Este 3 de junio se cumplieron diez años de la primera marcha de Ni Una Menos, una fecha que marcó un antes y un después en la historia del feminismo argentino. Aquella movilización masiva en 2015 fue impulsada por un grupo de periodistas, artistas y activistas tras el femicidio de Chiara Páez, y sacó a la calle a miles de personas que por primera vez pusieron en palabras, y en cuerpo, una demanda urgente: basta de violencia contra las mujeres. Desde entonces, cada 3 de junio, el movimiento feminista se fortalece con nuevas demandas, reclamos y consignas que se renuevan con los años, sin perder su núcleo.
Este año, la marcha se trasladó al 4 de junio para acompañar el paro de estatales, docentes y organizaciones sociales, en una articulación que suma también el reclamo por los derechos de los jubilados. La consigna central, con esta justicia no hay Ni Una Menos, apunta directamente al poder judicial y a la violencia institucional que persiste. En este marco, Thelma Fardin, actriz y activista, vuelve a alzar la voz. A casi seis años de su denuncia por violación contra Juan Darthés, y tras el fallo condenatorio en 2024, habla con Revista GENTE y reflexiona sobre el recorrido personal, colectivo y judicial, el rol de Actrices Argentinas y el futuro del feminismo.
A diez años del primer Ni Una Menos

A una década del primer 3 de junio, el movimiento Ni Una Menos se consolida como una de las expresiones más potentes del feminismo latinoamericano. Aquella movilización marcó un antes y un después en la manera de hablar sobre violencias de género, y también en la forma de organizarse colectivamente.
Fardin, una de las voces más visibles de esta generación, habla sobre lo que se logró desde entonces, pero también sobre las deudas pendientes. Reconoce avances en el discurso público y en la visibilidad, pero advierte que la lucha no terminó: “Seguimos contando los femicidios”, dice
-¿Qué te pasa al pensar que ya pasaron diez años de la primera marcha de Ni Una Menos?
-Me da una mezcla de orgullo y tristeza. Orgullo por todo lo que conseguimos, por lo que supimos construir entre todas, pero también tristeza porque seguimos contando los femicidios, seguimos conmovidas por la violencia y seguimos exigiendo cosas básicas. El 3 de junio de 2015 fue un momento bisagra, una especie de Big Bang del movimiento. Ahí se generó un despertar masivo y transversal. Y eso fue muy poderoso.
-¿Qué creés que cambió desde aquel momento?
-El feminismo ya no es un tema de nicho, se volvió parte de la conversación pública. Logramos instalar la idea de que el silencio no es una opción. Empezamos a nombrar cosas que antes eran tabú, como los abusos en la infancia o la violencia obstétrica. Y eso no tiene vuelta atrás. Pero también hay una reacción muy fuerte de los sectores conservadores. Por eso no podemos aflojar.
-¿Qué cambió en tu vida?
-Ese primer Ni Una Menos fue muy impactante para mí porque fue la primera vez que salí a la calle en aquel momento de una manera espontánea. Aunque en realidad no tuvo espontaneidad en términos del nivel de trabajo que se hizo previamente desde Ni Una Menos y desde muchas otras mujeres que estuvieron históricamente agrupadas entendiendo la importancia de dar ciertas batallas...Muchas de nosotras estábamos dormidas, distraídas, ignorando la realidad y viviéndola con naturalidad. Y gracias a todas ellas es que fuimos despertando y entendiendo que era importante involucrarnos, levantar nuestra voz.
“El fallo contra Darthés llegó tarde, pero llegó”

En 2024, después de años de proceso judicial, Juan Darthés fue condenado a seis años de prisión en Brasil por abuso sexual. La causa, iniciada en 2018 tras la denuncia pública de Thelma, atravesó las justicias de Nicaragua, Argentina y Brasil. El fallo marcó un precedente y representó una victoria histórica para las sobrevivientes de violencia sexual.
Fardin reconoce el costo personal del camino recorrido, pero también el valor político del fallo. "La Justicia reconoció que lo que dije era cierto", afirma. Para ella, el juicio también dejó expuesto el funcionamiento desigual del Poder Judicial y su falta de perspectiva de género.
A fines de 2018, Thelma Fardin denunció públicamente a Darthés por violación. La denuncia penal se presentó en Nicaragua, y el juicio, inédito por sus características internacionales, se desarrolló en Brasil. En 2024, cinco años después del inicio del proceso, la Justicia lo condenó a seis años de prisión.

-¿Cómo viviste el fallo del juicio contra Juan Darthés?
-Con alivio. Fue una sentencia histórica. La Justicia de Brasil lo condenó, reconoció que lo que dije era cierto. No es un detalle: es una de las pocas veces que una víctima de abuso sexual en la infancia consigue una condena. Llegó tarde, con un costo altísimo, pero llegó. Y eso me da fuerza. No solo por mí, sino por todas las que no pudieron hablar o que hablaron y no fueron escuchadas.
-¿Qué pensás del funcionamiento del Poder Judicial?
-Es una Justicia que revictimiza, que llega tarde, que muchas veces actúa con prejuicio. Hay que animarse a decirlo. Por eso este año la consigna es tan clara: con esta justicia no hay Ni Una Menos. Necesitamos una reforma urgente. No puede ser que seguir un juicio sea un privilegio. En mi caso, si no hubiera tenido respaldo, red, medios y abogados, no llegaba a ninguna parte.
-El caso de Juan Darthés fue paradigmático. ¿Qué representa para vos la condena judicial, más allá de lo personal? ¿Qué mensaje creés que deja para otras mujeres que denuncian?
-Hoy por hoy tengo unas gafas sobre la realidad que hacen imposible entender el mundo sin esa perspectiva que es perspectiva de género, pero sobre todo perspectiva de derechos humanos.
-En tu testimonio siempre fuiste clara sobre el miedo, la vergüenza, el costo personal de hablar. ¿Sentís que hoy hay más herramientas para acompañar a quienes deciden romper el silencio?
-Es muy poderoso lo que pasó con mi caso en términos judiciales y eso es algo que muchas veces, bueno, siendo tan fuerte lo que pasó a nivel social, eso quizás para quienes no tienen el conocimiento desde lo técnico, no queda tan en primera plana... Hay algo que es muy emocionante para mí cuando me cruzo con abogadas, con mujeres del derecho, con hombres también y que me reconocen lo importante que fue en términos jurídicos específicamente y para mí eso es realmente muy emocionante.
-¿Qué mensaje le darías a quienes aún dudan en denunciar o en acompañar a quienes lo hacen?
Para mí siempre es muy difícil dar un consejo general a todas esas personas que sufren, sufrieron violencia y no se animan a denunciar o aquellas que denunciaron y hoy están atravesando ese proceso. Por eso siempre puedo como hablar de mi experiencia lo más tratar de contar lo más detalladamente posible todas las aristas que tuvo para mí el proceso y que de todo eso se tome algo porque para mí ahí es importante no darle más consejos a quienes están atravesando, como no cargarlas de más mandatos o opresiones y llevarlo así a quienes escuchan esas historias, a quienes pueden sostener y como lo primero que que se me ocurre decirles sin dudar es: hay que creer en la palabra de quienes cuentan lo más doloroso que han vivido y que la justicia muchas veces como pata del Estado no da la respuesta que sí tenemos que dar como sociedad. Cuando la la justicia falla, la sociedad no puede fallar y eso es lo que nos toca a todos, a cada uno desde su lugar.
El rol de Actrices Argentinas

En diciembre de 2018, Actrices Argentinas fue clave para acompañar y visibilizar la denuncia de Thelma. El colectivo, que nació en el contexto del debate por el aborto legal, logró articular con fuerza política el lema de que “lo personal es político”.
Thelma destaca el poder de esa red, no solo para sostenerla a nivel personal, sino también para abrir una puerta colectiva. "Sin Actrices, yo no hubiera podido denunciar", dice. Y asegura que desde entonces cambió la forma en que la sociedad escucha a las víctimas.
-¿Qué significó para vos formar parte de Actrices Argentinas?
-Fue una red fundamental. Sin ese colectivo, yo no podría haber hecho la denuncia. Me sentí acompañada, contenida. Cuando salimos a hablar fue porque entendimos que lo personal era político, y que mi caso era parte de algo mucho más grande. Actrices Argentinas fue un canal, una forma de decir: no estamos solas.
-¿Creés que cambió el modo en que se habla del abuso sexual?
-Sí, sin dudas. Hoy hay más herramientas, más espacios, más escuchas. No alcanza, claro, pero ya no estamos en la misma situación que hace diez años. Antes, cuando alguien decía “me pasó esto”, el reflejo era dudar o culpar. Hoy hay una mirada más crítica sobre esas respuestas automáticas.
-¿Cómo te sentís hoy, después de haber atravesado este proceso tan largo y doloroso? ¿Qué aprendiste sobre vos misma en este camino?
-Y aprendí que soy bastante testaruda, que no me doy por vencida con nada de lo que creo profundamente. Y que lo que me deja tranquila y lo que me deja irme a dormir en paz conmigo todas las noches es que sé que siempre hago todo lo que está a mi alcance, cada cosa, nunca me voy a dormir pensando en nada. En todas mis maneras de estar en el mundo como actriz, como amiga, como pareja, como hija y también como como activista y conmigo misma, sé que nunca me voy a dormir pensando: "Ay, no hice todo lo que hubiera podido". Siempre me voy tranquila sabiendo que di todo lo que tenía de mí, que después, obvio, la vida tiene tiene otras cosas en sus planes.
-¿Qué proyectos personales o colectivos te entusiasman en esta nueva etapa de tu vida?
-Bueno, tengo mi fundación que va creciendo de a poco que lamentablemente todavía no llega a dar las respuestas que sueño, pero que a poco lo hará. Como te decía, soy muy perseverante en aquello que deseo y que creo profundamente con convicción. La fundación lanza el 17 de junio el primer video podcast, en colaboración con Equality Now, que es una ONG internacional que me enorgullece mucho estar haciendo este proyecto a su lado codo a codo. Es un videopodcast que retrata el camino de las sobrevivientes atravesando no solo el proceso de justicia, sino el proceso de reparación incluso para aquellas que deciden no ir a la justicia o que no pueden porque la justicia ha prescripto sus causas... Tratando de también hacer algo más coral y no solo desde mi voz, sino la de todas esas personas que una se cruza en este recorrido. Es un podcast en el que entrevistamos a mujeres de toda América Latina, desde acá hasta México para hablar de cómo esto es algo que atraviesa globalmente y que las similitudes de la problemática en cada cultura son enormes.
Feminismo, retrocesos y desafíos

En un contexto político donde se está retrocediendo, con recorte de derechos y discursos liberales, el movimiento feminista enfrenta nuevos desafíos. El cierre de organismos estatales como el Ministerio de Mujeres o el INADI marca un retroceso institucional que preocupa al colectivo.
Sin embargo, Fardin sostiene que el movimiento sigue vivo y activo. "Nos están atacando porque les molesta que nos hayamos plantado", afirma. También advierte sobre el riesgo de la desilusión entre las más jóvenes: "Hay que mostrar que lo que hicimos sirvió, que no fue en vano".
El feminismo argentino, sostiene, logró avances históricos: la Ley Micaela, la Interrupción Voluntaria del Embarazo, el cupo laboral travesti trans, la visibilización de múltiples violencias. Pero en el actual contexto político y social, muchas de esas conquistas están en riesgo. La falta de políticas públicas, el cierre de organismos como el Ministerio de Mujeres o el INADI, y el discurso de odio en redes sociales generan preocupación.
-¿Cómo ves el estado actual del feminismo?
-Creo que estamos en un momento difícil, pero no de retroceso. El movimiento está vivo, sigue en la calle. Sí hay una ofensiva muy fuerte desde ciertos sectores del poder, que buscan desacreditar todo lo que conseguimos. Pero no lo van a lograr. Porque lo nuestro es real, viene de abajo, se construyó con dolor y con fuerza. Nos están atacando porque les molesta que nos hayamos plantado.

-¿Qué te preocupa especialmente?
-Me preocupa que muchas pibas jóvenes estén desilusionadas, que sientan que todo lo que se hizo no sirvió. Pero sí sirvió. Hay que cuidarlo, transmitirlo, salir a la calle como hoy. Y también abrazar a quienes no están pudiendo estar, porque no es fácil ser feminista en un contexto de tanto odio.
Una marcha que articula reclamos

Este año, la marcha de Ni Una Menos se realiza el 4 de junio, un día después de la fecha original, para confluir con el paro de distintos sectores sociales. La consigna vuelve a ser amplia: además del reclamo contra la violencia de género, se suman los derechos laborales, la protección a jubilados y jubiladas, y el rechazo al ajuste del Estado.
Por primera vez, Ni Una Menos se une de forma explícita a reclamos por la situación de los jubilados y el ajuste estatal. Para Fardin, esta articulación es clave para entender el feminismo como una lucha más amplia por justicia social. "No se trata solo de género, sino de vida digna", dice. Y celebra que haya una nueva generación dispuesta a seguir marchando
-¿Qué te parece esta articulación con otros reclamos?
-Me parece necesaria. El feminismo no es una burbuja, no se trata solo de género. Tiene que ver con justicia social, con derechos humanos, con políticas públicas. Hoy no alcanza con decir "basta de femicidios", hay que hablar también de cómo se desfinancian los espacios de cuidado, cómo se precariza la vida. Por eso marchamos hoy, para decir que estamos unidas.
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