La muerte de Diego Maradona, ocurrida el miércoles 25 de noviembre, copó las tapas de diarios de todo el mundo y también generó múltiples escándalos. Pero hubo uno que dio la vuelta al globo y puso al diario sensacionalista New York Post contra las cuerdas.
El repudio fue por la divulgación de las fotos del cuerpo del Diez dentro del ataúd, viralizadas por los empleados de la funeraria, que el citado medio publicó sin censura ni miramientos. Se trata de aquella en la que Diego Molina, inclinado sobre el cuerpo de Maradona y mirando a cámara, levantaba el pulgar de su mano izquierda mientras con la derecha tocaba la frente de quien fuera el mejor futbolista del mundo.
“Funeraria se disculpa por selfie con el cuerpo de Diego Maradona”, titularon. La cobertura sobre la polémica filtración de la funeraria Pinier, con cuya acción tres empleados rompieron la confianza de la familia de Diego, les valió la reprobación masiva. Puntualmente, el hecho de no haber cubierto el rostro del astro fue lo que estuvo en el centro de las críticas.
Tras el escándalo y las críticas por la indignante decisión editorial de aquel medio, republicaron las fotos con el rostro "blureado". El mismo medio, propiedad del magnate australiano Rupert Murdoch, fue también el que apuntó a la controvertida vida de Maradona como eje, con títulos como “How cocaine, fame and the Mafia destroyed Diego Maradona” (“Cómo la cocaína, la fama y la mafia destruyeron a Diego Maradona”).
A partir de la morbosa publicación de NYP, las redes estallaron con tuits condenatorios.
Después de que Molina (quien cuenta con antecedentes: una por el delito de usurpación –2016– y otra por un incidente de violencia de género –2020–) se entregara a la Policía el sábado por la mañana, Fernando Burlando, abogado de Claudia Villafañe, se mostró indignado y pidió justicia.
“Ni Diego ni toda su familia merecían el trato sucio, indigno y deshonesto que le dieron las plataformas sociales a las imágenes sensibles para absolutamente todos. Claro, ellos no conocen la ética y el respeto a la gente, mucho menos al difunto y a sus deudos”, escribió el letrado en su descargo en las redes.
“Como contrapartida, debo destacar el tratamiento y el límite profesional que han tenido los medios periodísticos nacionales, que no se sumaron a la faena morbosa de la insensibilidad y la falta de respeto exhibiendo fotos que a todos nos provocan rechazo”, continuó el jurista, quien cerró: “Ustedes son mis enemigos. Prepárense, en ésta no hay perdón”.