En una exclusiva con GENTE, cuenta cómo tomó la decisión de resolver la división de bienes a veinte años de su divorcio: “Todas debemos entender que, ante nuestros derechos, acobardarse siempre es un error”.
Hace algunos días, Ara reunió a su familia –“testigo, compañera, espacio y red”– y prologó lo que sería una gran confesión. “Quiero contarles veinte años de mi vida. Durante todo ese tiempo vieron a una mujer que iba y venía, que trabajaba sta el desmayo, que rio y que lloró, a veces entera, otras desestabilizada. Y ya es hora de decir la verdad”. Entonces compartió: “Desde mi divorcio jamás conseguí la división de bienes. He firmado papeles que me mostraban, hubo ‘arreglos’ nunca arreglados y postergaciones sostenidas. He sido paciente con las tantas vueltas que se dieron alrededor de este asunto. Pero hasta aquí llegué. Siempre he dicho que denunciar protege. Que acobardarse es un error. Y no voy a seguir dando un ejemplo contrario. Si me quedo en casa haciéndome la pelotuda y mostrándoles a todos que la vida es embellecerse, no estaría comunicándoles quién soy en realidad. Esta que ven aquí es una guerrera dispuesta a salir por su dignidad, y por ende la de todos”,dice con sensatez, con sentimiento.
“A veces puedo resultar dura. Pero de buenudos están llenos los hospitales. Mis hijos no salen de casa sin que les recuerde: ‘Defendé tu lugar con verdad y dignidad. Go!’”. El apoyo fue conmovedor, como en su momento el de Rosita, “a quien sólo le preocupaba que yo no saliera dañada”, dice Ara. “Al día siguiente inicié una lucha definitiva, ni más ni menos que por lo que me corresponde”, dispara. “La lucha de las mujeres todavía continúa, y será constante. No bajemos los brazos, no confundamos sensibilidad con debilidad. Que no crean que porque una parece estar ‘en otra’ se resigna a la línea del machismo y el destrato. Todas padecemos lo mismo. Es por eso que, como persona pública, tengo la obligación de sumar mi voz: que estos atropellos suceden sin distinciones y deben ser extirpados. Siento que mi misión es ayudar a construir desde mi propia historia, desde mi propia experiencia de búsqueda de la evolución. Porque como alguna vez dijera mi querido Juan Alberto (Badía): ‘Uno no es lo que es hoy. Uno es el tránsito que hizo hasta llegar a hoy”.
Fotos: Fabián Morassut