Ferrari no necesita presentación. Es una de las marcas más relevantes del mundo y por eso se permite incursionar en nuevas áreas y no solo en aquellas relacionadas con la automoción. Eso quedó claro el último domingo cuando decidió parar una línea de montaje de su fábrica de Maranello para transformarla en una pasarela para mostrar su propia línea de ropa.
Si bien la compañía ya tiene merchandising con el logo del Cavallino Rampante esta propuesta es totalmente diferente y va un poco más allá: es una colección de moda a cargo de Rocco Iannone, un diseñador que pasó por Giorgio Armani y en los últimos años ha sido director creativo de la sastrería de lujo italiana Pal Zileri.
En el desfile se introdujeron piezas masculinas y femeninas, desde vestidos hasta camisas y parkas, en las que dominaban los clásicos rojo y amarillo. Todo muy alejado de lo que se puede encontrar en cualquier tienda oficial de la marca.
Ferrari optó por una estrategia muy distinta a la de Lamborghini y Bentley, otras marcas de lujo que también poseen sus colecciones de moda, pero las hacen a través de licencias. En su caso todas las fases de producción de la ropa se hacen dentro de la compañía.
Esta propuesta fue acompañada por la reinauguración del mítico restaurante Cavallino, que se encuentra frente a la fábrica. En una clara muestra del nuevo rumbo que se le quiere dar a este emprendimiento reabrió bajo la guía de Massimo Bottura, un multipremiado chef.
Nicola Boeri, director de Diversificación de Ferrari, aseguró que con estas actividades es acercarse a gente más diversa “tanto en términos de edad como de cultura”. En eses contexto calculó que esta “estrategia de extensión de la marca” representará el 10% de los ingresos de la marca dentro de una década.
