Las imágenes de Madu, de 11 años, dieron la vuelta al mundo, por lo que recibió una beca del American Ballet Theatre.
Las posibilidades no son las mismas para todos. Pero hacer lo que a uno le apasiona, aun en las circunstancias más adversas, lleva a las personas a lugares que ni siquiera habían imaginado.
Ésta es la historia de Anthony Mmmesoma Madu. Su deseo de bailar, su empeño por romper estereotipos y su voluntad para ensayar funcionaron como una onda expansiva que movió algo en los corazones de muchos para que el niño pueda realizar su sueño, e incluso ir más allá.
Anthony es alumno de la Academia Leap of Dance, donde se dictan clases de danza a niños de entre 5 y 12 años en situación de vulnerabilidad. El instituto, creado por Daniel Owoseni (29) funciona en la ciudad de Badagry, en Nigeria. Apasionado por el ballet, Anthony comenzó a aprender pasos con tutoriales de YouTube luego de ver un film que marcó su vida, Save the last dance (2001).
Tenaz y con habilidades especiales para la danza, pronto se convirtió en un bailarín excepcional. Comenzó a dar clases en Lagos, la ciudad más grande de Nigeria, mientras en su corazón crecía el sueño de sumarse a algunos de los ballets internacionales que tanto admiraba.
Pero en el camino, mientras aplicaba a diferentes escuelas de danza en Europa, alguien le confirmó lo que jamás habría querido saber: "Básicamente me dijeron que, como africano, no podía optar a una beca internacional. Simplemente parecía una discriminación flagrante", contó en una entrevista.
Quizás haber vivido esa injusticia en carne propia fue el combustible necesario para crear un espacio con sus propias reglas. Así fue como abrió, hace algo más de tres años, Leap of Dance, una academia de danza con las puertas abiertas a niños y niñas que de otra forma no podrían acceder a clases de ballet.
Él comparte imágenes de sus alumnos en el salón de baile y también postea ensayos informales. Fue justamente uno de esos ensayos el que puso a su academia solidaria en primer plano, no sólo en Nigeria sino en todo el mundo.
Un video de Anthony Mmmesoma Madu (11), uno de sus alumnos, bailando bajo la lluvia sobre un suelo de tierra, puso de relieve las cualidades de ambos: el alumno, con un don increíble para la danza, y el maestro, con un corazón inmenso para abrir horizontes.
Una semana más tarde Viola Davis (55) –siempre al frente de la lucha por la igualdad de derechos– compartió al video en su cuenta de Twitter, consciente de la difusión que podría tener. "Me recuerda la belleza de mi pueblo. Creamos, nos elevamos, podemos imaginar, hemos desatado la pasión y el amor... ¡a pesar de los brutales obstáculos que se nos han puesto! ¡¡¡Nuestra gente puede volar!!!", reflexionó la protagonista de Historias cruzadas.
Y entonces, la vida de Anthony Mmmesoma Madu cambió para siempre. El video dio la vuelta al mundo. Bailarines de las escuelas más importantes a nivel internacional apreciaron sus movimientos.
"Todos deben haber tenido un momento en el que quisieron abandonar, porque alguien les dijo que no era correcto que hicieran lo que estaban haciendo o simplemente para fastidiarlos, o incluso desviarlos del camino que Dios había planeado para ellos", dice Owoseni en una presentación que hace de Mmmesoma, uno de sus alumnos más destacados.
"Hubo momentos en que no queríamos continuar. Las razones para detenernos eran tan obvias... Pero continuamos, no porque fuéramos más fuertes o mejores, sino porque tenemos pasión. Hubo momentos de 'no deberías hacer esto porque eres negro (nigeriano) desfavorecido y no llegarás al escenario profesional'. Pero continuamos", reflexionó y agregó: "Incluso si no nació o no fue creado para hacerlo, dese la oportunidad de intentarlo".Después de que su video diera la vuelta al mundo, Anthony Mmmesoma Madu recibió una invitación para tomar clases en la Escuela del American Ballet Theatre.
"Sos una inspiración para todos nosotros", escribieron los directivos de la institución al informar que Cynthia Harvey se había comunicado con el niño para anunciarle que tenía una beca de formación en la prestigiosa escuela de ballet. Además de becar sus clases y consciente de las dificultades de conexión, la institución cubre también los gastos de conexión del nuevo alumno que la semana pasada de sumó a la escuela de verano.
Como buen maestro y con el deseo profundo de que sus alumnos puedan desarrollarse, Owoseni declaró: "Detrás de esos disfraces y belleza fantásticos en clase hay mucho trabajo duro entre bastidores. Con muy pocos o ningún recurso, nuestros niños se están entrenando para ser lo mejor que pueden. Esto no es para derribar a nadie, sino para mostrar su alto nivel de dedicación y compromiso con nuestro programa".
Por último, invitó a todos a reflexionar: "¿Quién no estaría orgulloso de ellos? ¿Qué maestro no rezaría por los estudiantes que asisten / vienen a clase con tantas ganas de aprender? Niños que están listos para bailar con o sin condiciones. ¿Imagina qué más podríamos lograr si tuviéramos más?", concluyó.