No hay persona en el mundo que no conozca al DeLorean DMC-12, aunque es posible que muchos ignoren su nombre y hasta su origen. Sin embargo, con solo decir que fue la máquina del tiempo de la saga Volver al futuro, todos sabrán de qué se trata. Ese vehículo futurista realmente existió y fue uno de los grandes fracasos de la industria automotriz. Fue creado por John DeLorean, un ingeniero y empresario que a mediados de la década de 1970 decidió independizarse y crear su propia marca.
Desde sus innovaciones revolucionarias en General Motors hasta el lanzamiento de su propio automóvil icónico, la historia de DeLorean es un relato fascinante que trasciende los límites de la ingeniería y el negocio para adentrarse en el terreno de la intriga y la pasión.
Nacido en Detroit en 1925, comenzó su carrera en la industria automotriz con GM. Su talento innato y su pasión por el diseño lo llevaron a ascender rápidamente en la compañía, convirtiéndose en uno de los ejecutivos más jóvenes de la misma. Fue clave en el desarrollo del legendario Pontiac GTO, considerado el primer muscle car americano.
Sin embargo, su ambición iba más allá de las paredes de GM. En 1973, dio el salto y fundó su propia compañía, DeLorean Motor Company (DMC), con la visión de crear un automóvil deportivo de lujo que rompiera con los moldes establecidos.
El resultado de esta visión audaz fue el DeLorean DMC-12, un vehículo con un diseño futurista y características únicas como su carrocería de aluminio sin pintar y sus puertas de apertura vertical. Aunque el potencial del DMC-12 era evidente, la producción enfrentó numerosos obstáculos, desde problemas financieros hasta desafíos logísticos.
Para hacer realidad su visión, este emprendedor visionario contó con la colaboración de Colin Chapman, fundador de Lotus Cars y experto en diseño e ingeniería automotriz. Chapman, que gestionaba con gran éxito su propio equipo de la Fórmula 1, aportó su experiencia técnica y su enfoque en la simplicidad y la eficiencia, pero incluso su genio no pudo salvar al DMC-12 de los problemas que enfrentaba.
Desde su nacimiento el proyecto de DeLorean estuvo marcado por la controversia. Como primera medida, el empresario no pudo cumplir con la promesa de un auto que fuera vendido por 12.000 dólares (de ahí su nombre) y le puso un precio final de 24.000 dólares. Además, el auto contaba con un motor muy poco potente para un deportivo.
Todo esto hizo que DeLorean tuviese la necesidad imperiosa de conseguir dinero para salvar su empresa, que tenía su base de producción en Irlanda para aprovechar diversos beneficios impositivos.
La crisis de DMC se agravó aún más cuando la justicia irlandesa inició una investigación por presunto fraude financiero al mismo tiempo que el propio DeLorean fue acusado por lavado de dinero y tráfico de drogas. Todo eso dañó la reputación y la confianza en la marca, que finalmente se declaró en bancarrota en 1982 luego de producir solo 9.200 unidades de su único modelo.
El juicio que enfrentó el empresario en Estados Unidos fue uno de los casos más mediáticos de la época. Según la acusación, el ejecutivo había acordado utilizar su compañía para lavar el dinero que recibiría a cambio de facilitar un tráfico de cocaína de 200 kilos.
DeLorean se había reunido varias veces con agentes encubiertos del FBI, quienes se hacían pasar por inversores y traficantes de drogas interesados en ayudarlo a salvar su compañía en crisis.
El fundador de DMC se defendió alegando que había sido víctima de una estratagema del FBI para incriminarlo y que nunca había tenido intención de cometer ningún delito. Además, argumentó que había sido presionado para aceptar la oferta de los agentes encubiertos debido a los problemas financieros de su compañía.
Finalmente, en agosto de 1984, el hombre fue declarado inocente de todos los cargos en su contra. El jurado aceptó que había sido víctima de una provocación ilegal por parte del FBI y no había tenido intención de cometer ningún delito. No obstante, todo el caso afectó seriamente su imagen.
Por esas cosas del destino, el éxito que tanto buscaba para su auto lo alcanzó años después a través de Volver al futuro, que convirtió al DMC-12 en un icono de la cultura popular estadounidense y en uno de los vehículos más codiciados por coleccionistas.
El ingeniero falleció en el estado de Nueva Jersey en marzo de 2005, a sus 80 años de edad. Para ese entonces, se encontraba trabajando en el proyecto de una empresa de relojes de alta gama, llamada DeLorean Time.