Se infiltró a una red de prostitución para rescatar a su nieta y lo logró: cómo lo hizo y qué pasó después, en un dramático relato – GENTE Online
 

Se infiltró a una red de prostitución para rescatar a su nieta y lo logró: cómo lo hizo y qué pasó después, en un dramático relato

Desde el mes de enero la vida de esta abuela cambió para siempre. Hoy su familia vive en Mar del Plata con custodia policial y el recuerdo latente de todo lo que tuvo que vivir la joven de 17 años durante los 21 días de secuestro.
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"Le taparon la boca, la durmieron, la metieron dentro de una camioneta y cuando se despierta en la madrugada estaba en un edificio que ella no conocía". Así comenzó la pesadilla de la familia de Fabiana, hoy conocida como la "abuela coraje".

El 22 de enero de este año, su nieta (a quien se le protegerá la identidad en esta nota) contactó a otra persona por Marketplace para hacer un intercambio de ropa. No la conocía, nunca antes habían hablado, pero la citó en una zona de Mar del Plata en horas de la tarde-noche. Cuando ella llegó al lugar, además de esa mujer había dos hombres que, sin mediar palabras, la secuestraron. "Le dijeron: tenés que trabajar, es decir hacer de prostituta", recuerda indignada.

Según el relato de su nieta, su reacción fue la de ponerse a llorar, pero aún así no consiguió la compasión de estos sujetos. "Le pegaron y tuvo que hacerlo", dice hoy su abuela. La joven de 17 años vivía con ella, quien comenzó a preocuparse por su ausencia en la casa: le escribía por WhatsApp y le contestaban como si nada ocurría, pero algo le llamó la atención.

Fabiana protege la identidad de su nieta, pero decidió contar su historia para exigir que se haga justicia por su caso y el de muchas jóvenes que pasaron por su misma situación.

En charla con GENTE, Fabiana relata: "Toda la semana le escribí y me respondían, pero resulta que no era ella. Era otra persona que se hacía pasar por ella. Me decía que no me preocupara, que estaba bien y que iba a volver el fin de semana... y yo muy enojada ya comenzaba a decirle que volviera", detalla.

Cuando comenzó a llamarla se encendieron sus alarmas, ya que no recibió respuesta. "Estaba apagado el teléfono o no me contestaban y ya me empecé a preocupar". Fue entonces que la abuela decidió ir a la Comisaría y realizar una denuncia por la desaparición de su nieta. Al principio no se la tomaron, ya que los funcionaron le decían que era un "tema de adolescente", pero ella no dejó de insistir.

La señal que estaba esperando y una fiesta que sería la salvación

En medio de la preocupante espera, Fabiana recibió un mensaje de una compañera de su nieta que le dijo que la joven necesitaba ayuda, y además le indicó exactamente en qué edificio se encontraba secuestrada. "Yo empecé a averiguar y me dijo: 'Aguantá porque van a hacer una joda en ese lugar. Me manda un link y era un grupo de varios jóvenes que se sumarían a esa fiesta".

La abuela no dudó ni un segundo en cambiar su perfil y hacerse pasar por una joven de 21 años para poder acercarse a los captores de su nieta. "Puse una foto provocativa de una chica joven y todos empezaron a hablarme. Me preguntaban si me gustaba drogarme, yo les decía que sí. También me invitaron a tener relaciones, me ofrecían pasarme a buscar y yo les dije que trabajaba como enfermera y tenía horarios complicados. Algunos de ellos tenían fotos y otros no".

La abuela de 58 años se infiltró en un grupo de WhatsApp en el que captaban chicas para prostituirlas y se hizo pasar por una joven de 21 años para obtener información.

Cuando llegó el día viernes y preparaban todo para la fiesta, Fabiana y su otro nieto (hermano mayor de la víctima) se pusieron a recorrer la zona desde horas antes para tratar de encontrarla. "No se veía nada. Ningún movimiento... volvimos a la casa, después al rato salimos y nos fuimos a la Comisaría, pero tampoco me tomaban la denuncia. Hasta que llamaron a mi jurisdicción y tomaron la denuncia por paradero, a pesar de que yo tenía ya la dirección exacta", cuestiona.

Se fue a bordo de su auto con su nieto mayor, y los oficiales iban en una unidad patrullera para dar vueltas por el edificio en donde presuntamente estaba su nieta. "Con mucho cuidado y sin dejarnos ver, íbamos cuadra por cuadra alrededor del edificio, pero yo quería era sacarla de ahí adentro", confiesa sin importar el peligro que eso implicaba, ya que no sabía contra quiénes se estaba enfrentado.

La mujer sigue su relato: "En un momento el hermano de ella se tiró del auto porque la había visto en la esquina, esperando un cliente. Estaba muy drogada, la habían vendido por 20 mil pesos. El hermano la manotea, la mete en el auto y nos fuimos para que no la vieran", cuenta.

La vida después del secuestro y la prostitución forzada

La madre de la víctima la abandonó cuando era muy chica, y por eso quedó a cargo de su abuela junto a sus hermanos. "Su mamá jamás se preocupó por ella. Son seis hermanos... Yo pensaba que con todo esto iba a llamar o iba a buscar la manera de saber de ella. Pero ni su padre ni su madre aparecieron estos días", lamenta.

-¿Qué sentiste vos como abuela al encontrarla en ese estado?

-Me puse muy mal, porque ella en ese momento estaba demasiado drogada. No podía mover la boca, porque desde las seis de la tarde ya la habían drogado. Lo único que hice fue traerla a mi casa abrazarla, se abrazó con mi marido, con sus hermanos, pero no se acordaba de nada.

-¿Con el pasar de los días recuperó parte de esos terribles recuerdos? ¿Les contó a qué tipo de situaciones fue sometida?

-Ella dice que la hacían ejercer la prostitución. Estuvo dos semanas dentro de ese edificio recibiendo clientes... no le daban de comer, tenía que salir a robar para poder alimentarse. Había una nenita de tres años a la que tenía que cuidar. Y si no se levantaba a las 8 de la mañana la mojaban o golpeaban. Estuvo los 21 días drogada. Cuando pasó las dos semanas, la dejaban salir a la calle pero la mantenían completamente vigilada.

Desde el mes de enero la vida de Fabiana y la de su familia cambió para siempre. Hoy, viven con custodia policial las 24 horas del día y sólo piden que se haga justicia.

-¿Qué te hizo querer contarlo públicamente?

-Hicimos todo público porque ya vamos para ocho meses y hay un sólo detenido que está en la comisaría aún. Yo lo único que quiero que todas esas personas paguen por lo que hicieron. La siguen instigando por redes sociales, le llegan mensajes todavía queriéndola arrastrar a ese mundo. Yo ya estoy cansada. Todas las pruebas que tenía se las presenté a la Justicia y no hicieron nada.

-¿Sentís miedo cuando ella sale a la calle?

-La verdad que sí. Porque es una red bastante grande... antes de tener la custodia de la Policía las 24 horas en mi casa, mirábamos para todos lados con miedo que nos pasara algo. Ahora tenemos nuestro abogado y me siento más acompañada.

-¿Y tu nieta cómo siguió la vida después de esos 21 días de terror?

-Dejó de estudiar, estaba en cuarto año y dejó la escuela... En un momento que fue a clases, se encontró a una de las chicas que estaba metida en ese edificio, y dijo que no quería ir más y prefería quedarse en su casa. Cuando salía siempre yo la acompañaba, pasaba yo primero a todos lados, y ella detrás de mí. Me convertí en su sombra y ahora la Policía nos sigue a todos lados. Le cambió por completo su vida.

-¿Cómo está ella ahora de salud tanto física como mental?

-Por suerte se encuentra bien. Cuando tomó la causa Federal se le hicieron todos los estudios. Estaba también con psicólogo porque todo lo que vivió fue muy fuerte. No sólo las drogas que le dieron, obligarla a tener relaciones sin protección, también el maltrato que sufrió.

-¿Cuál es su mensaje para las autoridades?

-Que hagan justicia. Que los culpables paguen lo que tengan que pagar, porque el daño que le hicieron a mi nena, no lo van a reparar nunca más. Hay otras maneras de conseguir plata y no explotar como explotaban a mi nieta y a más chicas. Además de mi nieta, se rescataron a tres más y sacarlas de esa red de prostitución, todas menores de edad.

-¿Qué sentís cuando te llaman la "abuela coraje" tras el rescate de tu nieta?

-Para mí es mucho, porque hice lo que cualquier abuela haría. Y ahora mi misión es poder salvar a más nietas, a más chicas que estén secuestradas ejerciendo obligadas la prostitución. Quiero recuperar a la mayor cantidad de jóvenes que pueda, y sé que lo voy a lograr.

Fotos suministradas por la entrevistada.

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