La emblemática casa que era de los padres de Diego Maradona, ubicada en Cantilo al 4500, abrió sus puertas en el día de ayer durante el partido para recibir a vecinos y curiosos. La vivienda estuvo mucho tiempo a la venta sin éxito, y parecía que su destino era la demolición. Hasta que los nuevos dueños pusieron el casi millón de dólares que pedían hace algunas semanas y tomaron la posta del lugar.
Según trascendió, son tres hermanos que prefieren el perfil bajo. Se propusieron conservar la mística que rodea el lugar, y hasta tendrían planes de armar un hotel temático del Diez. Ayer, no dudaron en invitar a los vecinos de Villa Devoto y les prepararon un asado, como buenos anfitriones argentinos.
Así se vivió el partido en la casa de Devoto de Diego Maradona
Los nuevos dueños recibieron a los hinchas en la casa que Diego Maradona compró con su pase a Boca Juniors con 80 kilos de carne y achuras a la parrilla. Para más comodidad, dispusieron varias pantallas gigantes para vivir la experiencia por toda la casa.
Sin embargo, el emblemático patio tuvo el protagonismo total de la jornada. Durante la previa se mostraron videos del Diez entrenando en ese mismo lugar, bajo la atenta mirada de Doña Tota. Y los hinchas no podían creer lo que estaban viviendo, una verdadera experiencia surrealista e inesperada.
No solo abrieron las puertas de este nuevo templo, sino que también dejaron algunos objetos que llamaron la atención. Uno de los detalles que se destacó fue la tapa de GENTE en tamaño gigante, en donde Diego posó junto a Dalma, Gianinna y Claudia Villafañe para una edición especial de esta revista.
El interior de la casa estaba decorado con globos y banderines albicelestes, sumándose al clima mundialista en el que supo ser el hogar de Diego. En el patio, hubo papelitos y banderas como si fuese un estadio. Los goles de Argentina se celebraron con abrazos entre desconocidos y algunos se animaron a darse un chapuzón en la pileta, a pesar de estar vestidos.
Además, estuvo La 12 alentando con bombos, platillos y vientos a la Scaloneta. El clima que se vivió fue totalmente festivo: cantando como en la cancha, con camisetas de Boca o de Argentina, con tragos en mano, bebés a upa, y sobre todo la ilusión de volver a ganar la copa del mundo.