Fueron alrededor de 100.000 fieles, turistas y peregrinos quienes se congregaron este domingo en el Vaticano para escuchar el mensaje de Pascua que brindó el papa Francisco. Luego de la vigilia del sábado, Francisco celebró la Misa de Resurrección y dio la bendición Urbi et Orbi (a Roma y el mundo), en donde pidió por el fin de todas las guerras y conflictos.
La palabra "paz" fue lo que mas se escuchó por el papa Francisco en su mensaje por el domingo de Pascuas. "Me gustaría decir a todos, con alegría en mi corazón: feliz Pascua a todos", así inició el pontífice sus mejores deseos para todo el mundo. "Apresurémonos a superar los conflictos y las divisiones, y a abrir nuestros corazones a quien más lo necesita. Apresurémonos a recorrer senderos de paz y de fraternidad" continuó.
"Alegrémonos por los signos concretos de esperanza que nos llegan de tantos países, empezando de aquellos que ofrecen asistencia y acogida a quienes huyen de la guerra y de la pobreza", destacó Francisco. Además decidió hacer un repaso por varios de los conflictos abiertos en el mundo. "Expreso mi profunda preocupación por los ataques de estos últimos días, que amenazan el deseado clima de confianza y respeto recíproco, necesario para retomar el diálogo entre israelíes y palestinos, de modo que la paz reine en la Ciudad Santa y en toda la región", sostuvo sobre el conflicto en Medio Oriente.
También decidió pedir por ayuda para "el amado pueblo ucraniano en el camino hacia la paz" y que se infunda "la luz pascual sobre el pueblo ruso". "Conforta a los heridos y a cuantos han perdido a sus seres queridos a causa de la guerra, y haz que los prisioneros puedan volver sanos y salvos con sus familias", rezó.
Francisco también realizó una oración por "las comunidades cristianas que hoy celebran la Pascua en circunstancias particulares, como en Nicaragua y en Eritrea", y "todos aquellos a quienes se les impide profesar libre y públicamente su fe". El papa recordó los conflictos que actualmente atraviesan países como Líbano, Túnez y República Democrática del Congo, e incluyó en su pedido de bienestar "a los refugiados, a los deportados, a los prisioneros políticos y a los migrantes, especialmente a los más vulnerables, así como a todos aquellos que sufren a causa del hambre, la pobreza y los nefastos efectos del narcotráfico, la trata de personas y toda forma de esclavitud".
Por último, el Papa envió un mensaje a "los responsables de las naciones, para que ningún hombre o mujer sea discriminado y pisoteado en su dignidad; para que en el pleno respeto de los derechos humanos y de la democracia se sanen esas heridas sociales, se busque siempre y solamente el bien común de los ciudadanos, se garantice la seguridad y las condiciones necesarias para el diálogo y la convivencia pacífica".