A casi cien kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -en Domselaar, partido de San Vicente- se erige una de las construcciones más míticas de la arquitectura argentina. El famoso Castillo Guerrero, construido hace 130 años por Carlos Guerrero y Reissig, padre de Felicitas, atraviesa hoy una etapa de renovación en la que se le busca devolver su clásico esplendor y abrirlo a la comunidad.
Actualmente el palacio es propiedad de los hermanos Juan Carlos y Pablo Magyary Guerrero, quienes la heredaron de su madre, María Josefina, sobrina nieta de Felicitas y a la vez, quien comenzara a dar a conocer la versión familiar de esta historia de pasión y muerte en la alta sociedad porteña.
“Este imponente casco busca convertirse en un emprendimiento turístico, cultural y para la realización de eventos de diversos tipos, aprovechando sus amplios salones y el parque”, afirma Juan Carlos Magyary Guerrero a Revista GENTE.
Ambos, junto a sus hijos, están concentrados en darle impulso a este proyecto de la mano de una restauración estructural de los cimientos de estilo francés. Pablo Magyary Guerrero, cuenta: “Las visitas son los sábados y domingos, y también se utiliza como locación de producciones, eventos de cine, televisión, celebraciones, book de fotos, y mucho más. Todo esto sirve como medio para poder ir manteniéndolo e ir refaccionándolo con lo que haya que hacer”.
Sin ir más lejos, fue escenario de las grabaciones de la película El cuento de las comadrejas, en la que actuaron Graciela Borges y Oscar Martínez; de Crónica de una fuga, y también fue locación para la segunda temporada de la serie El reino de Netflix y para el clip de la canción Del otro lado de Lali Espósito, Brujería de Cazzu y de Puro talento de Miranda!
“La idea de las visitas es que quienes vienen tengan la oportunidad de conocer la historia de Felicitas y de su familia y pasar un buen momento de esparcimiento recorriendo el lugar, el Castillo y sus instalaciones", manifiesta Juan Carlos Magyary Guerrero.
"Estamos empezando a organizar diversos tipos de eventos diurnos y nocturnos. Espectáculos de luz y sonido, donde el castillo se convierte en un lugar mágico, y la luz baila en su imponente arquitectura y su parque, al tiempo de que se puede disfrutar de un buen plato y buenos tragos”, añade.
Y suma: “Alrededor del Castillo, se encuentra en pleno desarrollo un proyecto urbanístico llamado Barrio Felicitas, que ofrece a la venta algo más de 300 lotes en un sitio muy especial y lindo".
"No es un barrio cerrado, no tiene expensas, se denomina ‘barrio protegido’ -aclara Juan Carlos Magyary Guerrero-. Es un pintoresco emplazamiento para planear el lugar para vivir, o la quinta de descanso”.
Quién fue Felicitas Guerrero
Felicitas Guerrero y Cueto a sus 18 años fue obligada a desposarse con Martín Gregorio de Álzaga y Pérez Llorente, de 50, con quien tuvo dos hijos: el primero murió poco antes de cumplir los cuatro años, a causa de la fiebre amarilla y, el otro no logró sobrevivir al parto al día siguiente de fallecer su esposo.
Considerada en esos tiempos "la mujer más bella de la República", integrante de la alta sociedad y dueña de una de las fortunas más grandes del país en aquella época, quedó viuda a corta edad, y terminó perdiendo la vida por la obsesión de un amante no correspondido el 30 de enero de 1872.
En este castillo aun se conserva el revolver de la policía montada de 1856 con el que Enrique Ocampo Regueira, el despechado enamorado de Felicitas, acabó con la vida de Felicitas cuando ella tenía 25 años, dejando trunco el casamiento con su verdadero amor, Samuel Sáenz Valiente.
Cómo murió Felicitas Guerrero
La historia cuenta que la aristócrata arribó la noche del 29 de enero de 1872 a su fiesta de compromiso justamente con Sáenz Valiente, en la coqueta Quinta Guerrero ubicada en donde actualmente está la Plaza Colombia del Barrio porteño de Barracas. Se colocó el vestido, bajó a saludar a sus invitados y se mostró muy contenta en el jardín.
Pero el encuentro con Ocampo tuvo a la tensión como protagonista: "¿Te casás con Samuel o conmigo?", dice la leyenda que fue la frase con la que el hombre la increpó. Se oyeron gritos. Fue en ese instante que el hombre sacó un arma Lefaucheux calibre 48 de su bolsillo, Felicitas salió corriendo y la hirió por la espalda.
La joven fue asistida por dos médicos presentes, los doctores Manuel Blancas y Mauricio González Catán, pero su destino ya estaba escrito: la bala había impactado en la médula espinal y varios órganos, y falleció pocas horas después.
Por su parte, Ocampo apareció muerto en el jardín de la casona y nunca se supo si fue asesinado o se quitó la vida. Ambos fueron enterrados el mismo día en el Cementerio de la Recoleta, lugar en donde las familias acaudaladas de la época despedían a sus seres queridos.
Fotos: Gentileza Bendita Deco (@bendita.deco) y Castillo Guerrero (@castillo.guerrero)