Dicen quienes por aquellos tiempos lo conocían y trataban cotidianamente que, consciente de que Estados Unidos había sido aliado de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial, y como por tal motivo “de ninguna manera va a apoyar a Argentina en el conflicto de Malvinas, quiero hacerlo yo”, se plantó. Entonces Guy Williams, el protagonista de la entrañable serie El Zorro, decidió convertir su anhelo en hechos y se anotó en calidad de voluntario para viajar al Atlántico Sur y brindar sus servicios en defensa de nuestra indiscutida soberanía en Malvinas. Una increíble leyenda que las décadas -y distintas pruebas- fueron alimentando hasta convertirla en historia pura.
“COMO MARILYN MONROE CUANDO HIZO UN SHOW EN COREA PARA LOS SOLDADOS, YO TAMBIÉN QUERÍA HACER ALGO QUE ME COMPROMETIERA, SER DE UTILIDAD”
Su devoción por nuestro país había nacido en 1973 cuando una docena de años después de filmar las tres temporadas (82 capítulos) de la ficción de Walt Disney, aterrizó por primera vez en Argentina, invitado por Canal 13. El suceso fue tal que las visitas comenzaron a repetirse a mediados del mismo año, en 1974 (de incógnito), entre diciembre de 1977 y marzo de 1978, y en 1980, cuando, ya cargado de trabajo y proyectos locales, decidió instalarse. El "romance" era correspondido: no sólo obtuvo la residencia permanente el 5 de junio de 1979, sino que además Policía Federal le llegó a entregar una cédula con el nombre que usaba como actor, cuando en realidad el suyo era Armand Joseph Catalano, ya que había nacido en el seno de una familia de inmigrantes sicilianos instalada en el barrio Little Italy de Brooklyn, Manhattan.
“Tanto sentía que le adeudaba a Argentina -cuentan quienes lo conocieron en esa época- que se ofreció como voluntario para viajar a las Islas Malvinas. “Aunque sea -porque a los 58 no tengo edad para pelear- conduciendo una ambulancia”, explicaba el caballero de 1,90 metros, quien además de su conocida capacidad practicando esgrima (aptitud heredada por tradición familiar), sabía disparar muy bien.

Entrado abril de 1982, tras convencer a un amigo que oficiaba de secretario en la Embajada de Estados Unidos y en principio le había explicado que por una razón etaria no estaba en condiciones de ayudarlo, terminó en una lista de candidatos. Sin embargo, jamás lo convocaron. ¿Su reacción en algo más que una frase? “De la misma manera que me pareció bien que Marilyn Monroe hiciera un show en Corea (1954) para los soldados, yo también quería hacer algo que me comprometiera, ser de utilidad… Una pena”.
“… EN ESPECIAL AL CIUDADANO GUY WILLIAMS, DON DIEGO DE LA VEGA, ‘EL ZORRO’, POR OFRECERSE A LUCHAR POR NUESTRA NOBLE CAUSA”

Treinta y ocho años luego, el 1º de abril de 2020, aquel incondicional entusiasmo y amor de Guy Williams por su tierra adoptiva se vio recompensado en la Plaza Colón de San Andrés de Giles, localidad cabecera del partido homónimo, distante 108 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: los veteranos de guerra radicados en la zona eternizaron en un reconocimiento aquella intención del ídolo de tantos chicos (y no tan chicos).

Alrededor del Monumento a los caídos en la guerra de Malvinas y entre decenas de placas conmemorativas, descubrieron una placa desde la que puede leerse, a lo largo de cuarenta y tres palabras, la siguiente frase, en medio de dos islas, la fecha y un Z: “Los veteranos de la guerra de Malvinas (agradecen) a los miles de voluntarios que se ofrecieron a defender la soberanía en las islas. En especial al ciudadano estadounidense, Guy Williams, Don Diego de la Vega, ‘El Zorro’, por ofrecerse a luchar por nuestra noble causa”.
“LA IDIOSINCRASIA DE ESTE PAÍS Y DE SU GENTE VAN DE LA MANO CON MI FORMA DE SER”

Superada la decepción de no recibir un llamado que le confirmara o negara su participación en la guerra, continuó sus rutinas porteñas. Habitué de la zona de Recoleta, aunque con un pronunciado bajo perfil, a William se lo solía ver tomando café en La Biela, leyendo The Buenos Aires Herald en el Hotel Alvear, devolviendo con tono afable los saludos recibidos, firmando autógrafos de manera ilimitada y siempre celebrando haberse radicado en Argentina, “porque su idiosincrasia y la de su gente -no así la de Hollywood- van de la mano con mi forma de ser”, repetía.

Dedicado aquí, igual que lo había hecho en su país natal, a la inversión inmobiliaria, retornó a Los Ángeles en 1983 para hacer, como invitado, un par de apariciones en televisión, y retornó. Ese año sufrió un aneurisma en Argentina, motivo por el cual ya no volvió a Norteamérica.
En 1984 se separó de su pareja, la actriz Araceli Lizaso, y comenzó una relación con Patricia Goodliffe, empleada de la casa de cambio Puente Hermanos. Ambas mujeres han declarado en distintas entrevistas que formaban parte la vida de Williams hasta que justamente la perdió. Isazo señaló que se había reconciliado con él un mes antes del trágico desenlace e iban a casarse, y Goodliffe, que continuaba en pareja con Guy y que, incluso, planeaban tener un hijo.
“ARGENTINA SE PERDIÓ LA OPORTUNIDAD DE VER A EL ZORRO PELEANDO POR LAS MALVINAS”

Lo cierto fue que el 6 de mayo de 1989 una vecina percibió mal olor frente al semipiso que el actor de 65 años habitaba en Ayacucho 1964. Avisó al encargado, quien llamó a la policía, forzó la entrada y encontró a Williams muerto a causa de otro aneurisma que había acabado con su vida el 30 de abril, una semana antes.

Sólo dos representantes del medio artístico asistieron a su sepelio en el Cementerio de Chacarita: Mirtha Legrand y Fernando Lúpiz, a través de cuya gestión los restos pudieron permanecer dos años en el panteón de la Asociación Argentina de Actores. Hasta que en 1991 los hijos cumplieron el deseo del padre y esparcieron sus cenizas entre las montañas de California, las playa de Malibú y el Océano Pacífico.

Transcurridos treinta y seis calendarios, dicen además quienes por aquellos tiempos lo conocían y trataban cotidianamente que ante cada aniversario de la guerra de Malvinas un recuerdo los aborda: “Como además guardaba un gran sentido del humor, los 2 de abril, desde su semblante de héroe entre valiente y romántico que todos le conocíamos, Guy Williams solía repetir: “Y sí, Argentina se perdió la oportunidad de ver al Zorro peleando por las Malvinas”.
Fotos: 123RF, Archivo Grupo Atlántida y redes sociales
Arte de portada: Darío Alvarellos
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