“Quiero una mujer que respete mi libertad y ame hacer el amor” – GENTE Online
 

“Quiero una mujer que respete mi libertad y ame hacer el amor”

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–¿Cuántas veces al día te preguntás qué ven las mujeres en vos?
–¡Uyyy! Vaya… Debo reconocerte que ésa solía ser una duda muy recurrente en mí.

–¿Ya no?
–…Sucede que ahora conozco la respuesta. Tengo que admitir que si no fuese por mi guitarra, nunca hubiera tenido éxito con las chicas. Este trabajo te da un aura extraña. Yo no tenía levante, me costaba muchísimo seducir a las mujeres, no sabía cómo hacerlo. Nunca estuve en el grupo de los tipos cancheros, como les llaman aquí. Pero bastaba que me pusiera a rascar la criolla para que ellas se fijaran en mí. Lo poco que gané, lo gané gracias a la música.

Hoy, siete mil argentinas gritan su nombre en cada función. Porque, a los 42 años, el cantante guatemalteco vino a romper con todos los récords: con 32 Luna Park agotados, cifra histórica en el país, logra seducir tanto a las chicas de 15 como a las señoras de 50. No se lo propuso, confiará en la nota. Su madre, Noemí Morales, lo soñaba militar; su padre, don Ricardo, futbolista; y él, con su metro noventa y ocho de altura, tenía todas las de ganar en el básquet. Fue culpa del destino, dirá, haberse quedado en esto de la canción. Y de la suerte, el haber llegado tan lejos. Lo de ellas, “una consecuencia provocada por mis cuerdas”.

Estar a solas con Ricardo Arjona no es tarea sencilla. Porque casi todas las noches tiene show. Porque por las mañanas duerme hasta tarde, para arrancar el día con una horita en el gimnasio del Faena Hotel + Universe. Porque por las tardes descansa o pretende disfrutar como un anónimo más algo de Buenos Aires. Porque, además, para SONY & BMG, su discográfica, él es una súper estrella latina (vendió nada menos que 12 millones 380 mil discos en el mundo) y, como tal, tiene agentes de prensa, productores y managers que deciden previamente si vale la pena que invierta su tiempo en un reportaje más. O no. Y peor resulta ahora, que lo anda buscando toda la prensa internacional por sus cuatro nominaciones a los Grammy Latinos (Mejor Album, Mejor Cantante Masculino, Mejor Canción y Mejor Video). Parece ser que, en esta vuelta, el señor de las cuatro décadas es el hombre con más nominaciones. El segundo puesto es para el argentino Gustavo Cerati, que competirá por tres estatuillas. La líder indiscutida es Shakira, que figura en seis categorías… Que no es fácil llegar a él, decíamos. Y encima, se sabe, las notas (y en especial las fotos) no es la parte que más le agrada de su trabajo.

El Teatro del Faena está vacío y en penumbras. Hoy no hay función. Sin embargo, en cinco minutos Arjona aparecerá en escena. No cantará. Apenas se divertirá tocando la melodía de El problema y Minutos en el piano. Y risueño, con ese look cuidadosamente desprolijo que supo construirse, dirá que si fuera por él los reportajes no durarían ni un minuto. “Son un ejercicio de repetición, no tanto para el periodista como para mí. Como no tengo cinco infancias distintas, ni diez comienzos con la música, me encuentro contando la misma historia una y otra vez…”.

–Podrías empezar a tomarte algunas licencias biográficas. No estaría mal escucharte decir algo distinto…
–Por eso miento. Invento algo, de repente, como para entretenerme un poco y darle esa dosis de frescura a la charla.

–¿Improvisás de vez en cuando en tus temas, como para no aburrir con tus canciones?
–Cuando salgo al teatro no voy a trabajar, salgo a hacer realmente lo que me gusta. Para mí, la gira no debe durar más de once meses, porque entonces sí te repites, sí te aburres…. Igual, a veces improviso alguna cosita. Me resulta divertido salirme de la norma de vez en cuando. El ser humano vive preso de su educación, de su cultura, de las cosas que le dijeron mamá y papá… Por eso persigue tanto la libertad, creo yo…

–Pero vos elegís la seguridad. Llevás casi 20 días en Buenos Aires y apenas se te vio por la calle.
–He salido. Muy poco, es cierto... Si no fuese tan popular, me gustaría poder estar en la movida de esta ciudad. ¿Crees que no me agradaría ir a correr por las mañanas? ¿O tomarme una tarde para las compras? ¿O pedirle a un taxi que me lleve hasta una barbería…? Pero venir acá, no como turista, sino de gira, implica que acate algunos sacrificios. Además, no se me permite enfermarme, porque tengo comprometidos un montón de shows. Ahora nomás, me han recomendado un té muy bueno para la garganta. Le tengo mucho miedo a mi voz; cargo con una cuerdas vocales algo delicadas. Son mi mayor preocupación por estos días.

–Pensé que te obsesionaba más el tema de la soledad…
–Para nada. Por momentos le tuve pánico. Pero le encontré el gusto a la soledad que uno escoge. Hoy me gusta estar solo porque elegí estarlo. Y sé que estar bien solo ayuda a escoger mejor los afectos. Veo mucha gente que está mal acompañada, que termina aceptando relaciones enfermizas, que no le hacen bien, sólo para estar en pareja. Yo no soportaría disfrazar una historia mínima de un gran amor para sentirme acompañado. Eso, a mí, no me sirve.

–Hace tiempo que no tenés una relación de pareja estable. ¿No estarás hastiado de tanto cantarle al amor?
–Por suerte no. Si no creyera en el amor eterno estaría perdido. Igual, soy de los que piensan que aunque estés en pareja, hay que dejar la puerta abierta a que aparezca ese alguien que te cambie de rumbo y te rompa la cabeza. Creo que la fantasía de la infidelidad mantiene viva a la pareja. No me gusta lo seguro. Aunque encuentre ese amor para toda la vida, prefiero pensar que mañana se terminará.

–¿Quién te enseñó tanto sobre chicas?
–Ustedes, las mujeres. Igual, siempre digo que a la mujer no hay que entenderla, sólo hay que quererla.

–Sí, lo dijiste en uno de tus shows.
–Disculpa, te he dicho que uno se repite…

–Le cantás a la mujer imperfecta. Incluso, uno de tus temas hasta habla de la grasa abdominal. ¿Saliste con muchos bagayos?
–(Carcajadas) He tenido novias bellísimas. Y sí, de las otras también… ¿Quién no ha tenido una novia fea en su vida? ¡Muchachos, no seamos hipócritas!

–Todas se quejan de que el macho latino está en extinción…
–¿De veras? No sabía… Yo creo que el feminismo tiene mucho que ver con esa queja. Fíjate si no… A mí me encanta agasajar a la mujer, pero algunas no te dejan. Mira, un día invité a cenar a una feminista extrema, que me arruinó la comida con sus alardes sobre la igualdad entre el hombre y la mujer. Cuando llegó la cuenta, la dividí en dos y le dije: “Lo tuyo, es tanto…”. ¿Puedes creer que no había llevado plata?

–Y si la invitaste a cenar…
–Pero si no son consecuentes, que cierren la boca. Y me encanta la mujer independiente, que trabaja. Si no, ¿de qué hablar por las noches?, me pregunto. Yo quiero admirar a la mujer que está a mi lado, aunque venda corpiños por las calles. Porque tampoco acepto esos prototipos que se dedican a gastar las credit cards de sus maridos: visten las mejores ropas, con sus uñas recién pintadas, todas las cirugías hechas, saliendo de los spa y recorriendo el mundo con el dinero del otro, como unas infelices que a los cuarenta ya no saben más qué hacer de sus vidas. No soportaría estar con una mantenida.

–¿La fama no te habrá vuelto algo pretencioso?
–No es eso. Si no las quiero ni rubias, ni morenas, ni altas ni flacas. Sólo las pido transparentes. Quiero una mujer que respete mi libertad y ame hacer el amor.

–Mientras tanto, un poco de sexo sin amor no te debe venir nada mal por estos días…
–¿Puedo robarle una frase a Woody Allen? El dijo que lo más rico de la vida era hacer el amor con amor. Y lo segundo más rico, era hacer el amor sin amor. Yo coincido.

–¿Con cuántas mujeres estuviste desde que llegaste a la Argentina?
–¿Me crees si te digo que con ninguna?

–Y… Avisaste que mentirías.
–(Carcajada) Pero es verdad.

–¿Y mientras tanto…?
–Mientras tanto, ¿qué?

–Eso, ¿qué hacés?
–Mira, voy a contarte algo: yo tuve una inestabilidad completa cuando empecé profesionalmente en esto. Me la creí, me mareé. Después entendí que podía ganar muchas mujeres como cantante, pero que al quinto mes de estar con alguna de ellas ya no iban a ver al hombre de la guitarra, sino al humano con todos mis defectos de la vida real. Con esto quiero decirte que no me sirve aprovecharme de ser el Ricardo Arjona que está en el escenario para conquistar a una mujer porque, tarde o temprano, aparezco yo y toda esa fantasía se termina.

–Decíme: ¿vos te analizás?
–No. A veces los uso a ustedes de psicólogos. Tengo bastante claro que la vida es una mochila que cada vez pesa más y sólo hay que aprender a llevarla.

–Algunos te llaman poeta. Otros te tildan de cursi. ¿Qué sos?
–Hace tiempo que no le hago caso a las críticas. Pero debo reconocer que soy un poco tonto: al final del día me llevo a la almohada los peores comentarios, jamás los mejores…. De todas formas, valoro más las caras de mis fans del Luna Park que cualquier frase experta. Además, cuando termino un disco, lo examino y pienso si realmente hice lo mejor que pude haber hecho. Si, de verdad, no puedo hacer más de lo que está ahí, ya es bueno para mí.

–En el total de tus 36 shows, calculan que juntarás más de 264 mil personas en esta visita. Ni vos lo podés creer, ¿no?
–Yo trato de no entender. En este momento no estoy consciente de lo que está pasando. Creo que si tomo conciencia de la magnitud, no salgo de la cama. En cambio, así, lo puedo disfrutar.

–A la madre de tus hijos la conociste en la Argentina. ¿Te darías en estas tierras una chance más, otra oportunidad?
–Desde ya... Nunca medí la belleza de un país por las mujeres que salen en sus revistas, sino por las que encuentras en una esquina esperando el colectivo. Y de ésas, aquí hay montones…

–Si seguís encerrado en tu cuarto, te va a costar conocerla…
–Ya lo creo… Será una asignatura que dejaré pendiente para cuando vuelva secretamente a disfrutar de las maravillas de esta ciudad.

Siete mil argentinas suspiran por él cada noche. Arjona confía que no estuvo con ninguna mujer desde que llegó a Buenos Aires y que le gustaría, si no fuese tan popular, poder prenderse en la movida de la ciudad.

Siete mil argentinas suspiran por él cada noche. Arjona confía que no estuvo con ninguna mujer desde que llegó a Buenos Aires y que le gustaría, si no fuese tan popular, poder prenderse en la movida de la ciudad.

“<i>Este trabajo te da un aura extraña. Yo no tenía levante, me costaba muchísimo seducir a las mujeres. Pero bastaba que me pusiera a rascar la criolla para que ellas se fijaran en mí. Lo poco que gané, lo gané gracias a mi guitarra</i>”

Este trabajo te da un aura extraña. Yo no tenía levante, me costaba muchísimo seducir a las mujeres. Pero bastaba que me pusiera a rascar la criolla para que ellas se fijaran en mí. Lo poco que gané, lo gané gracias a mi guitarra

“<i>Hace tiempo que no hago caso a las críticas. Pero debo reconocer que soy bastante tonto: al final del día, me llevo a la almohada los peores comentarios, jamás los mejores… De todas formas, valoro más las caras de mis fans del Luna Park que cualquier frase experta</i>”

Hace tiempo que no hago caso a las críticas. Pero debo reconocer que soy bastante tonto: al final del día, me llevo a la almohada los peores comentarios, jamás los mejores… De todas formas, valoro más las caras de mis fans del Luna Park que cualquier frase experta

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