
El copete de la primera cobertura de GENTE –aquella de julio de 1969, a la que se sumaría, en agosto, un suplemento “a todo color”– anunciaba: “El hombre conquistó la Luna”. Y resumía: “Los astronautas Neil Armstrong, Michael Collins y Edwin Aldrin ya están inscriptos junto a la fecha que señala el comienzo de una nueva era en la Historia de los triunfos de la fe, el coraje y la ciencia”; antes de subrayar la frase del primero, que daba título a aquella nota: “La vista de una magnífica desolación”.


“El hombre pisa la Luna”

La misión del Apolo 11, compuesta por el comandante Neil Armstrong (38; fallecido el 25 de agosto de 2012) y los pilotos Michael Collins (38, muerto a los 90, el 28 de abril del ‘21) y Edwin Aldrin (39, hoy de 94 años y el único vivo), partió el 16 de julio de 1969. Con Gene Kranz como director de vuelo y Charles Duke como controlador, e impulsada por el cohete Saturno V, abandonó el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, a las 11:32 AM (hora argentina).


Una vez que despegó, se traspasó el control a Houston, hasta alcanzar los 45 mil kilómetros por hora. Completada la decimotercera órbita lunar, Collins –piloto del Columbia– accionó el mecanismo de desconexión y el módulo Eagle (a cargo de Aldrin) descendió. “Houston, aquí Base Tranquilidad, el Águila ha alunizado”, se escuchaba a las 16:17:40 del 20/7, cuando tocó el Mar de la Tranquilidad, a 38 metros de un profundo cráter. 600 millones de personas lo presenciaban por televisión. Igual sucedería seis horas y media después, cuando Armstrong apoyó el pie izquierdo en el único satélite natural de la Tierra.
“... un gran salto para la Humanidad”
El primero en salir del módulo de excursión lunar Eagle fue Armstrong. Al tiempo que descendía por las escaleras, activó la cámara que retransmitiría el acontecimiento al mundo desde las instalaciones del Observatorio Parkes, en Australia. Apenas posó su bota, el comandante mencionó aquella inolvidable oración (que antes de partir de la Tierra escribiera con sus compañeros en un papel): “Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la Humanidad”.

Acto seguido descendió Aldrin. Pronto se lo escuchó repetir: “Hermoso... hermoso”. Por seguridad, ambos avanzaron unidos a un cordón, que soltarían. Hicieron tomas del paisaje, y a lo largo de 151 minutos recogieron 22,5 kilogramos de muestras del suelo e instalaron un reflector láser e instrumental para la detección de sismos y partículas solares. Entonces volvieron al LEM. El primero en salir del módulo fue Armstrong. Al tiempo que descendía por las escaleras, activó la cámara que retransmitirá el acontecimiento al mundo. Acto seguido descendió Aldrin. Pronto se lo escuchó repetir: “Hermoso... hermoso”.
“Vinimos en son de paz”
El que no pisó la Luna fue Collins, que curiosamente sufría claustrofobia dentro de su traje espacial de 127,45 kilos. Mientras Armstrong y Aldrin exploraban la superficie, Michael recorría la órbita por el lado oscuro del satélite terrestre, sin contacto de ningún tipo desde su radio. “Desde los tiempos de Adán nadie se había quedado tan solo”, contaría luego. Lo cierto es que transcurridas 21 horas 36 minutos y 20 segundos, el equipo emprendió la retirada, no sin dejar otro recuerdo: una placa conmemorativa soldada a una de las patas de la fase de alunizajedel Eagle.


“Aquí –señala la misma–, hombres del planeta Tierra pisaron por primera vez la Luna, julio/69 d.C. En nombre de la Humanidad, vinimos en son de paz”, se completaba el mensaje con sus firmas y la de Richard Nixon, el presidente de los Estados Unidos que había asumido como propio el desafío de su antecesor, John Fitzgerald Kennedy, impulsor del proyecto espacial, quien no pudo ver el resultado porque fue asesinado el 22 de noviembre de 1963.


“¿Listos?... Saquemos esto de aquí”
Fue la última –y poco difundida– frase pronunciada antes de emprender el regreso. La mencionó Armstrong en los instantes previos a que se elevaran dentro del Eagle, en busca del Columbia, que los regresaría. Una vez conectados y transbordadas las últimas muestras, liberado el águila y ubicados en sus puestos, a las 6:35 del 22 de julio encendieron los motores e iniciaron la vuelta a casa, en una trayectoria hacia la Tierra de cerca de 385 mil kilómetros, que concluiría en 60 horas, sobre un área con tiempo estable: 1.500 kilómetros al sudoeste de las islas Hawai, donde serán recogidos del Océano Pacifico por los tripulantes del USS Hornet, un portaaviones de la Segunda Guerra Mundial.

Amerizaron a las 18:50 del 24 de julio, ocho días, tres horas, 18 minutos y 35 segundos después de que el Saturno V dejara atrás la rampa de lanzamiento del Complejo 39, en la península de Florida. La misión, considerada uno de los momentos humanos y tecnológicos más significativos jamás cristalizados, fue la primera de un total de seis expediciones exitosas a la Luna, con doce astronautas caminando sobre ella. El último, el americano Eugene Cernan, en diciembre de 1972.

Fotos: Archivo Grupo Atlántida
Arte y diseño de portada: Gustavo Ramírez