Aunque no sea lo que más nos enorgullece, todos nosotros terminamos en algún momento scrolleando la pantalla del celular buscando sorprendernos con algo que desconocemos. Estando en esa, María Becerra (24) encontró un reel de Instagram que la hizo detenerse.
"Me acuerdo que ya era de noche, en un día cualquiera de junio, y yo me estaba por ir a dormir cuando me llegó la notificación de un mensaje privado", comienza relatando Artina Perez (24, su nombre real es Martina Federica Perez Villa), la muralista, dibujante, pintora y retratista de mascotas que por esos días tenía un reel que se le había viralizado.
"Por este video de un día para el otro me había empezado a seguir un montón de gente, pero ni ahí me esperaba que me escribiera una figura pública. Y cuando vi que tenía un mensaje de María Becerra no lo podía creer, ¡hasta pensé que era una cuenta falsa!, porque me pareció un montón, pero no, ¡era ella!", afirma aún emocionada la vecina de Núñez.
–¿Qué te dijo en ese primer mensaje?
–Me puso "Hola, ¿qué tal?", y me dijo que quería que le hiciera una serie de retratos.
–¿Cómo siguió la conversación?
–Del mismo modo que con todos mis clientes: primero le pedí que me mande todas las fotos que tuviese de sus mascotas –porque cuántas más para mí mejor–, y después elegimos una foto de cada uno entre las dos. Después, le mandé las referencias de cómo quedarían los tres cuadros y vimos el tema del fondo, de los colores y demás, porque siempre pregunto si quieren alguna tonalidad en especial...
–¿María ya sabía de antemano qué tonos quería?
–Sí. Ella me mandó una paleta de colores con unas tonalidades específicas que me re gustaron. Así que en base a ellas le mandé algunas pruebas y por suerte le encantaron, así que diría que fue fácil.
Así se hicieron los cuadros de María Becerra
"Le hice tres: el grande, el de los gatos, es de 60x60 cm, y los otros dos, los de los perros, miden 40x60 cm", precisa la veinteañera que retrató con arte y con pasión a las ocho mascotas que habitan la casa bonaerense de María Becerra y J Rei.
"Mientras lo pintaba me enteré que a Turbo lo encontraron en su viaje por la provincia de Córdoba. Fue una historia súper tierna porque él los empezó a seguir por el camino y terminaron adoptándolo", cuenta la retratista de mascotas.
En su momento, desde el Valle de Calamuchita, Becerra relató: “Lo adoptamos en pleno viaje. Lamentablemente lo habían dejado abandonado en un camping, pero nos empezó a acompañar y así se ganó nuestros corazones”.
Con respecto a su relación con los gatos, en un vivo de Instagram, Becerra contó: "Mi sueño de toda la vida siempre fue tener muchos. Mirar a cualquier lado y tener una cabecita toda tierna asomando con sus orejitas. Así que le agradezco a Dios por eso".
Por otra parte, la pintora que nació bajo el signo de Cáncer y que está convencida de que "esa sensibilidad" se ve en sus obras, dijo que "María nunca dudó en cómo quería que sea cada uno de sus cuadros. Cuando me escribió, ella ya había decidido cómo quería agrupar a sus mascotas".
Conociendo a Artina, la artista que tiene la misma edad que María
"Yo empecé a pintar en pandemia porque tenía bastante tiempo libre y me di cuenta de que era buena en eso. Pero con el emprendimiento arranqué a mis veintidós años, cuando dije 'bueno, me voy a dedicar a esto full time'. Hasta entonces había trabajado mucho tiempo de niñera –desde los 16 años–, en atención al cliente y en otros rubros que no tenían nada que ver. Es que fue todo un proceso decidirme a dejar todo de lado para pintar porque no hay muchos referentes que lo hagan. Es difícil, ¡y más en nuestro país!", comenta con honestidad Artina Perez, "la única artista de su familia".
–¿Cómo surgió esta particular profesión?
–Todo surgió cuando en lo de mi abuela, cuando encontré un lienzo y unas pinturas que había por ahí de mi abuelo y dije: "Bueno, ¿qué puedo pintar?", y agarré a mi gato, a Chiquito, que era todo para mí en ese momento, y lo pinté y publiqué el resultado en mi cuenta de Instagram. Al verlo, mis amigas me empezaron a decir "ay, yo quiero uno de mi perro", "yo quiero uno de mi gato", y así. Así que empecé a regalarles pinturas a mis amigos y familiares hasta que en un momento me di cuenta de que tenía que armarme otra cuenta para subir todo lo que estaba haciendo porque los animales ya ni siquiera eran míos (Ríe). Y con la nueva cuenta me empezaron a llegar seguidores y propuestas laborales y todo se fue dando: pasé de regalar cuadros de mascotas a que sea mi trabajo.
–¿Estudiaste algo relacionado con el arte o es puro don?
–Creo que aprendí a pintar bastante sola, pero hice distintos cursos. Primero me anoté en el CBC de Diseño Gráfico de la UBA y noté que era muy estructurado para lo que yo quería, porque mis trabajos eran artísticos, emocionales y con profundidad mientras que lo que llevaban mis compañeros era todo más relacionado con el diseño, los colores y qué se yo. Así que ahí dejé. Después fui a la UNA a estudiar la Licenciatura en Artes Visuales y ahí estuve unos dos años hasta que el emprendimiento me empezó a ocupar tanto tiempo que tuve que elegir entre una cosa y la otra. Además, en paralelo estaba yendo al Taller Grupo Presente, que queda en Vicente López y que siento que fue clave para mi desarrollo como pintora. Eso no lo dejé. Con ellos habré estado unos tres años y los re agradezco.
–¿Cómo describirías tu técnica?
–Diría que yo hago retratos de mascotas en un bastidor entelado, y mis herramientas son los pinceles y los acrílicos –que me parecen más dinámicos que los óleos–.
–¿Te sentiste presionada a la hora de crear los cuadros de esta nota sabiendo que iban a terminar en la casa de "La nena de Argentina"?
–No, la verdad que no, porque en todos mis retratos siempre lo doy todo. Soy muy perfeccionista porque valoro mucho que la gente me elija para retratar a sus mascotas, porque sé lo especiales que son y el valor que tienen en la vida de cada uno... Es por eso que intento estar a la altura de esos sentimientos.
–¿Sólo pintás gatos y perros?
–No. Si alguien me pide una cebra también la hago (Risas).
Arte de portada: Silvana Solano