Su muerte, producto de haber contraído el nuevo virus mientras trataba a pacientes en Wuhan, se dio a conocer primero en cuentas oficiales de Weibo (el Twitter chino) de varios medios chinos, lo que generó un aluvión de reacciones de dolor y rabia.
A medianoche el Hospital Central de Wuhan, donde se encontraba ingresado, anunció que el doctor Li Wenliang estaba conectado a un respirador artificial que lo mantenía con vida, solo para confirmar en torno a las cuatro de la madrugada que había muerto. "En la lucha contra la epidemia de la neumonía del nuevo coronavirus, el oftalmólogo de nuestro hospital Li Wenliang desafortunadamente resultó infectado. Li murió pese a todos los esfuerzos para reanimarlo. Lamentamos profundamente su fallecimiento", reza el comunicado de la institución. Por mañana, el hashtag en mandarín “¿podés hacer esto, lo entendés?” se convertía en uno de los lemas más repetidos.
El 30 de diciembre, Li Wenliang le envió un mensaje a sus colegas en un chat, en el que les advirtió del brote y les recomendó usar ropa protectora para evitar contagiarse de un virus que creía que se parecía al SARS, otro coronavirus mortal. Eso le valió la reprimenda de la policía que lo visitó en su hogar y le ordenó no divulgar más “rumores”.
En un texto que publicó en Weibo, el médico describió cómo el 10 de enero empezó a toser, que al día siguiente tuvo fiebre, y dos días más tarde estaba en el hospital.
El 30 de enero volvió a hablar del tema en las redes sociales. "Hoy me dieron el resultado de las pruebas de ácido nucléico y es positivo. Finalmente he sido diagnosticado", publicó.
El médico finalmente murió después de contraer el nuevo virus mientras trataba a pacientes en Wuhan.
Lo que le ocurrió a este doctor revela la respuesta fallida de las autoridades locales de Wuhan en las primeras semanas del brote de coronavirus.
En las primeras semanas de enero, las autoridades en Wuhan insistían en que solo aquellos que entraban en contacto con animales infectados podían contraer el virus.
Muchos en China lo consideran un héroe y la noticia de su muerte fue recibida con un intenso torrente de dolor en la red social china Weibo -equivalente al Twitter occidental-, que rápidamente se convirtió en ira.
