La historia de la industria automotriz nos ha dejado muchos hitos y momentos memorables, pero uno de los más singulares ocurrió a principios de la década de 1970 en Alemania. En un esfuerzo diplomático sin precedentes, los tres grandes fabricantes alemanes, Mercedes-Benz, Porsche y Volkswagen, se unieron para crear un automóvil exclusivo. ¿La razón? Congraciarse con Irán, que en ese momento era una potencia gracias al petróleo y las ayudas de Estados Unidos.
El destinatario de este vehículo único era Reza Ciro Pahlaví, el príncipe heredero iraní de tan solo 12 años. Así nació el MPV Teherán, un automóvil diseñado específicamente para que el hijo de Mohammed Reza Pahlaví aprendiera a conducir.
Este automóvil no solo es histórico por su propósito singular, sino también porque representa la única colaboración entre las tres marcas alemanas, cuyas insignias se destacan en la carrocería en una línea vertical. De hecho, su nombre es un acrónimo de Mercedes, Porsche y Volkswagen.
El MPV Tehrán es un descapotable de color naranja con un solo asiento. Sus dimensiones son notables: mide 3.850 mm de largo, 161,5 mm de ancho, 910 mm de alto y tiene una distancia entre ejes de 2.258 mm.
Bajo su capó, alberga un motor de cuatro cilindros con 80 caballos de fuerza, lo que le permite alcanzar una velocidad máxima de 170 km/h. Lo más curioso es que se podía accionar con dos llaves: una de plata que limitaba la velocidad a 30 km/h y otra de oro que liberaba todo su potencial.
Tras la Revolución de 1979, que derrocó a la monarquía Pahlaví, el MPV Tehrán quedó inmovilizado. Sin embargo, hoy en día, este automóvil se ha convertido en un objeto de admiración para los jóvenes que visitan el Museo de Autos Antiguos, cercano a Teherán.
El Museo de Autos Antiguos fue inaugurado a fines de 2021 gracias a la iniciativa de la Fundación de los Desheredados, que administra los bienes confiscados de los dignatarios del antiguo régimen tras la revolución. Este impresionante edificio tiene una superficie de 11.000 m2 y alberga una colección de 55 autos, dos carrozas y cuatro motos, una de las cuales fue conducida por Farah Diba, la última emperatriz y madre de Ciro.
Además, en el museo se guarda otro centenar de vehículos, que aún esperan pacientemente ser restaurados meticulosamente para, algún día, integrarse a esta fascinante exhibición.
