Uno de los grandes objetivos que se ha propuesta la industria automotriz a partir de la llegada de los vehículos eléctricos es extender su autonomía. Con la tecnología disponible en la actualidad, algunos modelos ofrecen hasta 700 kilómetros con una sola carga, más allá de que existen vehículos que han superado los 1.000 kilómetros con una conducción ultra eficiente a cargo de personas especialistas en lograr récords.
A medida que se desarrollan sistemas de carga rápida para evitar tediosas esperas también se está trabajando en obtener la energía de otra manera, más precisamente a través inducción.
Ya se están realizando pruebas en varios países, como en Noruega, donde existen tramos de autopistas que permiten recargar de manera inalámbrica las baterías de los vehículos mientras transitan por la misma.
Este tipo de procesos se conoce como transferencia de energía inalámbrica dinámica o DWPT, por sus siglas en inglés. A través de dicha tecnología, los vehículos eléctricos pueden recargarse “sin cables” circulando por carriles electrificados gracias a un innovador sistema de bucles instalados bajo el asfalto.
El DWPT es adaptable a todos los vehículos equipados con un receptor especial que transfiere la energía procedente de la infraestructura de la calzada a la batería con el fin de generar un sistema de movilidad de cero emisiones.
La conectividad avanzada garantizará, al mismo tiempo y gracias a las tecnologías IdO (Internet de los objetos), una seguridad vial máxima al permitir un diálogo constante entre las autopistas y los vehículos que circulan por ellas.
El asfaltado de las calzadas se optimizará, asimismo, para convertirlo en más duradero sin afectar a la eficacia y la eficiencia de la carga inductiva.