El encandilamiento al conducir es un peligro que puede ocurrir en cualquier momento del día, pero es especialmente riesgoso durante el amanecer y el atardecer. Esta situación implica una pérdida momentánea de visión que pone en peligro la seguridad tanto del conductor como de los demás usuarios de la vía. Por lo tanto, es crucial conocer las condiciones en las que puede ocurrir, así como las medidas preventivas y la mejor manera de reaccionar para reducir al máximo los riesgos.
A menudo asociamos el encandilamiento con las luces largas de un vehículo que se acerca en sentido contrario durante la noche. Sin embargo, es importante tener en cuenta que puede ocurrir en cualquier momento del día.
Es relevante destacar que los reflejos indirectos también pueden ocurrir durante el día, especialmente debido a los cristales de los edificios que encontramos en nuestro camino. Para evitar esta situación, se recomienda conducir con gafas de sol polarizadas y, si es posible, con cristales azulados.
Si te encuentras deslumbrado por el sol, es mejor reducir la velocidad progresivamente en lugar de frenar bruscamente, ya que esto podría tomar por sorpresa al conductor que viene detrás y causar un accidente.
Otra situación propicia para el encandilamiento ocurre al salir de túneles o en tramos con una densa arboleda, donde puede haber una diferencia abrupta de iluminación entre el interior y el exterior. En estas circunstancias, se recomienda reducir la velocidad durante todo el tramo y mantener las distancias de seguridad. Además, el parasol del coche puede ser utilizado como protección, pero su uso debe limitarse a situaciones puntuales, ya que puede reducir el campo de visión.
Los encandilamientos durante la noche son especialmente peligrosos debido a la reducción de la capacidad visual en un 20% y a los cambios en la percepción y en el campo visual. En ocasiones, al encontrarnos con un vehículo que viene de frente con las luces largas encendidas, podemos cometer el error de activar las nuestras también, lo cual está prohibido y solo aumenta el deslumbramiento mutuo y las posibilidades de un accidente.
Si experimentas un encandilamiento mientras conduces, es importante reducir la velocidad de forma progresiva e incluso detener completamente el vehículo para evitar posibles accidentes. Para alertar al conductor que se aproxima con las luces largas encendidas, puedes utilizar breves ráfagas de luces cortas y largas, recordando que esta acción debe ser momentánea. Si esto no surte efecto, desvía la mirada del punto de luz y enfócala en la línea blanca del margen derecho de la calzada. En caso necesario, puedes cubrir la fuente de luz con la palma de tu mano.