Luego de que trascendieran los chats privados que mantenía la China Suárez con Mauro Icardi y que dispararon la separación de éste último y Wanda Nara, se empezó a debatir acerca del patrón "patológico" que reitera la actriz de ATAV al insistir sentimentalmente en el terreno de los casados.
Según indican especialistas, se trata del Síndrome de Fortunata, conocido popularmente como la “atracción por el hombre prohibido”. Se trata de una "patología o un cuadro psicopatológico" que se centra en la dependencia emocional que ciertas mujeres tienen hacia hombres casados con una fuerte dependencia hacia la persona en cuestión.
La expresión del Síndrome de Fortunata, proviene de una novela de Benito Pérez Galdós, 'Fortunata y Jacinta', publicada por primera vez en 1887. Según un estudio publicado por Jorge Barraca Mairal, la obra del autor ahonda con "singular perspicacia" en la psicología de una de las protagonistas femeninas (Fortunata).
La novela de 'Fortunata y Jacinta' narra sobre los sentimientos de Fortunata y las vicisitudes de sus relaciones, "brinda una descripción muy completa del tipo de vínculo emocional que algunas mujeres desarrollan hacia determinados hombres casados, y que es identificable también hoy en día", señala el estudio de Jorge Barraca Mairal.
Características del Síndrome de Fortunata
Según la psicóloga Mariana Verdiglione, consultada por Para Ti, este tipo de personas "No siente empatía por el otro, no le importa nada más que su objetivo. Pareciera encontrar el placer y el goce en la búsqueda de lo prohibido: un hombre casado”.
En ese sentido, a continuación presentamos las características más comunes en el Síndrome de Fortunata.
- Presencia de un sentimiento de amor intenso, repetido y persistente hacia un hombre casado con otra mujer.
- Actitud desapegada en cualquier otra relación que no sea la establecida con ese hombre.
- Capacidad para dejar atrás cualquier situación vital, de abandonar todo o asumir cualquier riesgo siempre que se lo pida ese hombre.
- Creer que la vida no tiene sentido o carece de interés si no está con ese hombre.
- Creer de que es ella la que tiene más derecho a estar con el hombre aunque no se le reconozca social o legalmente.
- La creencia anterior se refuerza si ha tenido hijos con el hombre. O manifiesta deseos intensos de tenerlos si no los ha concebido y procura conseguirlo.
- Ambivalencia de sentimientos hacia la mujer legítima socialmente (a veces rencor y desprecio, y otras veces comprensión, empatía y proximidad).
- Creer que el amor es el responsable de esa situación, y justificación ante sí misma y ante los demás de la perpetuación de la relación por esta razón.
- Fantasías optimistas de un futuro junto al hombre, pues imagina que algo sucederá para cambiar la situación y convertirse en la mujer que tenga la relación exclusiva, lo que le lleva a tolerar la presente coyuntura durante años
Cómo se origina el Síndrome de Fortunata en una persona
Aunque todavía no hay estudios concluyentes, desde el psicoanálisis, Salman Akhtar y L. S. Hollander señalaron este síndrome como un síntoma de dependencia emocional. "Este comportamiento de la mujer como manifestación de sus rasgos masoquistas o narcisistas, de un conflicto edípico mal resuelto o de una estructura de personalidad límite o neurótica", explicaron como factores que desencadenan el Síndrome de Fortunata.
Otros factores que pueden tener injerencia en el origen de esta patología son:
- Patrones educativos de dependencia. Es decir, haberse educado en un ambiente en el que el rol de la mujer se asocia a la falta de autonomía y la subordinación hacia las figuras masculinas. En este sentido, se asocia a los hombres casados con personas que han tomado decisiones vitales importantes.
- Valoración del autosacrificio. Tiene que ver con el punto anterior y está ligado con la crianza en lugares en los que se valora en exceso el sacrificio personal y la postergación de las propias necesidades a fin de satisfacer las de los hombres de la familia.
- Lástima por la otra persona y sentimiento de culpa. Este aspecto ocurre cuando la relación lleva un tiempo y la mujer cree que su pareja sufrirá demasiado la ruptura.
- Sobrevaloración del amor y mitos sobre su importancia. Es la creencia de que la vida sólo vale la pena si se tiene amor.
- Sesgos y distorsiones respecto a las relaciones de convivencia. Muchas veces la relación de una mujer con un hombre comprometido o casado tiene más semejanzas con el noviazgo que con la convivencia matrimonial, señalan expertos. "El hombre llega a ‘su otra casa’ con la ilusión de encontrar algo excitante, divertido, distinto; allí no tienen que tratarse los engorrosos temas domésticos, no hay responsabilidades hacia los hijos ni, normalmente, implicaciones económicas; no hay rutina", especifican.
- Pobre autoestima. El punto refiere a que una mujer que acepta ser 'la otra' está dejando al descubierto una baja autoestima.