Tanto se habló y se dijo de él, que muchos argentinos dudaban de sus cualidades en este Mundial. “Messi juega bien pero en el Barcelona, porque no siente la camiseta de la Selección”, era la frase preferida de muchos comentaristas de bar. Claro, sin tener en cuenta su edad ni lo difícil que es para un jugador vestir la camiseta argentina, ya crucificaban a este chico de 22 años, estrella del Barcelona y elegido como el mejor del planeta. Pero eso sólo pasaba en el país más austral del mundo. En Sudáfrica, cuando escuchan que una persona habla español y corroboran que es argentino, lo primero que dicen es: “¿Argentina? ¡Messi, Messi! ¡Little (pequeño) Maradona!”
Al recorrer las ciudades de Johannesburgo, Pretoria, Durban, Puerto Elizabeth, o Ciudad del Cabo, ya no sorprenden las gigantografías con las fotos del mejor jugador argentino, promocionando el Mundial que esperaron durante tantos años. La mayoría de los chicos sudafricanos que fueron a ver el sábado a la Argentina, lo hicieron con la camiseta albiceleste o del Barcelona, con el número 10 en la espalda y el nombre del rosarino. La sensación es que todo está armado para que éste sea el Mundial de Messi. Hasta el propio Maradona se desvivió en elogios: “Es el jugador diferente que tenemos. No tengo dudas de que la va a romper”.
Llegó el debut y Messi fue la figura de la cancha. De no ser porque el arquero nigeriano, Vincent Enyeama, tuvo una actuación descomunal, La Pulga se habría ido del estadio Ellis Park con un mínimo de dos goles. Siempre estuvo en contacto con la pelota, fue el jugador que más veces pateó al arco y un tiro excepcional que partió de su botín derecho, provocó el corner que Gabriel Heinze transformó en gol. ¿Qué más se le podía pedir?
En la platea donde se ubicaron famosos y familiares de los jugadores, GENTE vivió el partido exactamente junto a Matías y Rodrigo Messi, los dos hermanos de nuestra joya, únicos familiares del jugador que por ahora están en Sudáfrica. Como todos, se fueron felices luego de la actuación del niño prodigio: “Sólo le faltó el gol, pero jugó el mejor partido que le vimos en la Selección”, se animaron a decir antes de abandonar el estadio.
Unos minutos después del match, el jugador que provocó el derribo de las vallas de la zona mixta ante la desesperación de los periodistas por tener su palabra, le ofreció un mano a mano a GENTE: “Hace unos meses, cuando hablamos, te dije que me tenía fe. Hoy creo que hice las cosas bien ¿no?”, dijo con una sonrisa tímida, humilde como siempre.
–Bueno, también te dije que nunca dudé de vos ni de tus condiciones...
–Es verdad, pero no lo digo por vos, sino porque hasta ahora no me venían saliendo las cosas bien y la frustración era interna. Me debía un partido así y por suerte se me dio. Yo también sueño con romperla en este Mundial.
–Estuvimos en la platea, muy cerquita de Rodrigo y Matías, tus hermanos. Ellos también coincidieron en que fue tu mejor partido.
–¿En serio? ¡No sabés las ganas que tengo de verlos y darles un abrazo! Llegaron ayer, los extrañaba mucho. Ellos también tienen mucho que ver con todo esto.
–Estás emocionado…
–Estoy feliz y por ahí me brillan los ojos. Es mucha la emoción después de un debut como éste.
–¿Sos consciente de que ahora te van a pedir más? “Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, los goles de la Pulga, que ya van a venir”, cantaba gran parte del estadio.
–El apoyo de la gente se siente adentro de la cancha y a veces es fundamental. No me desespero por los goles, sé que van a llegar. Mientras la Argentina gane, todos vamos a ser felices.
Tanto se lo criticó en la Argentina (injustamente, el único país del mundo que lo cuestionó), que Leo se tomó desquite. Deslumbró ante Nigeria y confirmó que éste puede ser su torneo.
Leo tuvo cuatro chances claras de gol, pero el arquero Vincent Enyeama resultó una muralla: “Si hubiese sido un partido normal, mi hermano mete dos goles, mínimo”, le dijeron a GENTE Rodrigo y Matías, sus hermanos.