El contexto que atraviesa el campo argentino por los efectos de la sequía y las heladas tardías provocará millonarias pérdidas productivas y un efecto negativo en la marcha de la economía nacional. Asimismo, los especialistas ya señalan que con más de la mitad del país seco, el 2022 ya se encuentra entre los 18 años más secos desde 1961.
Uno de los escenarios más complejos lo tiene la provincia de Buenos Aires, con casi 40% del territorio en sequía extrema. Allí en algunas localidades del norte y este llovió hasta 500 milímetros menos de lo normal.
De acuerdo al Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (Sissa) del 30 de octubre pasado, el 53,83% de la Argentina enfrenta diferentes grados de afectación por la falta de lluvias (más de 1,3 millones de kilómetros cuadrados).
Proyecciones de la sequía 2022
Respecto al nivel de afectación, el 12,88% del país está anormalmente seco, en total 322.585 kilómetros cuadrados. Después en sequía moderada se encuentra el 13,15%, con 305.272 kilómetros cuadrados. En sequía severa aparece el 12,19% del territorio, con 305.272 kilómetros cuadrados. Para el caso de la sequía extrema se consigna el 10,98% del país, con 275.162 kilómetros cuadrados. Finalmente, en la categoría de sequía excepcional se ubica el 4,63% de la superficie, esto es 116.084 kilómetros cuadrados.
Bajo este marco, informes señalan que el territorio bonaerense presenta un 6,14% de la provincia que no está seca. Luego hay un 38,35% con sequía extrema, un 24,57%, con sequía severa y un 16,85%, con excepcional. La sequía moderada es un 7,90% y existe un 6,20% anormalmente seco.
En tanto, en base a los datos aportados por la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías tras la reunión del pasado 25 de octubre, se supo que unas 140 millones de hectáreas en sequía, de las cuales más de 7 millones se encuentran en categoría “severa”, y son 3 provincias las más afectadas: Buenos Aires (44 partidos), Santa Fe (4) y Entre Ríos (5).
Respecto a los índices de humedad del suelo, los datos muestran condiciones de sequía extrema en el norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe, y a lo que se sumó que durante septiembre y hasta mediados del mes pasado, “se acentuó la falta de lluvias en el centro-este del país agravando los impactos de la sequía, especialmente en la zona núcleo.