En las últimas horas, se conoció la sentencia oficial a la profesora acusada de realizar crueles maltratos a niños de entre 4 y 5 años en la comuna de Panguipulli, Región de Los Ríos, Chile.
Según se dictaminó, la maestra de lenguaje deberá cumplir una pena de 541 días de presidio, junto con 3 años de inhabilitación absoluta temporal de ejercer su cargo y trabajar con menores de edad. También deberá asistir a un programa de rehabilitación para maltratadores.
La sentencia quedó firme luego de que el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Valdivia diese por establecido que la docente, durante al menos cinco años, entre 2017 y 2022, ejercía tratos denigrantes a preescolares en una escuela de la localidad de Coñaripe.
Qué dice la Justicia sobre las denuncias de la profesora de lenguaje
De acuerdo al fallo, la profesora maltrataba verbalmente a sus alumnos, insultándolos constantemente con “términos despectivos" en el aula, tratándolos en general de ‘pajarones’, ‘tontones’, ‘chanchos’, ‘huevones’”.
Asimismo, corroboró que el cruel maltrato no fue solo verbal, sino que llegó a pasar a lo físico, ya que, indicó que obligaba a los pequeños a ingerir su propio vómito mientras los obligaba a comer.
“Les gritaba constantemente, se sentaba de forma intimidante frente a algunas víctimas para que se coman su comida y en caso contrario los obligaba a que comieran la comida mientras los niños mantenían la boca llena de comida hasta vomitar, debiendo algunos incluso comer su propio vómito”, se puede leer en el crudo relato de la sentencia.
Además, también se presentaron casos de maltrato moral, ya que se asegura que la mujer “los expulsaba de la sala de clase si se orinaban sin asistirlos o cambiarlo de ropa” y también incitaba a otros niños “a burlarse de las víctimas”.
Las secuelas que padecen las víctimas de la profesora condenada
Luego de que conocer los crueles hechos a los que eran sometidos los menores, también se dieron a conocer los resultados de los estudios psicológicos a los que se sometieron a las victimas: “Los modos provocaba gran temor e intimidación en las víctimas, quienes resultaron afectadas psicológica y/o emocionalmente producto del trato degradante que ejercía la acusada en perjuicio de ellas”.
Bajo ese marco, el Tribunal concluyó que las secuelas en los niños eran evidentes: sufrieron “cambios de ánimo, rechazo a estudiar a ir a clases, presentando cuadros de estrés psicológico y/o emocional, entre otros efectos”.