Una vez más, la bella y eterna rubia argentina desembarcó en el Cerro Catedral, destino que elige con su marido, Alejandro Gravier, desde sus primeros años de noviazgo y ya adoptaron sus hijos Taína, Benicio, Tiziano y Balthazar. “Acá venimos a despuntar nuestra pasión por el esquí y a reencontrarnos con amigos”, confía.
A veintiún años de haberse casado y a treinta de conocerse, Valeria Mazza (47) y Alejandro Gravier (57) siguen siendo un clásico del esquí en el Cerro Catedral. Aterrizaron en Bariloche hace dos semanas con Taína (11), para reunirse con Tiziano (17) y Benicio (14), que llegaban de Ushuaia, donde entrenaron con el equipo nacional de esquí, y con Balthazar (20), que venía de dar unos exámenes de segundo año de Ingenieria Industrial.
“Nos instalamos los seis en un departamento en Villa Catedral”, cuenta Valeria, “con la idea de quedarnos hasta el 6 de agosto, al día siguiente de que Ale sople 58 velitas rodeado de sus amigos”, explica. “Venir a esquiar es una pasión que nos une como familia. En más de una ocasión, nuestros hijos eligen pasar sus vacaciones en la nieve antes que en la playa”, cuenta orgullosa, antes de adelantar que tras el raid invernal viajará a Marbella para conducir la Starlite Gala, la fiesta benéfica de la Fundación de Antonio Banderas.