahí te das cuenta de lo que vale la gente, de su educación. Más allá de si se pone o no un vestido mío, que se haya tomado un rato para pensar en mí fue súper importante tras ese bravo momento que pasé.
-E implica que algo positivo dejaste en ese otro.
-Sí, pero cuando estás mal no podés verlo. Caes en un pozo negro. Con el diario del lunes veo todo el afecto que tenía de la gente.
-¿Cómo era Máxima en esos primeros contactos que tuviste hace veinte años?
-Era y sigue siendo la mujer que me gusta a mí: trabajadora, amante de la moda sustentable, una mujer que atiende a su familia... De todo. Más allá de su belleza, me engancha lo que lucha por los derechos de las mujeres. Como Valeria Mazza, que hace de todo como empresaria y luego va y te prepara unas tortas en su casa que te querés morir.
-Con Máxima se conocieron de una forma particular, ¿cierto?
-Martín Zorreguieta se casaba y me llamó para que vistiera a Mariana Andres, quien era su pareja, y a cinco amigas. A Máxima le gustó como las vestí a todas, y un día llamó a mi teléfono: “Soy Máxima Zorreguieta” y tocó el timbre de mi estudio. Estaba en la entrada, y directamente la atendí. Uno piensa que caería con secretarias y custodias, pero subió los dos pisos y se quedó esperando que terminara de atender a una clienta para una fiesta de 15 años. En ese momento le empecé a hacer los primeros vestidos para una gira por Latinoamérica.
El presente empresarial de Benito Fernández
“Mi marca se reconvirtió de un día para otro”, reconoce. Y admite que "el escándalo que significaron las daciones tomadas respecto a uno de sus comercios, dice que todo fue para mejor y que "me enfoqué en un nuevo presente".
- ¿Cómo está tu marca hoy?
-Cerré el prêt-à-porter, que es lo que hizo estallar la bomba y me dedico a la alta costura, que es lo mío. La respuesta del publico fue increíble. Se está vendiendo super bien, incluso mis perfumes. En dos semanas lanzo una línea de ropa y zapatillas para Topper, algo que me representa mucho porque yo ya no uso más zapatos.
- ¿Algo más?
-Esto te lo cuento en exclusiva, no se comunicó oficialmente: voy a hacer un edificio en La Plata que se va a llamar Benito Residence.
-¿Cómo es eso?
-Me llamaron para que le ponga mi impronta al diseño. Se trata de un edifico que tenga un concepto del ADN de la marca. Va más allá de si la fachada está toda estampada: es el concepto de cómo me gusta a mí vivir la vida. Hoy un edificio debe tener bicicletero, lugar para recibir paquetes, en el cuarto debe entrar una cama de 2x2… En ese edificio todo me representará desde la estética y a partir de la forma en la que quiero vivir. Siempre me gustó trasladar mi espíritu hacia otras áreas que van más allá del diseño.
El romance secreto de Benito Fernández con un actor de Hollywood
Se conocieron en el Palacio Duhau y fue una especie de flechazo. “Se trató de un enganche momentáneo fuerte. Esta historia fue más directa, y después vinieron las preguntas de qué hacía yo o las cuestiones personales”, puntualiza.
-¿Qué buscás en una pareja?
-Conocer a alguien de forma genuina y sin tener que explicar qué auto tengo o qué desfiles hice. Como la persona de la que estamos hablando. Estábamos los dos en la pileta del Duhau, sin nada que nos referenciara. Conectamos de forma super linda.
-¿Estás abierto al amor?
-No salgo a conocer gente porque aún me encuentro sensible, pero estoy abierto a lo que suceda. ¿Sabés que di miles de notas y nunca me preguntaron si estoy enamorado? No sé si es por prejuicio o no... Igual te respondo: ahora no lo estoy.
–¿Y quién era ese actor con el que tuviste un touch and go? Te olvidaste de mencionarlo, al menos al pasar.
–(Risas) Uno top. Pero dejémolo ahí.
Fotos: Chris Beliera
Video: Miranda Lucena.
Retoque digital y portada: Darío Alvarellos
Agradecemos muy especialmente a Mariana Metzger