El 29 de julio de 2000 el país se paralizó al conocer que uno de los argentinos más destacados de la historia había decidido terminar con su vida con un certero disparo al corazón.
Se cumplen 20 años de la muerte del famoso cardiocirujano. En medio de un sube y baja emocional, intensificado por las crecientes deudas de de su fundación el médico optó por la peor salida: el suicidio.
Su muerte, precisa como las cirugías coronarias con las que logró salvar tantas vidas, causó fuerte impacto en la sociedad. A los 77 años el platense se quitó la vida con un certero disparo al corazón.
El peor final, su despedida y una declaración de amor
El que devolvió a tantos su vida, acabó quitándose la suya. Fue un sábado a la tarde. Y lo tenía todo estudiado. Dejó siete cartas. La última decía: “Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento, como decía Don Ata. No puedo cambiar. No ha sido una decisión fácil, pero sí meditada. No se hable de debilidad o valentía”, escribió.
El juzgado de Instrucción 41 quedó a cargo de la causa 784.747 caratulada René Favaloro, suicidio. Allí quedaron las cartas escritas por el médico entre las que estaban las líneas dirigidas a Diana Lucía Truden. A ella le había declarado su amor poco tiempo después de que falleciera su esposa de toda la vida, María Antonia Delgado, en 1998.
“Mis proyectos se han hecho pedazos. No puedo cambiar los principios que siempre me acompañaron”
René Favaloro
En la despedida a la mujer que amaba escribió: “Diana: ha llegado el momento de la gran decisión. Tú no eres culpable de nada. Nunca debí permitir que nuestro amor llegara tan lejos. Cuarenta y seis años es una gran diferencia. Y no te pude brindar hijos".
"Rezá un poco por mí. Y no te pude brindar hijos. Rezá un poco por mí. Sé que sufrirás un poco al principio. No sufras, por favor, no sufras mucho. Te he amado con locura. Estaré pensando en ti, solamente en ti, hasta el último segundo”.
Orgullo nacional: de médico rural a "héroe de la medicina mundial"
Se recibió en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de La Plata. Trabajó como médico rural en Jacinto Aráuz (La Pampa) y años más tarde viajó a Cleveland (Estados Unidos) para especializarse en cirugía torácica y cardiovascular.
Allí se perfeccionó y describió una técnica que cambiaría el curso de la medicina: el by pass coronario. Fue reconocido mundialmente. Conoció a otro argentino igualmente famoso: Luis Federico Leloir (Nobel de Química en 1970). Y siempre admiró a su mentor, José Mainetti, especializado en oncología.
“Aun con todos sus defectos, me gusta y amo a mi país. Vine para operar y para enseñar, porque enseñar es una de las más grandes pruebas de amor”
René Favaloro
A pesar de las múltiples ofertas laborales, luego de ser reconocido como “héroe de la medicina moderna”, Favaloro volvió a su país. Salvó cientos de vidas. Entre ellas, la de Laura Ariza, que muchos años después de ser operada del corazón tuvo un embarazo supervisado personalmente por él.
Caminos insondables: la grandeza de valorar lo pequeño
Quienes conocieron a René Favaloro siempre destacaron la pasión con la que encaraba cada tarea. Desde la suplencia que hizo a pedido de su tío en un pueblito perdido de La Pampa, hasta su lucha por un acceso más democrático a la salud y la educación. Aunque el director de su hospital le dijo: “Vos no naciste para médico rural”, él aceptó el desafío y se instaló allí por doce años.
“Vivíamos con mucha modestia, y los pacientes me pagaban con pollos, huevos, queso, Llegué a atender sesenta pacientes por día”, contó en alguna de las tantas entrevistas que le hicieron.
“Alguna vez, en un acto académico en los Estados Unidos, se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Espero que me recuerden así”
René Favaloro
Ganó los premios más prestigiosos de medicina a nivel internacional y en el ámbito local lo tentaron para que fuera ministro de Salud y gobernador de la provincia de Buenos Aires. Peor en vez de eso, creó la fundación que lleva su nombre y un instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular.
Pasión por el deporte, amor a la música y pensamientos que aun tienen vigencia
En la música, era amante del folklore, en sus últimos años cosechó una amistad con Juan Carlos Saravia, fundador de Los Chalchaleros. “Con un gran abrazo mis mejores deseos de buena salud y que sigas gozando de la vida. Todos te estamos profundamente agradecidos de tantas cosas lindas que nos has brindado”, le escribió Favaloro al saludarlo por su cumpleaños un par de meses antes de su muerte.
En la cancha, era hincha de Gimnasia. Jugó al fútbol y al básquet, aunque nunca de forma profesional.
En la vida, siempre intentó destacar valores: “Hay diez reglas de oro para los jóvenes: honestidad; culto a la verdad; defensa de la libertad; lucha por la democracia; solidaridad; responsabilidad y compromiso en todos los frentes; lucha por la dignidad del hombre; pretender una vida mejor en la tierra; bregar por la unidad latinoamericana; y entender que nada, nada, se consigue sin esfuerzo".
“Este es mi testamento moral, pero todo lo que pasa en mi país parece burlarse sistemáticamente de cada uno de los puntos: sólo veo a mi alrededor corrupción, violencia, injusticia social, desocupación y marginalidad”
René Favaloro