Todo hace pensar que Libertad finalmente terminó suicidándose. Pero no. En Argentina, tierra de amor y venganza, el mal a veces triunfa.
Lucía (Chaves) y Lidia (Casero) encuentran a su madre tendida en la cama, inerte. No tiene pulso ni respira. La desesperación se apodera de las hermanas: Libertad ha muerto. Un fuerte olor a gas invade todo el ambiente, cuyas ventanas permanecen herméticamente cerradas. Las preguntas se suceden, sin encontrar respuestas coherentes. En su estado de alteración psíquica, ella no pudo ser capaz de provocar la dramática escena. Sin embargo, no hay indicio alguno de la presencia de otra persona al momento del deceso.
Bruno (Baró) será el primero en llegar para contener a su amada. También será el primero en aventurar una hipótesis diferente a la teoría del "suicidio". Pero, para abonarla, necesitará pruebas.
Todo es dolor y desazón en el entierro. Solo la presencia inesperada de Alicia (Funes) quiebra el clima y genera una airada desaprobación. La hermana de Ferreyra aprovecha la ocasión para dejar unas flores en la tumba de su querido Torcuato. Grande será su sorpresa cuando observe un detalle inesperado sobre la lápida, que la movilizará.
Trauman (Mirás) arremete contra todas sus mujeres del burdel. Su mayor recelo está dirigido hacia Raquel (Suárez), a quien considera la estratega de todos estos enfrentamientos entre cafishios. Con la intención de pegar "donde más duele", el proxeneta obligará a la polaca a llamar a Aldo (Heredia), para que concurra engañado al Varsovia. Está por ejecutar su golpe más letal....
Anna (Vetrano) se entera de que Pirucha (Rincón) está esperando un hijo de Córdoba (Domínguez)