La periodista correntina Griselda Blanco fue hallada muerta ayer en su casa. Los investigadores analizan si se trató de un homicidio, que luego intentaron hacerlo pasar como un suicidio. El principal sospechoso es su expareja, Armando Jara, quien fue detenido en las últimas horas tras un allanamiento en su casa.
Sin embargo, sus colegas aseguran que recibió amenazas después de denunciar la muerte de su amiga por mala praxis en el Hospital Civil Fernando Irastroza de Curuzú Cuati. Griselda era comunicadora social y no temía en zambullirse en investigaciones periodísticas comprometidas. Ella misma difundió los audios con las amenazas, a las que tomó con humor antes del trágico final.
Horas antes de aparecer ahorcada, había hecho una publicación respecto a la muerte de su amiga Débora Serrano, víctima de mala praxis. “Justicia por Débora Serrano. Murió en el hospital civil de Curuzú Cuatiá por mala praxis, los culpables que vayan presos, inclusive los directores del hospital. Juntos, unidos, todo el pueblo en busca de justicia y haremos una protesta fuera del hospital de la muerte. Si te sumas, comunicate. Todos por Débora Serrano”, escribió en una sentida publicación de Facebook.
Griselda apareció ahorcada en su domicilio, y si bien los primeros indicios marcaban que fue un suicidio, las pericias demostraron que tenía signos de golpes y manchas de sangre a su alrededor. Ahora investigan si fue torturada. Además, según información ala que accedió TELAM, la mujer tenía pelos entre sus dedos, una señal que indicaría que se intentó defender del supuesto ataque.
El cuerpo de la periodista viajó a la capital de la provincia para continuar con la autopsia, que develará nuevos datos a través de sus pericias. El caso está siendo investigado por la Unidad Fiscal de Recepción y Análisis de Casos (Ufrac) y la Policía Federal Argentina (PFA).