La fama que alcanzó con The Beatles le permitió a John Lennon darse todos los gustos. Incluso tener un Rolls-Royce y pintarlo con un diseño tan llamativo que se ganó el insulto de sus propios compatriotas.
Poco antes de que Help!, el quinto disco de la banda de Liverpool, saliera a la calle en agosto de 1965, Lennon decidió comprar un Rolls-Royce Phantom V, el modelo emblema de la casa de Derby.
El vehículo, de color negro mate, casi seis metros de largo y tres toneladas de peso, le fue entregado el 3 de junio de aquel año. Hasta allí nada había sorprendido a los ingleses ya que Lennon era uno más de la extensa lista de usuarios que tenía el Phantom. Y tal vez para salir de ese selecto grupo, entre 1966 y 1967 comenzó ha hacerle una serie de modificaciones que lo hicieron único.
Lo equipó con varios artilugios muy tecnológicos para la época como un televisor Sony, un radio teléfono, un estéreo, un refrigerador portátil y un altavoz externo. Además, modificó la plaza trasera para que las butacas se convirtieran en una cama matrimonial.
Aunque lo que llamó más la atención, para el disgusto de los adoradores de los Rolls, fue su decisión de sacarle el ceremonial color original y reemplazarlo con un diseño inspirado en las obras del artista gitano Marijke Koger. El trabajo lo realizó la carrocera JP Fallon Limited, que sustituyó el negro por un amarillo al que le agregó un diseño floral de inspiración romaní.
Fallons contrató al artista local Steve Weaver para diseñar y pintar el nuevo acabado del automóvil, que le fue entregado a su famoso dueño pocos días antes del lanzamiento de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band.
La redecoración le costó a John unos 4.200 dólares y también la crítica de mucha gente que consideró un sacrilegio pintar de esa manera a un símbolo de la elegancia británica. Incluso hay una leyenda sobre una anciana que cuando lo vio en la calle le empezó a pegar con su paraguas al grito de: “¡Cerdo, cerdo! Cómo te atreves a hacerle esto a un Rolls-Royce”…
Cuando Lennon y Yoko Ono, su esposa, se mudaron a Nueva York en 1971 el excéntrico auto se fue con ellos. En 1977, Lennon donó el automóvil al Museo Cooper Hewitt como parte de un acuerdo con las autoridades fiscales estadounidenses.
En 1985 el museo lo subastó y pasó a manos de Jim Pattison, presidente de la empresa Ripley`s International Inc, tras pagar u$s 2.299.000. Desde entonces, el vehículo se exhibe en el Museo Royal British Columbia en Victoria, Canadá, y de vez en cuando participa en otras exhibiciones.