“Yo creo que me parezco a Robert, el protagonista de Encantada (2007) y Desencantada (2022), porque él se enamoró de Giselle en el momento en el que la vio, y a mí, con Steph, me pasó lo mismo”, lanza con una seguridad y una galantería avasallantes Guido Pella (32), en un movimiento que, en el área sentimental, sin dudas merecería un tanto. A su lado, observando hablar al tenista con una sonrisa cómplice, está ella: la impactante influencer y empresaria Stephanie Paula Demner (31).
–Llévennos a mayo de 2018. ¿Cómo fue su primer contacto?
Guido: ¡Rarísimo!, porque ella me vio antes por Instagram…
Stephanie: … y le pedí a un compañero de tenis de él, a Diego ‘El Peque’ Schwartzman, que me lo presentara.
G: Yo obviamente ya la conocía, pero hasta ese momento para mí éramos de dos mundos completamente distintos. O sea, yo no tenía ni idea de qué hacía una influencer, pero cuando vi fotos de ella y empezamos a hablar, ya está, ¡tuve un flechazo!
–¿Quién envió el primer mensaje?
S: Él, y fue muy lindo. Arrancó con un “Perdón por el atrevimiento…”, cuando yo ya lo había buscado por todos lados (risas).
–¿Es verdad que al comienzo se hacían etiquetas ocultas en Instagram?
S: Totalmente. Bah, yo a él más que nada. Es que iba a recitales y quería dedicarle canciones, entonces lo arrobaba sin que los demás se enteren.
G: Que consté que eso no lo hizo más. Ahora ni me etiqueta, aunque suba fotos mías con Ari (N. de la R.: Arianna Pella Demner, su beba de cuatro meses, que en este momento de la charla se encuentra durmiendo plácidamente en el cuarto de al lado, bajo la vigilia de una mujer de confianza de la familia). Pero bueno, ya está, ya me enamoró (Steph suelta una carcajada).
–Por la carrera profesional de Guido transitaron varios períodos a la distancia. ¿Eso provocó inseguridades?
S: La verdad es que no. Sí, somos muy celosos por separado. O sea, yo me considero una persona celosa y creo que él también.
G: Sí, normal…
S: Pero en nuestra relación no nos sucedió de celar al otro. Siempre hubo confianza.
G: Así es. Yo no sentía inseguridad, la extrañaba nada más. Porque con los viajes y estar tanto tiempo separados, llegaba un momento en que me sentía solo y me planteaba: “!¿Qué hago acá?”, pero bueno, es parte del trabajo y por suerte ahora pasamos mucho más tiempo juntos.
–¿Lo planificaron así para compartir los primeros meses de Ari?
G: Sí, obvio. Pero todo se dio de una manera tan natural y buena que no hubo que cambiar absolutamente nada.
–Tras ausentarte de las canchas por una lesión en tu rodilla derecha, volvés nomás al circuito. Todo un tema...
G: Sí, pero no quiero pensar mucho en eso porque es irme a lugares muy lejanos, como Australia y Nueva Zelanda, donde me levanto a las 7 cuando acá son las 20. Pienso viajar con ellas todo lo que pueda porque, imaginate: si yo ya extrañaba a Stephie, ahora, con Ari, ese sentimiento se multiplicó por mil.
–Esta tarde protagonizaron una producción de fotos en la que jugaron a interpretar a Giselle y a Patrick, los protagonistas de Desencantada. ¿Sienten que su vida en algún sentido es como un cuento de hadas?
G: ¡Sí! (ríe)
S: Re. Me pasa que siento que estoy todo el tiempo en un cuento de hadas. Lo que muestro en Instagram –casi todo– es una vida muy muy hermosa y a la vez real, con bastante trabajo detrás. Pero siento, sí, que tenemos una vida de sueño: nos comprometimos en Disneyland París, nos enteramos que Ari venía en Magic Kingdom y compartimos una etapa juntos muy feliz.
G: Obvio que también transitamos momentos complicados, pero cuando nos alejamos un poco del día a día y apreciamos la película completa, entendemos que somos unos privilegiados: por hacer lo que nos gusta y que nos vaya bien, por tener la posibilidad de viajar y de conocer lugares lindos, y también por poder realizar cosas como esta de hoy.
–¿Qué comentan tus amigos cuando te ven en producciones del estilo?
G: Me cargan no sabés cómo. ¡Es terrible! Calculá que tenemos un grupo de WhatsApp que, como foto de perfil, me tiene a mí posando en fotos…
–¿Cómo se llama?
G: No, ¡no lo puedo decir!
S: (Risas) No hay chance. Ni podrían publicarlo en la revista.
G: Pasa que para mis amigos de la infancia es un poco chocante. Soy jugador de tenis y de repente aparezco en fotos con ella tirado en el piso y poniendo caras. O sea, es raro, aunque me bancan a muerte.
–Steph, ¿a tus amigas qué les choca?
S: Que lo conocen y saben que él es… no sé si “reservado “sería la palabra, pero sí más tranqui. Y cuando lo ven en producciones se sorprenden de que se haya prestado, que se haya animado.
G: Acepto porque es con ella, eh. Ella me potencia y me hace realizar cosas que están buenas, y que si yo las tuviese que hacer solo no sabría ni por dónde arrancarlas. Ponele: esto de estar con veinte personas detrás de cámara me da un pánico escénico terrible. Lo que es curioso, ya que estoy acostumbrado a jugar frente a mucha gente. Pero sí, no hay caso, las cámaras…
S: … y hacer historias.
G: ¡¡¡Hacer historias!!! Eso me mata. No puedo ni decir “buen día”, porque me trabo, me es difícil. Casi como cuando ella viene a jugar al tenis, que es duro.
–Apa, tus seguidores no conocen tu lado tenista…
S: Solo intenté pelotear una vez. En mi imaginario creí que era mucho mejor jugadora de lo que soy, así que el choque con la realidad fue un poco fuerte. Pero cuidado que jugué en las canchas de práctica de Wimbledon.
G: Ella creyó que los tenistas teníamos un nivel un poquitito más bajo del que tenemos.
S: Lo peor es que le devolví un par de pelotas y fue como “¡ey!”’. Él me dijo que me estaba jugando así nomás y yo le pedí que me jugara fuerte. ¡Para qué!, no la vi ni pasar.
G: Los nuestros son dos mundos diferentes, pero es divertido hacer un poco de todo.
–Los voy a desafiar: ¿Qué nombre le pondrían a su película?
G: Uff, ¡durísimo!
S: Ay, yo le pondría Una vida de ensueño.
G: ¡Puede ser! Podría estar años pensando antes de decir algo.
S: Otra opción es Serendipity (como luce en la cadera de Demner: significa “Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando una cosa distinta”, y además es la marca de cosméticos que encabeza).
– Como dice el tatuaje que llevas grabado en tu brazo. ¿Poseen tatuajes compartidos?
S: No. Él no se anima a hacerse ninguno.
G: Es que no me animo a algo tan permanente.
De pronto, se escucha el llanto de su bebé y ambos se tensionan. Automáticamente, Steph se pone de pie, anuncia “Voy a buscar a Ari”, y se retira del amplio living de decoración neorrenacentista en el que brindan la nota. En apenas segundos, retorna con la beba en brazos mientras le hace morisquetas. Arianna, quien luce un vestidito blanco con volados en sus terminaciones, ya no parece recordar que estuvo llorando. Pronto Stephanie, con naturalidad, decide darle de mamar mientras sigue la nota.
S: ¿Podés creer que Guido quería ir con ella a Magic Kingdom el próximo mes? O sea, está claro que Ari no va a poder disfrutarlo hasta que tenga dos o tres años.
G: Pasa que ella no entendió el plan. En lugar de ir a tomar café a una plaza, yo quería hacerlo en Magic Kingdom.
S: Entiendo el plan, pero me parece un poco absurdo porque seríamos nosotros dos solos con ella y, la verdad, que el día a día con una beba tan chiquita es extremo y duro, y acá tenemos la ayuda de familiares y amigos.
–Retomemos eso de que es “extremo”. En las redes muchos disfrutan los “Ari looks” (de hecho, su cuenta, @arianna.pellademner, tiene más de cien mil seguidores) y desde allí a vos aseguran que te ven radiante.
S: ¡Porque estoy feliz! Es una intensidad hermosa. Desde que me enteré que venía ella se convirtió en mi prioridad, y todas las otras cosas que me importaban no me importaron más. Fue muy loco como mi cabeza puso la prioridad en ella.
–¿Se sorprendieron entre ustedes como padres?
G: Ari me sorprendió. No porque pensará que no iba a ser buenita, sino porque desde que nació, el nivel de amor, de preocupación y de todo fue increíble. Yo siempre quise ser papá de una nena gorda, de ojos celestes y con muchos rollos, y el universo me la dio. No puedo pedir más.
–Steph, ¿qué te pasa cuando lo escuchás?
S: Estoy contenta porque realmente ser papá era el sueño de su vida, y me pone muy feliz que la vida se lo haya dado después de tanto trabajo y sacrificio. Y con respecto a la pregunta de si nos sorprendimos, me parece que sí. Yo quizás tenía expectativas un poco más bajas con respecto a nosotros en este nuevo rol, porque es muy difícil, pero me parece que el disfrute lo hizo más sencillo.
–Tu sueño, Guido, era tener una nena, ¿quisieras que sea una sola?
G: Ahora quiero un nene.
S: Está muy relajado porque cumplió el sueño.
G: Verdad. Pero nunca pensé que iba a querer un nene hasta que llegó Ari, y ahora lo quiero. Igual, si viene otra nena, yo feliz, ¡me encantan!, tendría todas nenas.
–Suena que imaginan muchos hijos...
S: No, dos.
G: Dos. Con eso estamos.
S: O sea, yo tuve un embarazo re lindo, un parto y un post parto hermoso, pero hay que poner mucho el cuerpo, y volvería a hacerlo por otro hijo, pero admito que no tendría un montón. Para que se entienda, me encantó porque el fin era tenerla a Ari, pero no amaba con todo mi ser el estado de embarazo. Me costó un montón acostumbrarme, y ni siquiera sé si me acostumbré.
–En mayo 2019 anunciaron su compromiso. Allí comentaste que ya tenías tu vestido de novia en el placard. ¿Sigue ahí?
S: Ay, sí. Pero lo voy a usar, eh, te juro que lo voy a usar. Lo que pasa es que pasaron cosas: una pandemia, una hija, ¡muchas cosas!
G: ¿Fue en 2019? (redondea sus ojos) ¡Pasó un montón de tiempo!
S: Re. El vestido lo compré un mes antes de que él me pidiera compromiso. ¡Tenía una fe!, pero, como te digo, después vino la pandemia, y llegó Ari, y nuestros planes cambiaron. Vamos a casarnos el año que viene.
–¿Ya hay fecha oficial de boda en 2023?
G: Hacia fines de año, porque queremos que nuestra hija entienda un poco más y que camine.
–¿Nos pueden anticipar detalles de cómo va a ser ese día?
S: Lo teníamos re planeado.
G: No iba a ser acá.
S: En un principio averiguamos para casarnos en Magic Kingdom, frente al castillo, y pasamos todas las entrevistas.
G: Recién en la tercera nos dieron el menú, los precios y las locaciones, y ahí vino la pandemia. A mí me encantaría celebrar nuestra boda ahí, y que sea bien exclusiva, con la gente que realmente tiene que estar. Sin embargo, ella tiene más ganas de hacerla acá, así que va a ser acá.
–Tres años cambiaron todo.
S: Y, digamos la verdad: que allá, si llueve, te pasan a un salón adentro. Eso me tiró para abajo.
G: Es verdad, también. Al principio flasheamos porque te ofrecen fuegos artificiales, te preparan una torta con un mapping como el castillo que aparece Campanita, ¡todo!
S: Pero las fechas que nos ofrecían no eran compatibles con sus torneos.
G: Igual lo podemos reflotar eh. ¡Me picó la idea! Hoy es un sueño, por ahí en un par de años… Bah, si en 20232 nos casamos acá, ya está, aunque…
S: ¡Algo más va a suceder en Disney! O sea, el compromiso en Disney París fue planeado, pero enterarnos ahí que estaba embarazada fue una locura.
–¿Llevaban mucho tiempo buscando?
S: No, un mes (risas).
–(Ari, ya satisfecha, suelta un sonido alegre)… Para ir cerrando, y mientras siguen lookeados como Giselle y Robert, ¿hay algo extra que los relacione con la película que quieran decirnos? ¿Quizás una fascinación por Amy Adams?
S: Yo estoy enamorada de él (Patrick Dempsey) y lo jodo a Guido con que es mi permitido. Ahí sí saltan un poquitito los celos, ¿no?
G: (Niega con la cabeza, restándole importancia) Si alguna vez te lo encontrás, te felicito y aplaudo
–¿Vos tenés tu permitida?
G: No. Y si tuviese no se lo diría (mira hacia arriba), pero me causa gracia porque cuando nos conocimos era otro.
S: Sí, era el de Posdata, te amo (Gerard Butler), pero vi la serie Grey´s Anatomy y apareció él, entonces chau.
G: Es muy difícil competir con un personaje salvavidas, neurocirujano, todo. ¡Es que yo soy de Bahía Blanca y juego al tenis! No tengo chances (comparten risas de cierre).
Por Kari Araujo
Estilismo: María Florencia Capuano
Fotos: Sebastián Arpesella
Maquillaje y peinado: Paula Rey
Agradecemos a Zechez, Santiago Artemis, Javier Saiach, Natalia Antolín, Paruolo y Equus