Rolls-Royce ha elevado a un nuevo nivel su primer modelo 100% eléctrico con el lanzamiento del Rolls-Royce Spectre Black Badge, una versión que amplifica la exclusividad, potencia y dinamismo del ya impresionante Spectre. Este modelo no solo reafirma la apuesta de la marca por la electrificación sin renunciar a la esencia del lujo, sino que también redefine el concepto de exclusividad con un diseño audaz y una configuración de alto rendimiento.
El apellido Black Badge en Rolls-Royce no es simplemente un ejercicio estético, sino una declaración de intenciones. En esta versión, el Spectre adquiere un carácter más desafiante con una paleta cromática que enfatiza el negro en elementos clave como el marco de la icónica parrilla, el Spirit of Ecstasy, los tiradores de las puertas y los detalles del paragolpes. Como contraste exclusivo, Rolls-Royce introduce el color Vapour Violet, inspirado en las luces de neón de los clubes nocturnos de los ‘80 y ‘90, aportando una estética retrofuturista que evoca sofisticación y rebeldía.
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El capó puede ir acabado en Iced Black, un tono mate que refuerza la personalidad agresiva del modelo, mientras que una línea de carrocería "waft" en la mitad inferior agrega dinamismo al perfil. La iluminación juega un papel crucial, con una parrilla iluminada en tonos púrpura, azul, amarillo, verde o turquesa, según las preferencias del propietario.
El conjunto se completa con llantas forjadas de 23 pulgadas, diseñadas para complementar la majestuosa presencia del Spectre Black Badge. No se trata solo de una cuestión estética; la aerodinámica también ha sido optimizada para mejorar la eficiencia y estabilidad en carretera.
Adentrarse en el Spectre Black Badge es una experiencia sensorial incomparable. Rolls-Royce ha llevado su ya legendaria atención al detalle a un nuevo extremo con la incorporación de 5.500 estrellas de diferentes tamaños e intensidades en el habitáculo, creando una atmósfera celestial que refuerza la exclusividad del modelo.
El salpicadero está revestido con fibra técnica, un material que combina carbono y hielo de metal fino sobre una base de madera de Bolívar negra, logrando un efecto tridimensional hipnótico. Este acabado se complementa con el símbolo del infinito, distintivo de la serie Black Badge, que aparece en el salpicadero y entre los asientos traseros, reforzando la sensación de exclusividad.
Los umbrales de las puertas iluminados y un cuadro de instrumentos específico añaden un toque futurista a la cabina, mientras que los materiales de primera calidad garantizan una experiencia de confort sin precedentes.
Bajo el capó, el Spectre Black Badge esconde una configuración eléctrica impresionante. Sus dos motores eléctricos generan 659 caballos de fuerza y un descomunal par de 1.075 Nm, cifras que lo colocan como uno de los eléctricos más potentes de su segmento.
Para desatar toda su potencia, Rolls-Royce ha introducido el botón Infinity en el volante, que agudiza la respuesta del acelerador. Además, el nuevo modo Spirited, una suerte de launch control, permite alcanzar los 100 km/h en apenas 4,1 segundos, una cifra impresionante para un vehículo de este porte.
Para mantener el control, la marca ha ajustado la dirección, otorgándole un mayor peso para una respuesta más precisa, mientras que la suspensión ha sido optimizada para reducir el balanceo y cabeceo de la carrocería.
No todo es perfecto en el Spectre Black Badge. Las mejoras en potencia y dinámica han supuesto un sacrificio en la autonomía, que ahora oscila entre los 493 y los 530 km. Sin embargo, para los clientes de Rolls-Royce, la autonomía no suele ser una preocupación primordial.
El paquete Black Badge supone un sobrecosto de aproximadamente 55.000 euros sobre el Spectre convencional, elevando el precio final por encima de los 400.000 euros. Un valor acorde a una obra maestra del automovilismo.
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