Micro Mobility, una empresa con sede en Zurich (Suiza), se inspiró en el legendario BMW Isetta de los ’50 para concebir un pequeño vehículo eléctrico: el Microlino, que por sus formas y prestaciones es un furor en Europa aún sin siquiera haber salido de su fábrica.
Al menos eso se desprende del anunció de Merlin Ouboter, director de marketing de Micro Mobiloty Systems AG, quien confirmó que han recibido más de 22.000 reservas. Por eso motivo la compañía ha evaluado elevar el número de producción, que en un principio se situaba en las 10.000 unidades al año.
Propulsado por un motor de 15 kW y 110 Nm, el Microlino llegará en dos versiones diferenciadas por su autonomía: 126 kilómetros para la versión equipada con una batería de 8 kWh y 202 kilómetros para la que está provista de un paquete de celdas de 14,4 kWh.
Los tiempos de carga para las baterías relativamente pequeñas de este vehículo urbano van de las 2 a las 4 horas en conexiones domésticas y se reducen a una hora en una conexión semirrápida de 6 kW de potencia.
Este vehículo urbano con estilo vintage tiene dos asientos, un peso en vacío de 450 kg y una velocidad máxima de 90 km/h. Con solo 2,4 metros de longitud, resulta ideal para estacionarlo de forma transversal al resto de los vehículos. A pesar de su reducido tamaño, ofrece 300 litros de capacidad en el maletero. Como referencia, un Smart fortwo mide 2,65 metros y dispone de un portaequipajes de unos 350 litros.
Micro Mobiloty Systems AG tiene su planta de producción en Turín (Italia). En una primera etapa el vehículo solo se comercializará en Suiza, aunque luego llegará a Francia, Italia y Alemania. El precio de venta ronda los 12.000 euros.