Si hay algo que Royal Enfield sabe hacer bien, es desafiar el tiempo. Pero esta vez no se trata solo de nostalgia sobre dos ruedas. No. Esta vez han soltado un monstruo con la Royal Enfield Shotgun 650 Edición Limitada. Se trata de un tributo a la personalización llevado al extremo en colaboración con ICON Motorsport’s. Con solo 25 unidades por región, esta versión especial de la Shotgun 650 es una declaración de guerra contra lo aburrido.
Esta Shotgun 650 es una máquina de actitud diseñada para que cada dueño la lleve hasta el límite de su propia personalidad. Inspirada en la brutalidad mecánica de la "Always Something", la bestia custom de ICON presentada en EICMA 2024 y Motoverse 2024, esta edición limitada no pretende encajar en ningún molde.
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Llantas doradas con corte de contraste, resortes azules en la suspensión trasera, asiento rojo con el logotipo integrado, espejos en los extremos del manillar y gráficos en tres tonos inspirados en las carreras son algunos de los detalles de esta edición limitada.
ICON Motorsport’s no es una marca cualquiera. Si el motociclismo fuera una fiesta, ellos serían los tipos que llegan en una moto hecha de piezas imposibles, con una chaqueta de cuero que cuenta historias de caídas, victorias y noches de gasolina y cerveza. Su filosofía se refleja en cada centímetro de esta Shotgun 650: agresiva, sin remordimientos, hecha para la calle y no para un museo.
Como bien lo dice Adrian Sellers, director de Custom & Motorsport en Royal Enfield: “Nuestra colaboración con ICON Motorsport’s para la edición limitada Shotgun 650 ejemplifica las posibilidades de personalización de la Shotgun 650, celebrando el arte y la pasión de la fabricación personalizada, al tiempo que amplía los límites de lo que es posible con las motocicletas Royal Enfield”. Traducido al lenguaje de la calle: esta moto no está aquí para seguir las reglas, sino para reescribirlas.
Porque una moto así no puede venir sola, cada unidad de esta edición especial incluye la chaqueta Slabtown Intercept de ICON. Hecha en gamuza y tela, con apliques de cuero y bordados, esta prenda no es solo indumentaria. Es una armadura. Una prueba de que quien se sube a esta moto no es un simple motociclista, sino un creyente del evangelio de la velocidad y la personalización.
Si nunca montaste una Royal Enfield, prepárate para una experiencia cruda, mecánica y visceral. Y si ya lo hiciste, sabes de lo que estamos hablando: el rugido grave del motor bicilíndrico, la vibración justa para recordarte que tienes algo vivo entre las piernas y una postura que te hace sentir en control total.
La Shotgun 650, en esta versión, se siente como una roadster nacida para devorar calles, perfecta para la ciudad, pero con la suficiente potencia para que en ruta no te falte nada. Cada aceleración es un manifiesto. Cada curva, una declaración de independencia.
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