“Fue hace quince años, a mis jóvenes 39 años -cuenta Gastón Carlos Caminata (54), con esa contagiosa simpatía que lo caracteriza-, casi como un llamado divino: mientras surfeaba, de repente levanté la cabeza, miré al horizonte, descubrí la belleza que me rodeaba y le pregunté a Dios en qué podía usar mi tiempo para colaborar a que semejante milagro no se perdiera nunca… No te digo que escuché su voz, pero sí sentí que me decía cuál era la mejor manera de hacerlo. Así que a partir de ahí decidí volverme viejo ayudando a custodiar su creación”.
–¿Una especie de “custodio del mar” o “defensor de las playas”?
-Yo prefiero que me llamen “despertólogo ambiental” (lanza una carcajada). Como lo fue Uchi, el amigo que ayudó a sacar la venda de mis ojos y me inspiró a esa cruzada.
“ARRANCAMOS CUANDO RECIÉN EMPEZABA FACEBOOK, Y NO TENEMOS PENSADO TERMINAR NUNCA”
El bonaerense nacido un 24 de septiembre de 1970 cuenta que siempre “amé a la playa y sus olas”, y que un día, en medio de una charla justamente con Uchi empezó a tomar conciencia de "algo en lo que jamás había puesto la atención. "Por esos tiempos yo era presidente de la Cámara de Comercio de Pinamar y había comenzado a limpiar el pueblo. Entre comentario y comentario, Uchi me alertó: ‘Ojo que también está sucia la playa, eh. ¿Por qué no vas a mirar? Hay un tema ambiental groso ahí, te aseguro. Si querés vení conmigo esta tarde y te muestro…’. Incrédulo, fui, y ahí nomás me mostró cientos de kilos de basura tirados sobre la arena, una barrera de dos metros de altura e interminable en extensión. Quedé shockeado. Como te dije, él me sacó la venda de los ojos. Ahí está el problema: A veces no queremos ver lo que está ahí, delante nuestro. La basura está ahí pero no la vemos”, filósofa Caminata. Así que…”, deja abierto los puntos suspensivos unos segundos.
-¿Así qué?
–Desde ese día simplemente me dediqué a transmitir la grave emergencia sobre la que la ciencia viene alertando desde hace décadas.
-¿Y cuál fue su primera iniciativa al respecto?
-En septiembre del 2010 arrancamos con la movida. Lo primero que se me ocurrió fue comprar un gazebo, contratar a dos chicos y hablar con los turistas todos los días en la playa. Después de ese verano seguimos con las charlas pero en las escuelas y los medios de comunicación. Recién empezaba el Facebook, me acuerdo. Hablábamos de algo que parece de poca importancia, mientras comprendíamos que el humano es parte de la naturaleza, depende de ella, y a la vez es el único capaz de lograr un cambio de hábito para que se priorice la salud del planeta, el amor por la casa común, al consumismo feroz, desmedido y peligroso. Sólo aprendimos a escuchar al corazón, que jamás va a dejar de hacer lo que está bien. Ahí radica la clave. Arrancamos cuando recién empezaba Facebook, y no tenemos pensado terminar nunca.
-¿Cuáles han sido los mayores logros a partir de su iniciativa?
-Lograr que Pinamar sea una de las playas más limpias del planeta, las ordenanzas municipales… y que mi papá limpie las playas durante la última década de su vida.
“LOS NIÑOS PUEDEN SER ¡AHORA! LOS HÉROES DE NUESTRO PLANETA”
No bien le consultamos sobre su vida personal, Gastón cuenta que “tuve la suerte de haber sido elegido por Clarisa Andera (52, periodista) hace treinta y ocho años, que son los que sumábamos cuando nos conocimos en el jardín de infantes. Y con ella llegaron nuestros queridos dos hijos, Tobías (17) y Franco (20–. Los cuatro hablamos mucho en casa del tema de la ecología y la limpieza. Juntos aprendimos mucho del mayor desafío de la historia de la Humanidad. Entendimos que el cambio comienza por uno mismo y se contagia a los demás, y al mismo tiempo que va por el lado de transformar hábitos y costumbres heredadas que además de dañar el ambiente, dañan nuestro cuerpo. Sentimos que ésta es una oportunidad de todos y que aún estamos a tiempo. Podemos cambiar la vida del planeta”, subraya.
-¿Usted cree que desde su prédica también cambia la vida del prójimo?
-Aunque resulta imposible saber a cuántas personas le cambiamos la vida a partir de las cuatro mil limpiezas de playas que realizamos en Pinamar y 19 países donde ya actuamos, también siempre aparece alguien que nos inspira a nosotros seguir. Yo tengo mis referentes, a partir de su amor, esfuerzo, persistencia, y me ayudan a sentirme tripulante de esta nave en la que nuestra misión es que nadie se quede sin entender que es necesario un cambio necesario y urgente y que lo único que puede generarlo es que comencemos a encararlo sin poner más excusas.
-¿Cómo ve el futuro, más allá de su optimismo?
-Triste, si cada vez estamos más consumiendo sin límites. Eso nos puede llevar al peor escenario posible. Debemos dejar de pensar que reciclar es lo máximo que podemos hacer por la salud del planeta, por la nuestra y la de todos sus habitantes. Nosotros, para el océano, somos como el cáncer para el ser humano. Lo estamos consumiendo. De lograrlo, nos llevaría al fin, como le pasa a nuestro cuerpo frente al cáncer. Si supiésemos que los elefantes hacen el daño que hacemos nosotros, los extinguiríamos a todos, pero como el problema somos nosotros, ponemos excusas para seguir explotando los recursos naturales. Se me rompe el corazón cada minuto de vida en el que pienso cómo tratamos a algo tan hermoso que se nos regaló. Nunca tuvimos tanto en la palma de nuestras manos. No podemos resignar la salud del planeta. Necesitamos ya poner en marcha el “efecto contagio”.
-¿Efecto contagio?
-Vos podés copiar lo que hago y mejorarlo. Tengo fe que esto viene pasando y sé que cuando antes ocurra, más saludable y más barato será para todos. Los niños y los jóvenes vienen con un chip diferente: lo que les falta es entender que ellos pueden ser ¡ahora! los héroes del planeta, porque son los que más concientizan a sus padres. Así que si con nuestras buenas intenciones los mayores motivamos a los chicos y logramos en ellos un efecto contagio, nada nos para, el planeta se salva. Vienen con un chip diferente, como te digo, empiezan a ver y cuidar al planeta como no lo hacíamos nosotros. Sólo resta que se pongan la capa y salgan a difundir, a conectar con la gente, algo que es clave para conseguir que se activa ese efecto contagio y no se detenga más.
-¿Nunca es tarde?
-No es tarde hasta que lo sea… Llega el momento en el que, si no lo iniciamos aún, podemos empezar a colaborar en hacer más sostenible nuestro futuro.
"EL VERANO ES UN GRAN MOMENTO PARA INICIAR LA CRUZADA SUSTENTABLE”
"¿Por dónde empezar la cruzada solidaria? -desafía Caminata a Revista GENTE-. Donde nos toque estar. Es una cuestión de conciencia. Y arranquemos mañana, no, mejor hoy, ahora, en medio del verano, un gran momento para iniciar la cruzada sustentable. E iniciémosla individualmente, porque todos podemos, desde lo pequeño, ser parte del cambio. Nosotros, por ejemplo, logramos -como te decía recién- que, cuidándola día a día, Pinamar luzca entre las playas más limpias del planeta. Y al mismo tiempo activamos ordenanzas municipales que luego se replicaron en el país y el mundo: la prohibición de las bolsas plásticas y el sorbete y, la última, playas libres de humo, porque… ¿sabían que con cada colilla menos podemos salvar mil litros de agua?”, lanza sin anestesia. Y pronto, de manera espontánea, como quien se sabe de memoria la lección más importante de su existencia, entrega un vademécum esencial de cinco puntos de cara al comportamiento que deberíamos mostrar en las playas.
* “Cuando visites la arena, llevate tu basura. Aunque allí haya cestos, las fuertes ráfagas de viento siempre producen que los residuos terminen en el mar.”
* “Hacé un poco de ejercicio mientras limpiás la basura que encuentres: te cuidás vos y además ayudás a salvar el océano.”
* “Si vas a comer criaturas del mar, asegurate de que sean de pesca artesanal. La pesca industrial provoca mucho daño. Si uniéramos todas las redes de arrastre que existen podríamos dar quinientas vueltas al planeta.”
* “Aprovechá el verano y agranda tu menú incorporando frutas, verduras, semillas y legumbres, porque ése también es un camino hacia la sustentabilidad.”
* “Reducí tus residuos y viví más simple.”
-Casi una declaración de principios, Gastón -le lanzamos apenas termina de delinear su biblia de responsable habitante de la Tierra.
-¿Viste?
-¿Si debiera definir a todos esos ítems en una frase, ¿Cuál sería?
-Mi sugerencia, te encuentres donde te encuentres y transites la estación del año que transites, es: cambiá, cultivate, sé responsable de tus residuos, genera conciencia, ¡activá!
-Disculpe la curiosidad pero vimos en una foto que en el parque de su casa conserva 1,288 millones de colillas de cigarrillos juntadas y neutralizadas en botellones pinchados de agua cubiertos con silicona. ¿Por qué los conserva?
-Según los estudios, cada colilla no sólo puede contaminar mil litros de agua, sino que contiene más de siete mil sustancias químicas tóxicas, algunas de las cuales son cancerígenas, y plástico, que jamás se degrada. Sí, sí, es un residuo peligroso. Así que conservamos esos botellones para recordarnos y recordar que ya salvamos tanta agua como para hidratar a todos los argentinos por dos semanas.
-¿Hoy siente que el llamado divino apuntaba hacia ahí, nomás?
-Si me preguntás hoy, te diría que sé que Dios aún tiene algo más grande planeado para mí.
Fotos: Cortesía de Gastón Caminata, @yoamomiplayaok y @bigchungus.oficial
