Su amor por los animales lo heredó de sus padres y, sobre todo, de su abuela materna, que era rescatista. Desde chica levanta y da en adopción perros y gatos heridos o abandonados, tanto que en el baúl de su auto lleva un kit de rescate. “Me encantaría abrir un refugio”, confiesa mientras abraza a sus cuatro “hijos” y se suma a una producción que combina moda, teatralidad y mucha ternura.
"Mi casa es su casa”, dice Silvina Escudero (36) al abrirnos la puerta de su hogar en Nordelta. Y no está sola. Tres colitas se mueven sin parar junto al marco: son las de Mulata, Titán y Branca, sus tres perros, reyes del hogar. Luego se suma África, la gata siamesa que le regaló una fan hace seis años. “Mulata tiene nueve años y es la mamá de Titán, de cuatro. Yo asistí su parto. Fue el único macho. Salió con tanta energía que se merecía un nombre fuerte”, cuenta la bailarina, quien estudió seis años de Veterinaria en la Universidad de Buenos Aires. “Me quedan diez materias para recibirme, pero no me da el tiempo para terminarla. Dejé cuando Carmen Barbieri me convocó para hacer temporada con la obra Vedettísima y ya no retomé”, señala.
Silvina creció en San Isidro, en una casa enorme que le permitía rescatar una gran cantidad de perros y gatos, con el apoyo de sus padres. “Mamá me ha ayudado a separar toda la casa de acuerdo a los animales que había. Encima es súper pulcra y ordenada, así que tenía que lavar el doble, pobre... Papá era el que me ayudaba a agarrarlos. Si hacía falta nos metíamos en el barro, donde fuera...”. Su hermana Vanina (38) también es “bichera”, incluso luego de haber tenido una experiencia que hoy Silvina cuenta entre risas: “En la época en que ella estudiaba Arquitectura, yo agarré un gato, Tom, que tenía tres meses. ¡Le destrozó la maqueta y los planos que tenía que entregar! Casi me mata”.
Cuando pasamos a hablar de sus animales actuales, lo primero que aclara es que para ella es rarísimo decir “mis mascotas”. “Siempre fueron mis hermanos o mis hijos. A lo sumo les digo ‘mis bichos’. Son mi familia”.
–¿Cuál fue tu primer hijo?
–¡Qué difícil... (piensa). Brako. Yo le decía “mi rey”. Me lo regaló un novio cuando tenía 20 años. A los 27 me fui a vivir sola a un departamento. La primera noche me lo llevé, pero estaba acostumbrado al parque, así que pasaba tres noches en mi casa y tres en lo de mis viejos. Así estuve un año. Después se enfermó de cáncer. Le habían dado un mes de vida pero lo llevé a hacer un tratamiento de inmunoterapia y eso le permitió vivir un año más. Me acuerdo que me habían ofrecido hacer temporada con buena plata, pero me quedé... y menos mal, porque en febrero falleció. Cuando me mudé la fui a buscar a Mulata. Así que ellos se conocieron y vivieron juntos.
Siguiendo esta línea, Titán vendría a ser su nieto. “Ya soy abuela, es cierto. Pero como con su mamá parecen hermanos, lo considero mi hijo”, dice la actual participante del Súper Bailando (eltrece). Con Branca, la Golden Retriever, convive hace un par de meses, desde que se mudó con su novio Federico (de quien no quiere revelar el apellido), ya que era de él. “Este año nos separamos una semana y se llevó a Branca. Cuando nos reconciliamos, lo primero que dijimos fue lo mucho que habíamos extrañado a nuestros animales” (risas).
–¿Colecho sí o no?
–¡Sí! Mulata duerme con nosotros noche por medio. África todos los días. Titán no quiere subir a la habitación: se queda abajo, porque es guardián y cuida la casa. Y Branca ronca que tiembla todo (risas).
–¿Cómo es la reacción de la gente que no comparte este amor por los animales? ¿Recibís malos comentarios?
–Miles. Cuando publico pedidos de ayuda, muchas veces me escriben: “¿Por qué no te ocupás de los chicos de la calle?”. ¡Porque no puedo ir y agarrarlos! Y muchos que me dicen: “Vos les decís ‘hijos’ porque no tenés hijos”. La gente es muy hiriente. La verdad, yo no concibo la vida sin animales. Siempre estuvieron en mis momentos tristes y felices.
En la casa de sus padres también tiene a sus dos gatos –Luca y Matilda– y a su perra Gitana, que rescató hace quince años en Carlos Paz. “En el baúl de mi auto tengo guantes, collares, correas, alimento y tachos para el agua. Y en invierno alguna frazada. El mes pasado agarré dos cachorritos que puse en adopción y están re bien. Por ahora hago tránsito. Algún día me encantaría abrir un refugio”, asegura la bailarina, quien practica el vegetarianismo desde la adolescencia. “Me empezó a dar impresión comer animales”.
–En el Twitter tenés una frase fija que dice: “Eduquen a sus hijos a respetar a los animales. No hace falta que los amen... sólo que los respeten”. ¿Tiene un poco que ver con esto?
–Tiene que ver con todo. Hoy está estudiado que los animales sienten lo mismo que nosotros. Pasan miedo, terror, ataques de pánico... Su vida vale lo mismo que la nuestra. Y en eso me pongo firme. Por eso creo que es importante concientizar a la gente, ya que los animales están en nuestras manos. Si tuviésemos su corazón, su empatía y fidelidad, el mundo sería mucho mejor.
Fotos: Fabián Uset. Producción: Gigi Viappiani.
Maquilló: Joha Andino. Peinó: Yvana Cella para Estudio Cella. Agradecemos a Brezza, Claudia Arce, Luciano Marra, P&P Muebles, Kaury, Keops Alfombras y Janeiro Tocados y Accesorios.