En una conmovedora columna publicada en el Sydney Morning Herald, el ex rugbier australiano Dan Palmer (32) contó por primera vez el desafío que tuvo que afrontar con su sexualidad y dijo que esperaba que su historia inspirara a otros en el futuro. Sus palabras, con las que conmovió a un universo tan machista como el rugby, fueron dirigidas a quienes aún no se animan a mostrar quiénes son para evitar la discriminación y los prejuicios.
"Prefería la muerte a que alguien descubriera que era gay". Con esa durísima confesión, Palmer admitió su homosexualidad y compartió su historia de resiliencia. No fueron pocos los desgarradores episodios que lo marcaron durante su juventud: contó que lloraba hasta dormirse, que recurría a un peligroso cóctel de opiáceos y que "fantaseaba con desaparecer, con cambiar mi nombre y empezar una nueva vida".
Dan también lamentó que el único rugbier profesional que salió del closet hasta ahora es Gareth Thomas, quien manifestó su orientación sexual en el 2009, a la par que comunicaba su retiro del deporte. “Me enferma saber que en el año 2020 aún haya personas que se torturan a sí mismas como lo hacía yo", escribió el deportista.
"Si esta carta promueve una charla, logra que las personas se sientan más cómodas con quiénes son o ayuda a alguien a entender lo que está atravesando un ser querido, será todo un éxito”, reflexionó empático, consciente de la importancia de que una voz popular como la suya pueda ayudar a otros que están sufriendo, como le ocurrió a él.
"Necesitamos ser mejores", dijo Palmer, quien a mediados de 2014 dejó Francia para sumarse a la Australian National University, en Canberra. "Mi pasión por el deporte venía disminuyendo en los últimos años y comencé a sentir mucho remordimiento por estar gastando los mejores años de mi vida en pretender ser alguien que realmente no era", señaló sobre su retiro quien llegó a tener una sobredosis con opiáceos a los 25 años y hoy continúa siendo coach de rugby.
Acerca de los tabúes con aceptar su homosexualidad, explicó: "Eran principalmente conmigo mismo en lugar de con presiones externas o por discriminación". Tampoco fue fácil mantenerse en silencio: hace más de un año tuvo que soportar que Israel Folau, jugador de la selección australiana, dijera que "los homosexuales deberían ir al infierno".
A una semana de tomar la decisión de contarle al mundo cuánto sufrió, Palmer dijo que no se arrepiente en absoluto, pero que fue una "decisión difícil" y que le preocupaba bastante. "Realmente no me gusta ser el centro de atención y sabía que todo el asunto podría ser un poco abrumador. Pero esta aprensión fue finalmente superada por el impacto positivo que esperaba que tuviera lo que escribí", admitió.
Según contó el ex pilar de los Wallabies, desde su anuncio recibió muchas muestras de apoyo del mundo del rugby y del deporte en general. Por ejemplo David Pocock, quien fuera su compañero de juego en los Brumbies, dijo: "Él es uno de los mejores hombres". Orgulloso, Palmer cerró: "He recibido cientos de correos electrónicos y mensajes de personas de todo el mundo. Muchos se abrieron sobre sus experiencias personales o las de sus seres queridos. Es hermoso que mi historia haya conmovido a tanta gente".