“Efectivamente mi padre Ladislao nació un 29 de septiembre y por eso en esa fecha se celebra el Día del Inventor. ¿A qué por eso me llamaron para entrevistarme?”, consulta pícara desde su contagiosa sonrisa, su delicado vocabulario y sus indetectables 92 años Mariana Biró, apenas nos recibe en su oficina de la Escuela Del Sol, entre Belgrano y Colegiales, de la que es directora hace cincuenta y nueve años, cuando la fundó con su marido, Francisco Sweet. Y pronto se lanza a un juego de preguntas y respuestas que continuará durante todo el reportaje y no sólo revelará su condición de docente, sino además su ADN empapado de curiosidad. “¿En qué siglo creés que nació mi papá?”, desafía moviendo hacia los lados sus ojos celestes, acaso como los movió su progenitor cuando inventó el bolígrafo, hace nueve décadas.
-Estamos en el siglo XXI. ¿En el XX?
-En el XIX. El 29 de septiembre nada menos que de 1899, el último año de aquel siglo. ¿Querés conocer más de él?
-Por supuesto…
“EL BOLÍGRAFO TIENE PARTIDA DE NACIMIENTO HÚNGARA Y PASAPORTE ARGENTINO”
Pronto Mariana cuenta que Ladislao José Biró nació en Budapest, Hungría, precisamente el 29 de septiembre de 1899, estudió Medicina e Ingeniería (su padre Matías fue mecánico dental y dentista) y a la vez ejerció como periodista -escribió por ejemplo en el diario Elöre -Vanguardia- de su tierra- y participó en la Primera Guerra Mundial.
Qué en su tierra natal popularizó una máquina de lavar ropa activada por energía producida por una cocina común casera, invento que él mismo desarrolló, y que en 1933 patentó el cambio automático de automóvil, adquirido luego por General Motors en Berlín. Y agrega que de sus 300 inventos, más de treinta están patentados mundialmente.
¿Otros de importancia? Un método de producción en forma continua de resina fenólica, un sistema para incrementar la resistencia mecánica del anclamiento de hierro en concreto, y el fraccionamiento de gas por método isotópico y molecular. “Desde 1975 hasta la fecha de su fallecimiento, 24 de octubre de 1985, trabajó en este último invento”, señala Mariana al tiempo que cuenta que su padre también en un “autodidacta en pintura y escultura, que llegó a exponer cuadros en el Museo de Bellas Artes de Budapest” y que en 1938 fue nombrado miembro honorario de la Academia Real de Ciencias Naturales.
-¿No le estaría faltando mencionar un invento un tanto relevante, Mariana? -intentamos torearla.
-Quizá me faltó uno de los inventos más populares del siglo, de fama mundial, ¿el bolígrafo? -nos torea ella ahora, admitiendo con un guiño que guardada semejante anuncio "cantado" para el final de la lista-… El desarrollo de este invento comenzó en Budapest en 1937 y siguió en París en 1939 y finalmente en Argentina, allá por 1940. Su comercialización comenzó en Buenos Aires desde 1944.
-¿Entonces el bolígrafo es húngaro o argentino?
-Cuando los húngaros dicen que es un invento húngaro llevan razón, porque papá era húngaro y la patentó en Hungría. Pero la primera fábrica fue acá y de acá salió el mundo. Para que no nos peleemos, yo digo que el bolígrafo tiene partida de nacimiento húngara y pasaporte argentino. Y de paso hablo bien de Hungría y de Argentina.
“EN ARGENTINA INVENTAMOS SIMPLEMENTE PORQUE LO QUE NECESITAMOS O PORQUE BUSCAMOS NO ESTÁ”
Escucha nuestra pregunta (“Los argentinos solemos auto proclamarnos grandes inventores del mundo… ¿Exageramos?”), medita cuatro segundos y avanza sin dudar: “El argentino es súper creativo, particularmente creativo. Basta con que pienses en inventos y los relaciones con nacionalidades... Argentina siempre va a aparecer en todas las listas”, ilustra. “Las circunstancias los han llevado. Inventamos simplemente porque lo que necesitamos o porque buscamos no está”, subraya Mariana.
“Sólo hay que animar a los chicos para que se lo tomen en serio”, propone quien además es titular de la Fundación Biró, responsable, entre otras iniciativas, de El desafío de inventar, una muestra itinerante por la que ya pasaron más de ochenta mil visitantes y en estas horas (el sábado 28 y domingo 29 de septiembre y el 5 y 6 de octubre, de 14 a 18 horas) se está presentando en la Usina del Arte, CABA, proponiendo un recorrido cronológico que ordena los principales inventos argentinos en una línea de tiempo, y se complementa con un taller pedagógico para que lo chicos piensen una solución a un problema cotidiano, dejando plasmado en una hoja su propio invento.
"Aquí los los alumnos y alumnas de la Escuela Del Sol, de nivel inicial y primaria, acompañados por la Fundación Biro, exponen sus prototipos e ideas sobre futuros posibles inventos, defendiendo sus creaciones con sólidas argumentaciones", informa Mariana. "Como parte del recorrido también se podrá disfrutar de algunos ejemplares de biromes que integran la colección alemana Hans Georg Schriever-Abeln, para recuperar así parte de la historia de mi padre, su creador, y habrá talleres de inventiva destinados a niños y jóvenes, promoviendo la inventiva como un valor cultural y transversal a toda la sociedad", redondea.
"Te puede gustar o no, pero el que comprendió y apoyó bastante en Argentina fue el ex ministro de Economía Domingo Cavallo -sorprende a continuación haciendo historia la entrevistada-. Inteligente, invirtió un montón en inventos. Fijate que se entregan Premios Nobel para muchas cosas, pero no para inventos. Cavallo quería hacer algo parecido. Así surgió el Premio Biro, que representaba una suma importante de dinero. Además, él logró que funcione la Oficina de patentes: en un año, un año y medio se podía patentar, como corresponde. Actualmente tarda tanto que la gente va a patentar sus inventos a otros lados. Ojalá podamos volver a entregar los premios. Hay muchas cosas en las que vale la pena invertir energía y plata. Una, sin dudas, es para estimular esa creatividad argentina, que abunda por todos lados", redondea.
Y pronto extiende una lista de 49 inventos made in Argentina que suele difundir desde su fundación, sorprende por cantidad y calidad, y aquí replicamos:
1. 1810: Control de navegación para globos aerostáticos (Miguel Colombise).
2. 1813: Máquina hiladora, arneses y batanes (Andrés Tejeda).
3. 1864: Hesperidina (Melville Bagley).
4. 1891: Sistema Dactiloscópico (Juan Vucetich).
5. 1914: Método para la transfusión de sangre almacenada (Luis Agote).
6. 1916: Primer helicóptero eficiente (Raúl Pateras de Pescara).
7. 1917: Tecnología para producir dibujos animados (Quirino Cristiani).
8. 1925: Sistema de navegación nocturno para aviones.
9. 1928: El colectivo (Ángel Di Césare y Alejandro Castelvi).
10. 1929: Cosechadora autopropulsada (Alfredo Rotania).
11. 1929: Amortiguador hidroneumático (Francisco Avolio).
12. 1930: Separador intercostal a cremallera (Enrique Finochietto)..
13. 1931: Pelota de fútbol sin costura (R. Polo, A. Tossolini y J. Valbonesi).
14. 1932: Foto-escultura (Antonio Saralegui).
15. 1938: Depósito automático para baños (Antonio Giansetto).
16. 1944: El bolígrafo (Ladislao José Biró).
17. 1950: Casa giratoria (Abdon Sahade).
18. 1951: Tender para ropa Juan Espil).
19. 1953: Secador de pisos de una sola pieza (José Fandi).
20. 1969: Helicóptero ultraliviano (Augusto Cicare).
21. 1970: Calibrador electrónico de neumáticos (Rafael Colussi y Néstor Venica).
22. 1970: Motor pendular de combustión interna (Eduardo Taurozzi).
23. 1979: Electrodo para marcapasos (Francisco De Pedro).
24. 1983: Semáforo para ciegos (Mario Dávila).
25. 1985: Stent (Julio Palmaz).
26. 1989: Jeringa autodescartable y capuchón de seguridad para agujas hipodérmicas (Carlos Arcusín).
27. 1990: Endoprótesis aórtica abdominal (Juan Carlos Parodi).
28. 1993: Silo bolsa (Martín Staneck).
29. 1994: Mate termo autocebado (Francisco Peinado Rodríguez).
30. 1994: Baliza cónica plegable (Omar Segobia).
31. 1994: Camilla automática para emergencias (Claudio Blotta).
32. 1998: Emblistadora compacta para medicamentos (Ricardo Maclen).
33. 2001: Descorjet, descorchador de bebidas espumantes (Hugo Olivera).
34. 2002: Faps, señalador magnético para libros (Nicolás Di Prinzio).
35. 2003: Sistema de seguridad para andenes de trenes y subterráneos (Lucas Perfumo).
36. 2006: Dispositivo facilitador de partos (Jorge Odón).
37. 2007: Método para producir popcorn dietético (Carlos Arcusín).
38. 2008: Máquina para producir discos de empanadas (Claudio Blotta).
39. 2008: La espuma de aerosol para marcar la distancia de la barrera en las faltas durante los partidos de fútbol (Pablo Silva)
40. 2009: Software para mejorar la telefonía celular (David Vilaseca).
41. 2010: Sistema para reparar puntas de eje de diferencial de camiones y automóviles (Antonio Vale Bele).
42. 2011: Sensor que evita fraudes en carga de combustibles en camiones y barcos (José Bladimiro Hasenay).
43. 2015: Trabalitos, acoples didácticos flexibles (Eduardo Fernández).
44. 2016: ErniBike, bicicleta para transportar a discapacitados (Diego Blas).
45. 2017: Tensiómetro multi-cámaras para medir la presión arterial (Ricardo Rodríguez Arancibia).
46. 2018: Trabalitos, juguete didáctico (Eduardo Fernández y Nicolás Di Prinzio).
47. 2019: Evaset-Bebé. Sistema para la detección temprana de problemas neurológicos en bebés (Lelis Hayipandelli).
48. 2021: Sistema para la generación de energía eléctrica urbana, basado en una plataforma accionada por el tránsito vehicular (Juan Carlos Derbartanián).
49. 2022: Linterna de agua (Germán Nagahama).
“LOS VERDADEROS CAMBIOS EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD SON PRODUCTO DE LA EDUCACIÓN”
“Nuestro colegio transita su temporada número 59 -recapitula Mariana Biró-. Lo abrimos en 1966 y hasta 2009 tuvimos secundario. Es decir que los alumnos ingresaban a los dos años y se iban con 18. Cuando hace unos años falleció mi esposo y se jubiló el rector, como era demasiado para mí, nos quedamos con jardín y primaria”, explica sobre la Escuela Del Sol.
-¿Por qué Escuela Del Sol?
-Porque el sol siempre está, porque el sol es energía, porque el sol cobija, da calor. Y después, por algo muy práctico, y es que cuando empezamos a pensar en un nombre al colegio y buscábamos opciones relacionadas a niños y precisamente al sol, una amiga nuestra, Elenita Frondizi, la hija de quien fuera presidente argentino, se encontraba en la misma disyuntiva: por abrir un colegio y buscándole nombre. Nos vino a ver: “¿Qué nombre le quieren poner ustedes?” Le explicamos, nos dijo que ella pensó lo mismo, y propuso: “Hagamos una división, ustedes la llaman Escuela Del Sol y yo, la Casa de los Niños”. Y así quedaron.
-De la misma forma que en aquel doble bautismo de nombres las palabras “sol” y “niños” en cierta manera se combinaban, ¿qué comunión existe entre “educación” e “inventos”?
-Yo valoro cada día y quiero mucho lo que hizo mi padre, pero lo mío es la educación, y los inventos son inseparables de ella. Y como para mí lo importante es que se eduque con el bocho abierto, cuando recién me pediste que escribiera con un bolígrafo mi frase favorita, te puse: “Los verdaderos cambios en la historia de la humanidad son producto de la educación”. Todo lo que tenga que ver con eso a mí me importa. Cuando comenzamos con la escuela, era pionera y única y a la vez mirada con lupa. Ahora por suerte hay muchísimas que hacen algo parecido, ¡y ojalá lo hicieran todo! El secreto es animarse. Eso es lo que aprendí, no de los educadores, sino de los inventores. Pero tardé tanto en entender...
-¿Entender qué? Perdón…
-¡Un norteamericano y una europea soñando con fundar una escuela argentina que apuntara a un ideal puntual! Y debo decir que después de tantos años aquel ideal casi se cumplió. De repente queríamos trece hectáreas en Colegiales, y no las tenemos, y un edificio mayor y tal, y tampoco lo tenemos. Pero todo es “casi” como lo imaginábamos, en el sentido de cuál concebíamos que era la columna vertebral de una escuela, cómo pensamos que debía ser.
-¿Y cómo debía ser y es?
-Fundada en 1966, la nuestra fue una de las primeras escuelas laicas libres y democráticas en el país. Democrático no en el sentido político, sino desde la mirada de un educador. Para un educador, en un lugar que la ayude a desarrollarse, la gente común puede llegar hacer cosas extraordinarias. Las escuelas que son de alguna religión o de alguna comunidad ya tienen un camino trazado. La Escuela Del Sol arrancó con todas las posibilidades del mundo para desarrollar. Nosotros queremos que egresen buenas personas, no tenemos otro objetivo. Porque ahí está la clave.
“UNA VEZ POR SEMANA EL MAESTRO LES PIDE A LOS ALUMNOS QUE INVENTEN ALGO”
A la obligada pregunta de qué es una “buena persona”, Biró responde, como suele hacer una maestra, con un ejemplo. “Cada tanto nos juntamos exalumnos, padres y docentes para definirlo -cuenta-, y siempre llegamos más o menos la misma conclusión: una buena persona es una persona que está bien consigo misma y por ende con los demás. Yo quiero un chico que entre y diga: “Acá estoy yo, yo valgo, mis pensamientos sirven. Yo respeto y quiero que me respeten”. Muchas veces nos hemos dado cuenta de que parte de enseñanza aplasta en vez de estimular”.
-¿Ustedes buscan estimular en los chicos?
-Exacto. Yo quiero que cada día Juancito sea más Juancito, como él es. Hay que darle un espacio para que sea y un permiso para pensar y que viva, ¿no? A través de los años hemos visto los resultados. Fíjate que los primeros egresados de quinto fueron de 1973. Hoy suman sesenta y pico de años y mandaron a sus hijos y sus nietos y seguimos en contacto. Por acá ya pasaron como veinte mil chicos. Hacemos seguimientos.
–¿Y qué detectan en ellos?
–Un educador siempre se plantea: “¿Lo estoy haciendo bien?” Porque no se trata de tornillos que se ajustan, sino de gente. Y en el seguimiento vemos que por lo general pasó gente que hoy está tranquila consigo misma y ha llegado a hacer muchas cosas. Hemos tenido un montón de familias que, siento nosotros pioneros en el tema, se animaron. Estamos conformes. Con mi marido siempre pensamos que, de ponerle algún eslogan a la Escuela Del Sol, debería ser “sembrar con honestidad”. Cuando nos preguntan cuál es la diferencia entre nuestro colegio y otros, por lo general mi respuesta es: “Si por lo general las escuelas dicen que 2 + 2 es igual a 4”, nosotros nos preguntamos: “¿Qué es 4? Y descubrilo”. Por eso tenemos una materia propia como Inventiva.
-¿Desde qué curso?
-Desde primer grado. Una vez por semana el maestro va a clase y les solicita a los alumnos que inventen algo, y ellos inventan. Cuando de entrada les planeas qué es un invento, te contestan, por ejemplo, “una computadora”. Sin embargo, con el tiempo aprenden que un invento es la solución a un problema. ¿Por qué? Porque en las clases nosotros les pedimos que detecten un problema y le encuentren la solución. La otra vez hicimos el Concurso del huevo: “Inventen un container en donde, metiendo un huevo crudo y tirándolo del primer piso, el huevo no se rompa”. Y hubo uno que a mí me encantó: tomó un pomelo, lo corto, le hizo un huequito, volvió a cerrar el pomelo, lo tiró desde el primer piso, fue buscarlo, lo abrió y el huevo había quedado perfecto. “¿Cómo se te ocurrió?”, le pregunté. Me miró y explicó sin dudarlo un instante: “Porque la fruta está hecha para caerse”.
-¿Ésas son las respuestas que su escuela quiere escuchar?
-Y también que contesten en qué año nació el general José de San Martín. No estoy contra eso, pero sí muy a favor de estimular a los chicos para que piensen, hagan, se socialicen y sean diversos en su pensamiento. A veces me da pena el chico que entra naturalmente con ganas a una escuela y se va apagando. Mi marido era doctor en Ciencias de la educación, sociólogo y administrador de escuelas, y yo traje eso de no temer y de hacer las cosas. Los educadores y los inventores, para mí, deben acercar el mismo mensaje: que no hay que tenerle miedo a lo desconocido y que no hay fracasos en la vida, sólo inconvenientes a superar. Y eso hay que trasladarlo al chico, aunque con otra visión: podés equivocarte, sólo tratá de ver cómo solucionarlo.
-Cuando uno inventa algo, ¿se le prende la lamparita, nomás?
-No. Cuando se piensa en algo, hasta que ese algo funciona como para hacerlo útil de cara a la gente, hay que probarlo, promedio, unos seis años hasta perfeccionar dicha invención. Lleva mucho tiempo. En inglés se dice “try and error” (prueba y error), “try and error” (prueba y error), “try and error” (prueba y error)… En educación, de alguna manera es lo mismo: el chiquito trata de caminar y cae hasta que aprende, y su vida es una repetición de eso. ¿Cuántas esposas y cuántos maridos tiene hoy en día alguien hasta que la emboca (se tienta)? Ahora, si tuviste una educación familiar o escolar en la que se te mira con lupa para ver dónde te equivocaste en lugar de apuntar a aprender aunque te equivoques, bueno, terminamos mal. Hay que probar en todo sentido. El que no prueba, se arrepiente de no hacerlo, más que el que prueba y se equivoque.
-¿Está conforme después de tanto tiempo?
-Van a ser seis décadas el año que viene y estoy conforme con lo que hicimos en un país que no es fácil. Viajo y veo mucho. En Estados Unidos planifican para diez años, mientras que yo estoy feliz si paso el día (carcajada). Son distintas maneras de pensar, pero me vuelvo a decir: veo el progreso de los chicos y uno nada más pone su granito de arena. Yo quiero que estén sentados en un grado, escuchen lo que las maestras le dicen de segunda mano, le crean y asimilen, peor a la vez que piensen y analicen. Te repito: “Los verdaderos cambios en la historia de la humanidad son producto de la educación”.
-¿Quiere decir que el mejor invento del mundo es la educación?
-Sí, es bueno eso que decís: el mejor invento es la educación. Y la han inventado miles de personas de la humanidad. Se habla de las escuelas escandinavas, como muy buenas, de las de Japón, que ahora experimentan y antes no lo hacían… Conservo un dibujo muy lindo en el que todos los japoneses se colocan en posición de reverencia frente al emperador, mientras el emperador lo hace frente al maestro. ¿Por qué? Porque sabe que sin maestro no hay emperador... Me gustó eso.
-¿Qué le gustó, Mariana?
-Lo del mejor invento del mundo… -repite de nuevo pícara, sonriendo y moviendo hacia los lados sus ojos celestes, acaso como los movió su padre cuando inventó el bolígrafo, hace ocho décadas y media-. Sí, el mejor invento del mundo es la educación.
Fotos: Rocío Bustos, Lala Franco y gentileza de la Fundación Biró
Video: Leo Ibáñez
Portada y retoque digital: Darío Alvarellos
Agradecemos a María Laura Franco, Micaela Pérez , Micaela Soler y Diego Stimola
(de MALAPOP S.A.)