Yanina Zilli, una de las vedettes más famosas y codiciadas de los 90. La actriz se robó los corazones de cientos de personas con sus obras de teatro y su paso por Rompeportones. Pero cuando se convirtió en mamá decidió alejarse de los flashes y abocarse a la vida familiar.
Se instaló en Mar del Plata hace 10 años, donde posee varios negocios, y recientemente reveló algunos romances ocultos y no descarta regresar a los medios.
Lejos del espectáculo, comparte posteos de viajes con sus hijos, Ornella y Santino en su cuenta de Instagram, donde cuentas con más de cuatro mil seguidores.
Sus inicios
Siempre quiso ser actriz, pero le llevó un tiempo darse cuenta. Dejó su Arequito natal y se mudó a rosario para ingresar a la universidad. Primero estudió derecho y luego intentó ser profesora de educación física, pero dejó todo para viajar a Buenos Aires con una amiga.
“Siempre quise ser actriz, de chica me hacía un rodete, me ponía anteojos, me miraba al espejo y soñaba con ser famosa. Ese era mi sueño, ser actriz”, contó, en diálogo con La Nación.
Sin embargo, el destino tenía otros planes y se convirtió en vedette. ”El cuerpo me daba para eso y aproveché", sostuvo. Así fue comenzó a participar en castings y conseguir sus primeros trabajos: participó en Brigada Cola y luego en Los Benvenutto. Pero no fue hasta que agarró las plumas que se volvió una figura.
Se convirtió en una de las estrellas de Rompeportones, por lo que aún es recordada en clásicos los sketchs como “El hospital”, “La comisaría”, “El novio de la nena” y “actualidad caliente”. Además, protagonizó varias obras de teatro, casi todas de Hugo Sofovich, y muchas temporadas con Jorge Corona.
Tras convertirse en madre, se cansó de ser una sex symbol y se alejó de los flashes. “Creo que tampoco era feliz haciendo lo que hacía. Un día, sobre un escenario, me pregunté qué hacía ahí con las plumas, no estaba contenta. Sentía que el mostrar el cuerpo había tenido su etapa, que había disfrutado, pero ya estaba”, reflexionó.
Luego, por temor a la inseguridad en Buenos Aires, se mudó a Mar del Plata, donde lleva instalada más de 10 años. Allí posee una franquicia de Regina a la que le va muy bien y su tiempo libre lo utiliza para viajar seguido a Miami, donde se instaló su hija, hace un año y medio.
No obstante, a sus 56 años, no descarte volver subirse a un escenario: “A lo mejor de grande tengo una oportunidad de trabajar como actriz. Siempre estoy dispuesta a subirme a un escenario porque soy artista”, sostuvo.