Casi dos años después de la violenta irrupción de la pandemia de Covid-19, que ya superó los 289 millones de casos y se cobró la vida de casi cinco millones y medio de personas, según el portal Our world in data, una nueva variante, la Ómicron, surgió y aumentó los niveles de preocupación de la sociedad por su alto nivel de contagiosidad.
Algunos especialistas aseguran que es tan infecciosa como el sarampión y otras enfermedades de ese estilo. El 25 de noviembre el Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles de Sudárica (NICD, según las siglas en inglés) confirmó que había descubierto una nueva variante del SARS-CoV-2, la B.1.529 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no tardó en bautizar como Ómicron.
No fue mucho el tiempo que tardó en llegar a Europa y, desde entonces, los países baten récords de contagios. En España, Alfredo Cornell, el destacado inmunólogo ibérico, se atrevió a comparar a la cepa descubierta en el sur de África con el sarampión porque "tiene una elevada carga viral que es hasta 70 veces mayor que sus predecesoras", lo que la vuelve hiper contagiosa.
El director regional de Europa de la OMS, Hans Henri P. Kluge, vaticinó que Ómicron se está convirtiendo, o ya se ha convertido, en la variante dominante de varios países del viejo continente y esto generó "tasas de transmisión nunca vistas hasta ahora".
La razón para que la nueva variante sea tan contagiosa es que cuenta con 50 nuevas mutaciones en relación al virus original y más de 32 mutaciones en el Gen S. Varias de ellas están relacionadas con el aumento de la transmisibilidad y el escape a la inmunidad.
Para entender estos números es importante recordar que, en su momento, la variante Delta generó mucho revuelo en nuestra sociedad porque los estudios científicos confirmaron que era hasta un 60% más contagiosa que su predecesora, la variante Alfa que nació en Reino Unido. Según las estadísticas preliminares, Ómicron podría infectar el doble de rápido que la mencionada Delta.