Es de mañana. Y amanecen juntos. Ella prepara un té, él prefiere unos mates bien amargos. Acá, en pleno campo, no llegan los diarios. Tampoco importa. No los necesitan. La única noticia que vale es la que recibieron hace tres meses, cuando les dijeron que estaban embarazados. Desde entonces decidieron tomarse el anuncio con calma: esperarían entrar en la decimocuarta semana de gestación para informarlo, y seguirían manteniendo encuentros top-secret para no incitar a la prensa. Pero el dato trascendió, y todas las precauciones fueron vanas. Ahora, más relajados, resolvieron irse a vivir juntos y concentrarse en lo único trascendental: el hijo que esperan.
Instaladísimos en una casa en las afueras de Buenos Aires, Susini y Arana se pasean por las galerías del refugio que ya empezaron a remodelar. El hogar dulce hogar que planean compartir de ahora en más no tiene demasiados lujos, pero cuenta con todas las comodidades para armar una gran familia, como la que siempre soñaron. Dicen que ya empezaron a decorar el cuarto del bebé y que está ubicado en la planta alta, junto a la suite matrimonial.
ASI ES MARIA. Dejó de fumar. Practica yoga tres veces a la semana. Sólo toma té y agua mineral. Nada de alcohol, ni siquiera para brindar. Ya no usa ropa ajustada y no puede evitar buscarse la panza frente al espejo. María Susini (31) avisó que el próximo año se tomará un tiempo fuera de la pantalla para disfrutar a full de la maternidad. Porque, simplemente, nada le importa más. “Hoy estamos tan felices que sólo pensamos en el bebé que vendrá”, le confió a una amiga la futura mamita.
Mientras recibe tentadoras ofertas laborales (la quieren de conductora en un canal de aire y hasta la están seduciendo para que se anime a la actuación), ella sigue con lo suyo: al frente del programa Los 10 mejores de Fox Sports y dedicando todo su tiempo libre a cuidar el embarazo.
Caminatas rápidas por las calles de un barrio privado en Tigre, donde alquila un departamento que todavía no dejó, o por la chacra que comparte con Arana son una de sus rutinas diarias. Dicen que Facundo fue el primero en apoyarla para que ella abandone el trabajo por un tiempo, y que está dispuesto a todo para que su mujer viva tranquila, sin sobresaltos.
PROYECTO PARA TRES. ¿Para qué? Sí, hubo un día en que Facundo Arana llegó a preguntárselo. Había cumplido 35 y la duda, casi existencial, lo desvelaba: ¿Para qué el éxito, para qué los premios, para qué la popularidad, para qué…? Sin legado, percibía, todo perdía sentido. Lo llegó a reconocer frente al grabador, tiempo atrás: “Uno vive para enorgullecer a los padres primero y a los hijos después…”. Hoy, se siente el tipo más afortunado. En mayo llegará la respuesta a la pregunta que tanto lo inquietaba: porque todo será para el bebé que espera.
Y pensando en él prepara un 2008 a full: firmó contrato con Telefe, lo que lo convierte en la estrella del canal y en la gran apuesta de Claudio Villarruel para competir y ganar en el horario central durante el próximo año, y ya arrancó con los ensayos de Codicia, la obra que dirige su amigo Marcelo Cosentino y donde compartirá escenario junto a otros grandes: Alejandro Awada, Martín Seefeld y Jorge D’Elía estarán en las marquesinas.
Mientras piensan en nombres de nena y varón –porque todavía no conocen el sexo–, ya organizan su futuro y sus próximos roles de mamá y papá. Por ahora, él será quien salga a trabajar y ella se ocupará de la casa y la familia. Así será, seguro, en los primeros tiempos…
PAPITO FULL TIME. A nadie le extrañará ver a Facundo cargando un bolso repleto de pañales y mamaderas. Ya lo anunció: “Como papá seré muy compañero de mi mujer desde el primer momento: me veo acompañándola al médico, a las ecografías, a la sala de parto. Me veo levantándome por las noches, preparando mamaderas y cambiando pañales…”
Y hasta hoy viene cumpliendo. De hecho, dicen que Arana en persona se ocupó de sacar un nuevo turno con el obstetra para controlar a María y pedirle una nueva ecografía. “Si sigue así, va a gastar la cinta del primer video del bebé. La pasa una y mil veces como si todavía no lo pudiera creer”, revela un conocido. “Nunca en la vida lo vi tan feliz. Le cambió la cara, las prioridades, los proyectos. Es otro hombre. Además, te enternece lo enamorado que está: adora a María y hoy la cuida como a su propia vida”.
Cuentan que no le importa el sexo, que todas las noches reza para que el embarazo siga tan bien como hasta ahora, y para que Dios le dé un hijo sano. Que fantasea con verlo crecer, que debe controlar la ansiedad porque todavía restan seis meses y lo único que desea es hacerle upa en sus brazos. “Me imagino todo el día junto a mi hijo, enseñándole a hablar, a caminar, a andar a caballo, festejándole todos y cada uno de sus cumpleaños. Me imagino muy presente y muy compinche como padre”, había revelado Arana mucho antes de que sus anhelos estuvieran tan cerca de esta realidad…
Facundo y María ya no tienen nada que ocultar. Conviven en una casa en las afueras de Buenos Aires y esperan para mayo la llegada de su primer hijo.
Ella de blanco. El, en pantalones y cuero. Así, Facundo y María amanecen en la chacra que comparten desde hace un mes. Nada de lujos: el contacto con la naturaleza es allí la única prioridad. Ahí, en el campo, planean criar y educar al bebé que esperan.
“Como papá seré muy compañero de mi mujer desde el primer momento: me veo acompañándola al médico, a las ecografías, a la sala de parto. Me veo levantándome por las noches, preparando mamaderas y cambiando pañales…”